No habrá armas para la oposición siria

Daniel Iriarte
Daniel Iriarte
· 10 minutos
Manifestantes a favor de Asad en Estambul (Abr 2012) | © Ilya U. Topper
Manifestantes a favor de Asad en Estambul (Abr 2012) | © Ilya U. Topper

Estambul | Abril 2012 Con Ilya U. Topper

“¡Animales, animales!», grita la veintena de seguidores del presidente sirio Bashar Asad que se concentra en la puerta del Centro de Congresos de Estambul, para protestar contra la conferencia del llamado ‘Grupo de Amigos del Pueblo Sirio’.

Pocos metros más allá se manifiesta otro grupo de opositores, también pequeño, a los que van dirigidos los improperios de los primeros. Uno de ellos se desmarca y corre hacia los ‘asadistas’, insultándolos y tratando de golpearles. Estos reaccionan con gestos obscenos y agresivos. “¡Cómete la bandera, bastardo!”, le espeta uno de ellos. Al final, los antidisturbios acaban dispersándolos con un ‘spray’ de gases lacrimógenos y una breve carga policial.

Mal comienzo para una cumbre que concluyó con el propósito de poner en marcha una solución política para Siria basada en el diálogo. No era esto lo que esperaba la oposición. Burhan Ghalioun, presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS), pidió el reconocimiento diplomático de su grupo, que aspira a representar la oposición a Asad. También, que la comunidad internacional apoye a los insurgentes del Ejército Sirio Libre (ESL), la guerrilla compuesta sobre todo por desertores de las Fuerzas Armadas sirias.

No habrá zonas de exclusión aérea por ahora

No lo consiguió. Las conclusiones no recogen la opción de zonas desmilitarizadas o de exclusión aérea. Y ésa fue la exigencia, largamente esperada desde un ambiguo anuncio de Ghaliun el día antes, en una rueda de prensa convocada con urgencia – en uno de los mejores hoteles de Estambul, como es habitual en los encuentros del CNS – aunque durante la conferencia la resumió en una única frase al final de un discurso sobre el sufrimiento del pueblo: “Sí: queremos ayuda humanitaria urgente; sí: queremos zonas seguras donde se puedan refugiar los civiles; sí: queremos que estas zonas las controle el Ejército Sirio Libre; sí: queremos que éste reciba todo el apoyo posible para defender a los civiles».

Acuerdo de mínimos

El texto de las conclusiones es más cauteloso. Pero Ghaliun ya había avanzado el día anterior que iba a ser difícil poner de acuerdo a tantos países. Al final acudieron representantes de 83 Estados. Estados Unidos, Liga Árabe, numerosos países europeos… Hubo más de 40 ministros de Exteriores. Eso sí, faltaban los grandes valedores de Siria. Rusia y China, quienes vetaron la anterior resolución contra Damasco en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, renunciaron a presentarse. Irán no fue invitado.

Catherine Ashton, responsable de Exteriores de la UE, no vino por “problemas de agenda”… o bien para protestar porque Turquía no invitó a Chipre, como cree el diario turco Today’s Zaman. Y tampoco vino Kofi Annan, ex secretario general de la ONU, y enviado especial de este organismo y de la Liga Árabe para resolver el conflicto sirio.

Pero el nombre de Annan era el más escuchado en los pocos discursos que la Conferencia fue filtrando hacia la sala en la que aguardaban, aislados de las delegaciones, centenares de periodistas. En realidad, todo ha quedado aplazado hasta “después de lo que diga Annan”: el lunes, el diplomático ghanés presentaba ante el Consejo de Seguridad de la ONU un balance de su iniciativa de paz, teóricamente aceptada por Asad, aunque no puesta en práctica.

«No quiero juzgar de antemano: primero quiero escuchar lo que diga Annan mañana, es un experimentado mediador» señaló la ministra de Exteriores estadounidense, Hillary Clinton, en una rueda de prensa al terminar la conferencia. Pero dio ya por hecho que no habría cambios y se imponía ya la conclusión de que «Asad ha decidido añadir este caso a su larga lista de promesas rotas». «Si Asad continúa como ahora, si no aplica el alto el fuego, si no retira las tropas de las ciudades… entonces es inverosímil que vaya a ceder nunca, porque es una señal de que intenta suprimir toda oposición», aseguró. La Conferencia reconoce al Consejo Nacional Sirio como «un representante legítimo de todos los sirios»

Mientras tanto, palabras duras sin medidas concretas. Tal vez el único paso llamativo fue el reconocimiento del Consejo Nacional Sirio como interlocutor principal, pese a que pocos días antes, en su congreso del 26-27 de marzo, este organismo había hecho gala de debilidad, desunión y, finalmente, una clara fractura interna.

En la cita, la enésima de este tipo celebrada en Estambul desde que el CNS se fundó en Antalya en mayo de 2011, se cayeron algunos de los cimientos del organismo compuesto, inicialmente, por 310 miembros: el prestigioso abogado Haitham Maleh hizo pública su salida de este ‘Parlamento’ provisional, como un mes antes lo había hecho uno de sus cofundadores, Ammar Qurabi. También una gran parte de representantes kurdos abandonaron el CNS al no ver reflejadas sus exigencias de autonomía. Parecía cumplirse lo que activistas de calle, partidarios de la lucha guerrillera contra Asad y disidentes internos susurraban desde enero: “El Consejo está acabado”.

«El Consejo está acabado», aseguran los críticos de la plataforma opositora

Pero la Conferencia de Amigos de Siria le ha dado nuevas alas: en las conclusiones, de cuatro densos folios, reconoce al CNS como «un representante legítimo de todos los sirios», como «la organización paraguas que aglutina a los grupos de oposición sirios» y como «el interlocutor principal de la oposición con la comunidad internacional». Una frase que su presidente Burhan Ghalioun, un académico sirio exiliado en París, interpreta como un respaldo rotundo a esta agrupación.

«Representante del pueblo sirio»… ¿único?

«Se ha reconocido al CNS como un representante legítimo del pueblo sirio; esto significa que el régimen sirio ya no se considera legítimo a partir del día de hoy y que el pueblo tiene derecho a derrocar este régimen ilegítimo», aseguró Ghaliun en la última rueda de prensa de una exhaustiva jornada. También resaltó como positivo que se había reconocido «el legítimo derecho a la defensa propia del pueblo sirio», pese a que tal formulación no se encuentra en las conclusiones. En realidad, únicamente el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, había anunciado que «nadie podrá negar» este derecho si Asad no cede «y el Consejo de Seguridad de la ONU no asume su responsabilidad».

Lo que sí hay es un escueto pero expreso «apoyo a las medidas legítimas que tome la población siria para protegerse», formulación que se puede interpretar como un respaldo a la lucha armada, si bien no incluye la palabra ‘defensa’. Pero Ghalioun no se cansa de subrayar que el Ejército Sirio Libre “no hace más que defender a los civiles” , no ataca y dado que únicamente combate con armas ligeras no se le puede considerar siquiera un ejército, expresó el día antes.

Un encargado de comunicación del CNS, Mouayad Chozlan, matiza este punto: atacar un convoy militar que se dirija a un pueblo desarmado forma parte de esta estrategia de defensa, admite. “Pretendemos defender a los civiles, no llevar a cabo una guerra”, reitera. Y cree que es urgente dar cobertura internacional a estas acciones armadas, porque de otro modo, pueden desbordarse y adquirir una dinámica propia: “En cualquier momento podemos perder el control”, advierte, dibujando un oscuro panorama de tráfico de armas, llegada de combatientes extranjeros, participación de militantes islamistas… Para evitarlo, insiste, es necesario dar apoyo internacional a la fuerza guerrillera, por ahora compuesta por sirios y sin ideología religiosa dominante.

La Conferencia no lo prevé. Únicamente incluye un llamamiento a los miembros de las fuerzas de seguridad sirias para que «no obedezcan órdenes ilegítimas», en una clara invitación a desertar, una petición para cortar el acceso del régimen sirio a armamento y finalmente un compromiso para «trabajar en medidas adicionales apropiadas para proteger a la población siria».

«Medidas para proteger a la población siria», eufemismo para financiar a la guerrilla

Aparentemente, a esta última frase se acogerán algunos Estados para financiar la guerrilla. Según explicó Molhem Drobi, miembro de los Hermanos Musulmanes residente en Canadá, al diario New York Times, había promesas de hacer llegar 75 millones de euros en salarios para los guerrilleros, y 375.000 ya habrían llegado. No explicó desde dónde, pero el diario asegura que los mayores financiadores de la oposición a Asad son Qatar, Emiratos y Arabia Saudí.

Equipamiento «no letal»

Hillary Clinton, por su parte, se comprometió a enviar equipos de comunicación a los activistas en Siria para ayudarles a documentar la represión y hacer llegar esta información al exterior, un punto recogido en las Conclusiones. Otro punto del documento promete hacer llegar de forma urgente ayuda humanitaria al pueblo sirio, con independencia de las negociaciones políticas, un aspecto que Ahmet Davutoglu, el ministro de Exteriores turco, expresó de forma algo más rotunda.

«Esta ayuda será coordinada por el grupo Amigos de Siria en coordinación con Naciones Unidas y emplearemos todas las vías posibles para enviarla; esperaremos a lo que diga mañana Kofi Annan y después utilizaremos todas las alternativas, repito: todas las alternativas para ayudar al pueblo sirio», declaró Davutoglu en la primera de las tres ruedas de prensa de la Conferencia.

Pero nada de guerra. “Proponemos una solución política, por principio, y porque siempre es mejor que otras opciones» basadas en actos militares, y porque una intervención «en un país tan complejo y un Estado al mismo tiempo tan sólido como es Siria tiene muchas complicaciones», pondera Gonzalo de Benito, secretario de Estado de Asuntos Exteriores, y representante de España en la conferencia.

Esta solución política «requiere empezar negociando con las autoridades sirias, pero también supone una transición, y lógicamente debe terminar con la salida de Asad del poder”, asegura el diplomático. Añadió, al igual que había hecho Davutoglu en su intervención, que Damasco debe acatar el plan de Annan en un plazo breve, “y hablamos más bien de días, no semanas”. De lo contrario, la cuestión siria será enviada de nuevo al Consejo de Seguridad de la ONU.

Todo es esperar, pues. Y aparentemente, los Amigos de Siria, un grupo formado el 24 de febrero en la conferencia de Túnez, no esperan otra cosa, porque el propio documento de las Conclusiones prevé una próxima reunión en Francia, aunque no le pone fecha.

El lunes por la tarde, Annan informaría de que Asad ha aceptado finalmente el 10 de abril como fecha límite para implementar el plan de paz. ¿Han hecho efecto los discursos de Estambul? La espera continúa.