Unión para el Mediterráneo
La Unión para el Mediterráneo es la más joven de las estructuras políticas de la región. Reúne toda la Unión Europea con prácticamente todos los estados ribereños del Mediterráneo y algunos cercanos a este mar: un total de 43 países, 28 de ellos miembros de la UE. Además, la Liga Árabe cuenta como organismo asociado y sus delegados participan en todas las reuniones.
La sede central se halla en Barcelona, y el secretario general es el diplomático marroquí Fathallah Sijilmassi, en el cargo desde 2012. El primero en desempeñar la función fue el diplomático jordano Ahmed Masadeh (2010-2011) y el segundo, el marroquí Youssef Amrani (2011-2012).
Los antecedentes de la iniciativa se encuentran en la Conferencia de Barcelona de 1995, que juntó a los representantes de los entonces 15 miembros de la Unión Europea con los de cinco países candidatos y 9 estados ribereños, entre ellos Israel, Siria y la Autoridad Palestina. Esta fecha marca el inicio del Proceso de Barcelona, también llamada Asociación Euromediterránea, una propuesta de estrechar las relaciones políticas, económicas y culturales entre ambas orillas.
Pese al amplio respaldo que obtuvo la iniciativa, no llevó a resultados concretos y no incidió en la resolución de los conflictos armados de la región. Constituye, eso sí, un marco para concluir acuerdos bilaterales entre la Unión Europea y los estados en la ribera sur del Mediterráneo que son miembros del proceso.
La décima conferencia anual, celebrada en 2005 en Barcelona, incluía representantes de 37 países, pero muy pocos jefes de estado y no llevó a resultados concretos. Durante su campaña electoral en 2007, el candidato presidencial francés Nicolas Sarkozy propuso crear una Unión Mediterránea que inicialmente iba a incluir 16 estados ribereños, entre ellos varios miembros de la Unión Europea.
La idea fue aceptada con entusiasmo por Marruecos y Túnez, pero con recelo por Turquía, que lo consideraba como un sucedáneo de su acceso a la Unión Europea. Alemania, por su parte, se opuso rotundamente a un organismo que incluyera sólo los miembros mediterráneos de la UE, algo que interpretaba como un intento de Francia de recuperar su hegemonía en la ribera sur.
En 2008 se acordó que toda la Unión Europea iba a formar parte de la iniciativa, que este proceso no afectaría al posible ingreso de Turquía en la UE y que el nombre del organismo sería «Unión para el Mediterráneo» en lugar de «Unión Mediterránea».
Desde 2011, la Unión se centra en seis áreas prioritarias: la descontaminación del Mar Mediterráneo, la planificación de carreteras y rutas de navegación, la protección civil, las energías alternativas, como la solar, los planes de estudio universitarios y de investigación (mediante la Universidad Euromediterránea) y la Iniciativa de Negocios Mediterráneos.