Dos veces refugiados

por Laura León
Hombres de Ghana se calientan alrededor de un fuego en Ras Ajdir.Inmigrantes subsaharianos escapados de Libia esperan en Ras Ajdir su repatriación.Un inmigrante subsahariano que ha huido de Libia, refugiado en Ras Ajdir.Un hombre de Ghana que trabajaba en Libia acaba de llegar a Túnez.Trabajadores inmigrantes en el campamento de Ras Ajdir, tras huir de Libia.Hombres de Ghana, escapados de Libia, esperan el autobús que los devolverá a su país.Un inmigrante se lava en Ras Ajdir.Inmigrantes subsaharianos protestan en el campamento de Ras Ajdir.Un hombre de Camerún, que ha trabajado en Libia, protesta: Un hombre de Bangladesh, que ha trabajado en Libia, se resguarda en el campamento de Ras Ajdir.Hombres de Bangladesh hacen cola para iniciar su viaje de repatriación.Trabajadores de Sudán esperan en el campo de Ras Ajdir tras huir de Libia.Hombres de Bangladesh se resguardan de la lluvia en el campamento de Ras Ajdir.Un hombre de Ghana espera al lado de su tienda, a la espera de ser repatriado.Carretera de Túnez.

La guerra en Libia ha terminado. La victoria se ha consumado; la paz está por ver. Pero lo que todavía está lejos del fin es el drama de los refugiados, el de esas personas que tuvieron que dejar todo atrás; casas, coches, empleos, hijos. Los cielos sin aviones ni bombas les permiten volver, pero nadie sabe cómo se encontrarán sus hogares, si habrá luz y agua y, ni mucho menos, trabajo.

Además, hay otros que, a pesar de que Gadafi haya sido destronado, aún no pueden volver a su país. Son los inmigrantes subsaharianos procedentes de Ghana, Nigeria o Senegal, entre otros lugares, que llegaron a Libia atraídos por la prosperidad económica que proporcionaba el negro subsuelo. Ahora sobre todos ellos cae inevitablemente la sombra de los pocos que han servido en las milicias mercenarias del ex coronel. Una peligrosa acusación que les margina dentro de la sociedad libia. Son los refugiados entre los refugiados.

Todos recalan en Ras Ajdir, un campamento de refugiados en Túnez, a escasa distancia de la frontera libia. Esperan la repatriación.

En Ras Ajdir, como en cualquier otro campo de desplazados, las tensiones se multiplican. Cualquier mínimo desajuste de organización se convierte en un problema de convivencia. Los nervios están más que a flor de piel. El sofocante calor de la frontera oeste de Libia no ayuda a sosegar los ánimos.

La nueva Libia, victoriosa y destrozada, vaciará poco a poco Ras Ajdir, pero desgraciadamente estas fotografías nunca perderán su vigencia. Servirán para mostrar el miedo, la violencia y la desconfianza de los desplazados, pero también la solidaridad, la delicadeza y la esperanza de los trabajadores y voluntarios que se pueden encontrar en cualquier campo de refugiados del mundo. Las dos vertientes del ser humano que chocan en los momentos más extremos.

Laura León (Sevilla, 1976) lleva una década trabajando de reportera fotográfica. Primero en Sevilla y, a partir de 2006, en Palestina, donde retrató el conflicto en Cisjordania y Gaza, colaborando con las agencias Associated Press y Polaris. Tras reportajes en países tan dispares como India, Senegal y Uzbekistán, ha vuelto a Sevilla, donde trabaja para los diarios New York Times e International Herald Tribune, pero sigue persiguiendo la rostros humanos al otro lado de las fronteras. Las fotos en el campamento de Ras Ajdir fueron tomados en marzo de 2011.

[Javier Pérez de la Cruz]