Opinión

Tú también, Angela

Stelios Kouloglou
Stelios Kouloglou
· 4 minutos

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La traición de Andonis Samaras a la «madrina» – término con el que el homónimo best seller alemán se refiere a la canciller alemana – completa el aislamiento internacional sin precedentes históricos del primer ministro de un país de la Unión Europea. Ni siquiera Papandreou, cuando en 2011 viajó a Cannes para disculparse ante ‘Merkozi’ por el referéndum que habia puesto en marcha, estaba en una posición tan difícil en el tablero mundial. Porque él adujo al menos que quería que el pueblo decidiera y que además habia informado implícitamente a los dos líderes de sus intenciones.

En este caso, Merkel se ha apresurado a aclarar que el único responsable del cierre de la radiotelevisión pública griega (ERT) es el “ahijado” Andonis Samaras. Al mismo tiempo permite que el candidato del  Partido Socialdemócrata de Alemania, Peer Steinbrück, con él que probablemente formará una coalición a partir de septiembre, ponga la lápida definitiva a Samaras, diciendo que «el cierre de la ERT es una amenaza a la democracia».

En Berlin quieren evitar que el gobierno griego imite al húngaro y se alíe con la extrema derecha

En Berlín y otras capitales europeas quieren evitar que el sistema de poder de Samaras se transforme en un régimen similar al de Viktor Orban, el primer ministro húngaro que empezó con una ideología de centroderecha, pero que gobierna hoy en coalición con el partido de ultraderecha Jobbik (un partido similar a Amanecer Dorado, que ha recogido el 17% de los votos en las últimas elecciones griegas), e incluso respalda totalmente la actitud antisemita, xenófoba y pronazi de esta formación.

En Hungría, Orban ha evitado los movimientos torpes, como el cierre de la radiotelevisión pública, pero el Parlamento ha aprobado una ley de prensa muy estricta, que entre otras cosas requiere que los periodistas que trabajan en los medios de comunicación públicos muestren obligatoriamente la «identidad nacional húngara» en sus reportajes. Además, el ministro del Interior pidió formalmente la lista de los judios que viven en Hungría, un acto que ha provocado la indignación mundial. Sin embargo, Orban ignora las advertencias de Bruselas y del Partido Popular Europeo al que pertenece, al igual que Merkel.

El problema es que, a diferencia del Gobierno húngaro que tiene que implementar un programa de ajustes del FMI ligero en relación con el griego y además no pertenece a la zona euro, el Gobierno griego de Samaras no tiene margenes de maniobra ni autonomía ante Bruselas y Berlín.

O bien Samaras vuelve a abrir la Radiotelevisión pública o cae el Gobierno

A esto se añade la condena unánime por parte de los paises extranjeros, la intervención histórica del presidente de la República el 14 de junio y la posición constantemente negativa de los partidos Pasok y Dimar no sólo respecto al cierre de la ERT sino también acerca de las diferentes opciones para reformar la televisión pública, que fueron propuestas por el partido Nueva Democracia, cuando vio que la situación se ponía más difícil.

Finalmente, la opinión contraria al cierre de ERT entre la gran mayoría del pueblo, como lo refleja la encuesta de Vprc-Tvxs realizada el 14 y el 15 de junio, y por último el apoyo espontáneo y masivo a los empleados de la ERT que continuúa en toda Grecia han llevado al equipo de Samaras a una situación dura.

Puede que con el cierre de la ERT, el error del FMI y el fiasco de Gazprom se hayan olvidado, pero la táctica de «cambiar la agenda política» se convirtió en un efecto boomerang. La mejor manera de escape para Samaras es «facilitar» que el Consejo de Estado congele el cierre de la ERT hasta que el Parlamento decida sobre el asunto en un acto legislativo.

Ciertamente, la guerra de la ERT va a costar mucho al grupo de Samaras y al primer ministro en persona. Mientras tanto, hablarán de nuevo y urgentemente acerca del problema de despedir, hasta el final del mes, a 2.000 trabajadores públicos, como lo pide la troika. Pero con su arrogancia desmesurada, su autoritarismo y los malos cálculos han creado una situación en la que no hay otra solución. O vuelven a abrir la ERT o cae el gobierno.