Opinión

Daphne e Itzik

Uri Avnery
Uri Avnery
· 10 minutos

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Suena a título de película romántica. “Daphne, Itzik y los demás”.

Empieza con una amistad entre dos jóvenes, él con los treinta recién cumplidos, ella con veintitantos. Entonces discuten, él se va, y ella se queda.

El público sabe exactamente qué esperar: que los dos se reúnan, se besen, se casen y caminen del brazo hacia el amanecer, con una suave melodía de fondo.

En cuanto a los actores, son perfectos. Los dos encajan perfectamente en sus respectivos papeles. El Casting Central de Hollywood no lo podría haber hecho mejor.

La historia comienza con Daphne Leef, editora de cortos, incapaz de alquilar un piso en Tel Aviv

Ella es una joven atractiva y lleva un sombrero de hombre que la identifica fácilmente. Él es un joven israelí, ligeramente atractivo y fácilmente reconocible por su nariz.

La historia comienza con Daphne Leef, editora de cortos, hija de un compositor, incapaz de alquilar un apartamento en Tel Aviv. Está harta. Anuncia en facebook que va a vivir en una tienda en Rothschild Boulevard y pregunta si alguien quiere unirse a ella.

Algunos se unen. Después algunos más. E incluso algunos más. En poco tiempo, hay más de cien tiendas en esa avenida, una de las más viejas de la ciudad, en una tranquila zona residencial. Las ciudades-tienda se han multiplicado por todo el país. Se ha creado un movimiento de masas. El pasado sábado, 350.000 personas se manifestaron en Tel Aviv, 450.000 por todo el país. Sería algo así como 18 millones en Estados Unidos, o tres millones en Alemania.

Poco después de que todo esto empezara, la Unión Nacional de Estudiantes Israelíes, dirigida por su presidente, Itzik Shmuli, se unió a la protesta. A Daphne e Itzik se les veía como los líderes, junto con algunos otros, a destacar Stav Shaffir, también fácilmente reconocible por su llameante melena roja (Stav significa otoño.)

A Daphne e Itzik se les veía como los líderes, junto a Stav Shaffir

Los medios les adoraban. Les acogieron con un fervor nunca visto. De alguna manera era bastante llamativo, ya que todos los medios son propiedad de los mismos magnates en contra de los cuales clamaban los manifestantes. La explicación puede ser que el periodista medio pertenece a la misma clase social que Daphne y los demás manifestantes: hombres y mujeres jóvenes de clase media que trabajan mucho y aun así no ganan lo suficiente para “llegar a final de mes”.

También los medios necesitan los “niveles de audiencia”: el público quiere ver y escuchar las protestas. Nadie puede permitirse ignorarlas, ni siquiera un magnate ansioso de beneficios.

Hace tres semanas, los primeros signos de una escisión empezaron a aparecer. Después de tratar la protesta con desdén, Binyamin Netanyahu vio el peligro e hizo lo que él y los políticos como él siempre hacen: designó una comisión para proponer “reformas”. No prometió poner en práctica sus recomendaciones, ni tampoco permitió a la comisión romper los límites del presupuesto de dos años del estado ya presentado por la Knesset.

Para algunos, esto era sólo una maniobra para ganar tiempo y dejar que el movimiento de protesta perdiera velocidad. Otros apuntaban al hecho de que la comisión estaba liderada por un profesor independiente de 61 años de buena reputación, Manuel Trajtenberg (nombre alemán escrito a la forma española) del que se podía esperar lo mejor dentro de los límites dictados. El mismo Netanyahu, a medio camino entre un piadoso reaganista y un devoto thatcherista, prometió cambiar totalmente su visión económica.

Daphne, Stav y otros se negaron a cooperar con la comisión de Trajtenberg; Itzik la apoyó

Así es como empezó la división. Daphne, Stav y muchos otros se negaron a cooperar con la comisión. Itzik la apoyó y se reunió con sus miembros. Daphne no estaba satisfecha con la limitada reforma que podía resultar de la comisión; Itzik estaba preparado para aceptar lo que se podía conseguir.

En realidad, la controversia no era inevitable. Daphne y sus colegas podían hacer lo que los sionistas han hecho siempre con gran éxito: en el momento que sea, coge lo que puedas y sigue para coger más.

Pero la división es más que un desacuerdo en las tácticas. Refleja una diferencia básica en la visión del mundo, la estrategia y el estilo.

Daphne es antisistema. No hace esto para crear pequeños cambios dentro del sistema existente. Aunque ella nació en el corazón de la clase acomodada, en la tranquila barriada de Rehavia, quiere derrocarlo y crear algo completamente nuevo.

Itzik quiere trabajar dentro del sistema. Habla del “nuevo israelí”, pero no queda muy claro qué tiene de nuevo.

Justo antes de la gran manifestación, se reveló un hecho terrible: Daphne no había hecho el servicio militar. Cuando se supo que el motivo era que sufría de epilepsia, se desenterró algo incluso más terrible: cuando tenía 17 años, había firmado una petición de los alumnos del instituto condenando la ocupación y negándose a hacer el servicio militar en los territorios ocupados, o incluso a hacerlo en absoluto. (Obviamente, estas revelaciones deben de haber venido de los archivos de los servicios secretos Shin Bet, o de uno de los centros neo-fascistas de “investigación” financiados por los multimillonarios judíos de extrema derecha.) Itzik, por supuesto, había cumplido su deber.

Antes de la gran manifestación se reveló que Daphne no había hecho el servicio militar

El hecho de que las masas se unieran a la protesta a pesar de estas revelaciones muestra que el antiguo lenguaje militar había perdido su esplendor. Daphne y sus seguidores mantienen ahora un discurso diferente.

Algunos creen que es básicamente un choque de sexos: hombres contra mujeres. El estilo de Daphne es suave, inclusivo, positivo, llega a todas las partes de la sociedad. El estilo de Itzik es mucho más exclusivo. Daphne y Stav nunca dicen “Yo”, prefiriendo siempre el “nosotros”. Itzik utiliza el “Yo” a placer. Sorprendió muchísimo cuando dijo en la manifestación: “Sois todos compañeros en mi lucha…”

El movimiento protesta está influenciado en gran medida por las mujeres. Las mujeres lo fundaron; ellas son sus principales portavoces. ¿Cambia esto su textura?

Algunos creen que la escisión es básicamente un choque de sexos: hombres contra mujeres

(Discutí sobre esto con una amiga feminista. Ella insistía en que no existe una diferencia esencial entre géneros, sino que las diferencias las ha creado la cultura. Niños y niñas son educados para seguir diferentes modelos de comportamiento desde que nacen. Yo creo que hay una diferencia biológica básica desde los primates e incluso antes. La naturaleza hizo que la mujer diera a luz y criara a los hijos, mientras que el hombre tenía que luchar y cazar para comer. Pero al final viene a ser lo mismo: el ser humano moderno tiene la capacidad de hacerse a sí mismo, por lo que podemos diseñar nuestra cultura acorde a nuestros deseos.)

Daphne parece que no tiene ego, ni ambiciones políticas. Casi todo el mundo cree que Itzik, por su parte, tiene los ojos puestos en un escaño en la Knesset, utilizando su nueva posición pública para unirse al Partido Laborista (o a otro), si no puede ganar el liderazgo del movimiento protesta y convertirlo en un partido con su imagen.

Lo último parece improbable. En la gran manifestación, su discurso fue bien recibido. Pero indudablemente fue Daphne quien de verdad llegó al corazón de las masas. Itkiz hablaba a la cabeza, Daphne al corazón.

Algo muy extraño, o tal vez no tan extraño, le ocurrió a los medios en esta ocasión. Las tres principales cadenas de televisión cubrían el evento en directo y en su totalidad. El discurso de Itzik se emitió por completo en los tres canales. Pero en mitad del discurso de Daphne, como si alguien hubiera dado la orden desde arriba, las tres cadenas cortaron el sonido y empezaron a emitir “comentarios” por parte de la misma cansada pandilla de portavoces del gobierno, “analistas” y “expertos”.

A partir de ese momento, casi todos los medios acentuaron el discurso de Itzik y le dieron menos importancia al de Daphne. Parece que los magnates han vuelto a tomar el control.

Desde el principio, los líderes de la protesta han insistido en que el movimiento no es “político”, ni de “izquierdas” ni de “derechas”. Únicamente tiene que ver con la justicia social, la solidaridad y el bienestar, no con asuntos de Estado como la paz, la ocupación y todo eso.

¿Cuánto tiempo se puede mantener esta postura?

Esta semana, el general Eyal Eisenberg, comandante del frente interno (uno de los cuatro comandos geográficos del ejército), dio un discurso en el que pronosticaba una “guerra general, una guerra total” entre Israel y el islamizado mundo árabe. En esta guerra se utilizarían armas de destrucción masiva.

Los líderes militares y políticos minimizaron inmediatamente este discurso, diciendo que no existe tal peligro en un futuro cercano. Pero las implicaciones eran claras: necesitan emplear grandes sumas de dinero en equipar Israel con defensas antimisiles “Cúpula de Hierro”, grandes sumas de dinero en comprar submarinos para nuestro brazo nuclear (pagado sólo parcialmente por los alemanes), y gastar cantidades incluso aún mayores para comprar los últimos cazas furtivos americanos. Miles y miles de millones de dólares encima del ya sustancioso presupuesto militar.

Israel se está aislando cada vez más. Justo antes de dejar el cargo, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, advirtió que Netanyahu estaba “poniendo en peligro a Israel”. La solicitud a Naciones Unidas para pedir el reconocimiento del estado de Palestina puede llevar a una grave crisis; el conflicto con Turquía se está volviendo cada día más peligroso; en Egipto y otros países árabes en pleno despertar, los sentimientos antiisraelíes están alcanzando cimas muy altas.

¿De verdad puede alguien pretender que todo esto no afecta a las oportunidades de crear un estado de bienestar? ¿Que la velocidad del movimiento protesta se puede mantener y aumentar bajo esta amenazante tormenta?

La siguiente fase llegará con las recomendaciones de la comisión Trajtenberg en pocas semanas.

¿Permitirán a Itzik cantar victoria y dar todo por concluido? ¿Confirmarán la predicción de Daphne ofreciendo las migajas de la mesa alrededor de la que los políticos y magnates se dan a la buena vida? ¿Extinguirán este histórico movimiento o le darán vida de nuevo?

¿Cómo continuará esta película? Ah, tendremos que esperar para verlo. No vamos a desvelar el final, ¿verdad? Suponiendo que lo sepamos.