Opinión

Jesucristo no está en olor de santidad

Ali Amar
Ali Amar
· 6 minutos

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Los conservadores, encabezados por los islamistas, se han batido para que el islam siga siendo la referencia absoluta en la nueva Constitución marroquí. El rey los ha escuchado, en detrimento de los defensores de un Estado laico.

El Partido Justicia y Desarrollo (PJD), que reivindica un islamismo moderado, había advertido que votaría contra la nueva Constitución, si la ley fundamental llegase a dictaminar la libertad religiosa. Una libertad que atentaría, según ellos, “a la identidad islámica del país”. Su líder, Abdelilah Benkirane, había dado el pistoletazo de salida al proclamar a los cuatro vientos su oposición feroz a toda referencia a la libertad de culto y de religión en el proyecto de reforma de la Constitución, presentada por Mohamed VI.

La nueva Constitución vincula la fe a la familia y las leyes religiosas organizan la vida social

“Marruecos es un país musulmán con sus propias leyes. En Francia han prohibido llevar el velo integral, en nombre de la ley. Somos totalmente capaces de votar contra esa nueva Constitución”, había amenazado el secretario general del PJD, principal formación política de la oposición en el Parlamento.

Unos rumores persistentes afirmaban que la futura Constitución marroquí estipularía que “el islam seguirá siendo la religión del Estado, pero la libertad religiosa está garantizada por la ley”. Finalmente, el refrito investido solemnemente por Mohamed VI, que será sometido a referéndum el 1 de julio, conservará la noción del “libre ejercicio del culto”, ya previsto por la Constitución actual, y que vincula la fe a la ascendencia familiar. En resumen, seguirán siendo las leyes religiosas las que organizan la vida social.

La prueba: los islamistas —moderados o radicales— son más que nunca la tercera voz de las revoluciones árabes. Una voz que demasiado a menudo propugna encerrarse en su identidad y, peor, excomulgar los defensores de un Estado laico, único garante de las libertades individuales y la igualdad entre hombres y mujeres.

«Esa gente quiere comer durante el ramadán.. y probablemente proclamar también la libertad sexual»

“Los laicos quieren difundir el vicio entre los que tienen fe; quieren a partir de ahora, los ciudadanos puedan proclamar el pecado. Los que quieran comer durante el ramadán ¡que lo hagan en sus casas! ¿Acaso eso se lo hemos reprochado alguna vez? Pero esa gente quiere hacer un picnic para comer durante el ramadán ¿y por qué? Para que los hijos de ustedes los vean y se atrevan a violar las leyes de Dios. Y probablemente quieran —al menos según lo que hemos entendido— proclamar también la libertad sexual. Quieren que la desviación sexual [la homosexualidad] que, cierto, siempre ha existido, se difunda y se proclama públicamente. Esto lo rechazamos en el PJD. El que lleve dentro tales inmundicias, que se esconda, porque como nos muestre su cara le aplicaremos los castigos de Dios”, tronó Benkirane durante un mítin de las juventudes de su partido, en un momento en el que partidos políticos, sindicatos y ONGs llevaban a cabo arduas negociaciones con la comisión de expertos instaurada por el rey para definir el alcance de la reforma constitucional.

Hay que recordar que los “castigos de Dios” que evoca Benkirane en lengua árabe (“hudud alá”) hacen referencia a un concepto teológico concreto, el de los castigos corporales: la pena de muerte para la apostasía, la lapidación para los fornicadores, como ha resaltado en un comunicado en Facebook el Movimiento Alternativo de Libertades Individuales (Mali), abanderado de las reivindicaciones políticas y sociales para limitar la religión a la esfera privada.

“Discriminación, anatema, homofobia, rechazo del Otro y de la ciudadanía: ¿qué diferencia hay entre el discurso de Benkirane y su partido, el PJD, y el salafismo más beligerante? Al hacer apología de los tribunales de la charia, Benkirane no sólo desvela las ambiciones, de todas formas intuidas, del partido retrógrado y oscurantista que dirige, sino que colma de oprobios el Estado marroquí, que gusta de definirse como tolerante y moderado. Lleva a cabo una caza de brujas contra los militantes laicos, pacíficos y humanistas del Movimiento Mali, a la vez que abre la vía a discursos igual de degradantes y peligrosos que el de Benkirane”, se rebela Mali, cuyos miembros fundadores, muy activos en el Movimiento 20 de Febrero, piden el boicot del referéndum.

Los ultramonarquistas, remunerados para reventar las manifestaciones, defienden un poder teocrático

“Pedimos el boicot de este proyecto de Constitución, que rechazamos en el fondo y en la forma” señala un comunicado en la página de Facebook del movimiento, que cuenta con más de 60.000 miembros. Una posición que le ha expuesto a los abucheos públicos por parte de los ultramonarquistas, a menudo remunerados por los agentes de la autoridad (como muestra un reportaje de RTBF, la televisión belga) para reventar las manifestaciones. Estos defienden tercamente un poder teocrático representado por la figura tutelar del rey, comendador de los creyentes, para que la elección confesional de los marroquíes se yugule en la cuna, es decir que todos nacerán necesariamente como musulmanes y lo seguirán siendo… excepto si son judíos.

Llama a Jesucristo

Es precisamente el tema de la apostasía y la “desviación sexual”, mucho mñas que los poderes del rey, lo que exalta a los defensors del Trono para cortar de raíz toda protesta contra el proyecto de la nueva Constitución.
Numerosos vídeos colgados en Youtube muestran a jóvenes armados con machetes —a la manera de los jóvenes patriotas marfileños de Charles Blé Goudé, a favor de Gbagbo—reclutados y remunerados por las fuerzas del orden, que les entregan retratos de Mohamed VI y banderas para organizar contramanifestaciones y pedir el Sí en el referéndum.

Estos jóvenes, de los que la mayoría son desheredados, incluso delincuentes notorios, cantan eslóganes de odio, racistas y antisemitas al enfrentarse a los militantes del Movimiento 20 de Febrero. A Oussama El Khlifi, una de las figuras más destacadas del movimiento rebelde, casi le linchan en el centro de Rabat, al grito de “¡Muerte al apóstata!”, “¡El pueblo exige la cabeza del traidor!”, “¡Sionista, judío, secuaz de Israel!” “¡Llama ahora a Jesucristo, tu salvador!” “¡Queremos escucharte decir: viva el rey Mohamed VI, nuestro único soberano!”