Reportaje

El PKK y Turquía pelean en Europa

Daniel Iriarte
Daniel Iriarte
· 10 minutos
Jóvenes en el Newroz de Diyarbakir con un cartel de Abdullah Öcalan (Marzo 2011)  | © Ilya U. Topper / M'Sur
Jóvenes en el Newroz de Diyarbakir con un cartel de Abdullah Öcalan (Marzo 2011) | © Ilya U. Topper / M’Sur

Choques entre jóvenes kurdos enmascarados y turcos desfilando bajo la enseña roja nacional… pero en París. Una delegación kurda interrumpiendo durante unas horas el trabajo de un diario nacional para pedir una información más favorable… pero en Londres. Una sentada de protesta en una televisión… alemana. La lucha del PKK, la guerrilla kurda, se está llevando a Europa. Y Turquía está muy irritada: considera que Francia, Dinamarca o Bélgica pero sobre todo Alemania, son poco menos que la retaguardia de su archienemigo.

No es algo repentino. Aunque Partido de los Trabajadores del Kurdistán la guerrilla kurda es considerada un grupo terrorista por la Unión Europea desde 2002, regularmente Ankara reitera sus quejas a los gobiernos europeos. Algo que ha vuelto a hacer ahora, tras la escalada de violencia insurgente en el sureste del país que ha provocado más de un centenar de muertos a manos de la organización en el último mes. El ataque a varios puestos fronterizos en Çukurca, en la provincia de Hakkari, en el que murieron 24 soldados, ha dado lugar a un discurso mucho más tajante.

«Europa mira hacia otro lado, aunque el PKK dirige la mayor red de narcotráfico del continente»

“Los gobiernos europeos miran para otra parte cuando el PKK se financia en sus países. Saben que la organización dirige la mayor red de narcotráfico de Europa, pero no los persiguen tal y como creemos que deberían”, aseguró esta semana Egemen Bagis, ministro turco para asuntos europeos, en un encuentro con la prensa internacional.

Acciones en Europa

“No se ha extraditado jamás a un solo miembro del PKK desde Europa. Cuando lo solicitamos, se nos dice que los archivos se han perdido, que las traducciones están mal, siempre hay algún error burocrático. Pero si se trata de un asesino, un violador, un pequeño criminal común, entonces los archivos están perfectos. Mi gente ya no se traga esto”, indicó Bagis. “El PKK es el mismo fenómeno para mi nación que Al Qaeda para Estados Unidos y Europa”, remacha.

Las últimas actividades del movimiento nacionalista kurdo en Europa revelan la presencia de una activa red de activistas políticos, si bien no dicen nada sobre sus posibles implicaciones criminales.El 13 de septiembre, un grupo de varias decenas de activistas kurdos se congregaron ante el edificio del Consejo de Europa de Estrasburgo, rompieron una puerta acristalada y accedieron al vestíbulo. Enarbolaban retratos de Abdullah Öcalan, fundador del PKK y encarcelado desde 1999 en Turquía y condenado a cadena perpetua. Fueron desalojados por la policía.

El 30 de septiembre, 15 activistas kurdas entraron por la fuerza, pero sin causar daños, en la redacción del diario británico The Guardian en una acción que alguien tildó de “nota de prensa viviente”, pero se fueron tras una charla con el redactor jefe. Más conflictivo fue una operación similar en Alemania, donde una treintena de kurdos entraron sin permiso en la redacción de la emisora RTL en Colonia para pedir la emisión de una proclama a favor de la libertad de Öcalan. Al negarse los periodistas, los intrusos procedieron a una sentada, a la que la policía puso fin cinco horas más tarde, también sin violencia.

Pero la tensión ha ido en aumento: El 8 de octubre, el diario turco-francés Zaman ―sucursal de un periódico conservador muy cercano al gobierno turco― denunció que un grupo kurdo había “vandalizado” su redacción en París. El día 24, la agencia prokurda Firat  informó sobre “enfrentamientos entre grupos fascistas y manifestantes kurdos” en Berlín, Hagen, Hamburgo, Basilea, Amsterdam y Mulhouse, incluyendo agresiones contra asociaciones kurdas.

Sin embargo, el incidente de la plaza de la Bastilla en París, el 30, arroja ciertas dudas sobre esta versión: un vídeo con el logotipo de Azad News, una televisión que emite en internet con una marcada línea nacionalista kurda, muestra cómo una decena de adolescentes con pañuelos rojiverdeamarillas ―los colores kurdos―, algunos de ellos enmascarados y armados con palos, se lanzan sin agresión previa sobre una manifestación de un centenar de personas que se manifiestan en la plaza bajo las banderas rojas turcas. Los jóvenes propinan palizas a varios de sus adversarios desarmados antes de que son dispersados por la policía mediante botes de humo.

Lo cierto es que los ánimos están muy caldeados, y Turquía se siente fuerte. La semana pasada, numerosos analistas de la Bolsa de Estambul y otras instituciones financieras anunciaron un boicot a la agencia Reuters, a la que no concederán entrevistas ni facilitarán información a partir de ahora, puesto que ésta se refiere al PKK como una organización de “rebeldes separatistas” y no “terroristas”. La agencia responde que no usan este término para ningún grupo del mundo, tampoco para ETA ni para Al Qaeda.

“El PKK aparece todavía retratado en algunos medios europeos como una organización de “luchadores por la libertad”.Por favor, no se abstengan de llamarles terroristas”, pidió Bagis a los corresponsales extranjeros acreditados en Turquía. “Cuando no lo hacen, eso crea una imagen negativa de Europa en mi país, y hace mi trabajo [gestionar el proceso de integración en la UE] mucho más difícil”, señaló.

«El PKK recauda seis millones de euros anuales en Alemania»,  asegura Erdogán

La guerrilla kurda fue también protagonista de las conversaciones entre el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, y la canciller Angela Merkel, en la visita oficial de Erdogan a Alemania, el 2 de noviembre. El mandatario aseguró a la prensa germana que el PKK «recauda seis millones de euros» en Alemania, y que la guerra del grupo kurdo se financia prácticamente desde Berlín. Criticó también el apoyo de varias organizaciones alemanas a proyectos de desarrollo en municipios del sureste dirigidos por alcaldes del BDP, ya que éstos, según él, canalizarían el dinero hacia la guerrilla. Una acusación que ha también causado polémica en la propia Turquía.

¿Crímen organizado?

En el informe de Europol sobre Situación y Tendencias del Terrorismo en la UE en 2011 se lee que “el PKK/Kongra-Gel está activamente envuelto en tráfico de drogas y seres humanos, inmigración ilegal, duplicación de tarjetas de crédito, lavado de dinero y fraude, con el propósito de financiar operaciones de apoyo al terrorismo”. Kongra-Gel es el nombre de la organización kurda nacionalista, del que el PKK es apenas el brazo armado, mientras que otras redes se encargan de construir una especie de administración paralela en las zonas de gran mayoría kurda.

“El PKK/Kongra-Gel también recolecta dinero de sus miembros, utilizando etiquetas como ‘donaciones’ o ‘cuotas de pertenencia’, pero de hecho son extorsiones e imposiciones ilegales”, asegura la oficina de policía europea. “En marzo de 2010, una operación conjunta y simultánea contra el PKK/Kongra-Gel se llevó a cabo en Bélgica, Francia, Holanda y Turquía”, asegura el informe de Europol. “Se realizaron también algunas investigaciones en Italia, Rumania y Eslovaquia” sobre actividades de “reclutamiento, financiación, apoyo logístico, propaganda y campos de entrenamiento”.

Además, en abril del año pasado, el Departamento del Tesoro estadounidense designó a cinco líderes del Kongra-Gel [el nombre actual oficial del PKK] como “barones del narcotráfico”. Unas acusaciones que han sido firmemente negadas por uno de ellos, Remzi Kartal: “Ni Estados Unidos ni ningún otro país tiene pruebas algunas de que hayamos estado envueltos en narcotráfico. El PKK es un movimiento político ideológico que está en contra del envenenamiento de seres humanos”, dice, asegurando que esas acusaciones son “propaganda negra” del estado turco, muchos de cuyos funcionarios sí “han estado implicados en estas actividades”.

La práctica de extorsión, en cambio, está probada. Eso afirma la Justicia francesa, que condenó este miércoles 2 de noviembre a 17 activistas kurdos en París. Habían sido detenidos por primera vez en 2007, pero quedaron en libertad con cargos. En junio pasado fueron arrestados de nuevo y ahora les han caído a todos penas de entre 18 meses y seis años por “implicar a la fuerza a otras personas en la recogida de fondos para la organización”. Nedim Seven, tildado de “tesorero del PKK en Europa”, recibió cuatro años. El centro cultural kurdo Ahmed Kaya, sede del grupo, ha sido clausurado.

Turquía aceptó a Rasmussen como secretario de la OTAN a cambio del juicio a Roj TV

Pero si Francia ha golpeado, Dinamarca sigue siendo una línea de defensa del PKK: desde allí difunde sus programas Roj TV, una emisora con base en Dinamarca que apoya abiertamente a la guerrilla kurda. “El PKK tiene un canal de televisión emitiendo desde un país no sólo de la Unión Europea, sino miembro de la OTAN. Esto es inaceptable”, asegura Bagis.

Alemania prohibió las emisiones en 2008, pero las volvió a permitir tras una sentencia favorable el 29 de octubre pasado. Dinamarca ha iniciado un juicio, pero sólo tras años de insistencias y, aparentemente, un chanchullo político de calibre internacional. Por lo que se desprende de un cable de Wikileaks hizo falta que Barack Obama, recién instalado en la Casa Blanca, se pusiera en contacto con Erdogan, para sugerirle un trato: usted retira su veto al nuevo secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, ex primer ministro danés, y le prometo que Dinamarca llevará a juicio a Roj TV. En el cable ― 10ANKARA302, fechado el 25 de febrero de 2010―, un alto cargo turco se queja al embajador estadounidense que Copenhague aún no ha cumplido su parte del trato.

La televisión del PKK

La fiscalía danesa abrió diligencias contra Roj TV en agosto de 2010 pero sin arrancar con el juicio, aunque el propio ministro de Justicia, Lars Barfoed, declaró que apoyaba la iniciativa de sentar en el banquillo a “quienes promueven el terrorismo”. Se congelaron los fondos de la emisora ―44.000 euros― pero un juzgado anuló la orden en octubre. El 15 de agosto pasado se abrió el juicio, bajo la acusación de “glorificar el terrorismo”, con agitación en la calle: unos 50 kurdos protestaron contra lo que consideran un juicio político. Entre ellos, tres parlamentarios del partido prokurdo turco BDP: para los kurdos de Turquía, Roj TV es una causa nacional.

Para Erdogan es casi algo personal: en noviembre de 2005, viajó a Dinamarca y, al sentarse en la preceptiva rueda de prensa junto a su homólogo y anfitrión, Anders Fogh Rasmussen, descubrió en la sala a un reportero de Roj TV. Exigió que se le echara. Rasmussen se negó, con una referencia a la libertad de prensa como condición para ingresar en la Unión Europea. Erdogan se enfadó y abandonó la sala. Cuatro años después, en marzo de 2009, a Erdogan hubo que pedirle el visto bueno a que ese mismo Rasmussen dirigiera la OTAN. Y el político turco se sirvió frío el plato de la venganza.

El juicio puede ir para largo. Aún no ha sido llamado a declarar Manouchehr Zonoozi, exdirector de Roj TV despedido en 2008, que el año pasado denunció a la prensa danesa estrechos vínculos financieros entre el PKK y la emisora. Ha asegurado haber sido testigo personalmente de cómo la guerrilla transfería 16 millones de euros a la televisión. Hoy vive bajo nombre falso, protegido por los servicios secretos daneses.