Opinión

Con pechos y dientes

Issandr El Amrani
Issandr El Amrani
· 5 minutos

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Igual a usted se le escapó, pero el 4 de abril era el Día Internacional de la Yihad en Topless. Así lo anunció Femen, el grupo radical feminista que nació en Ucrania y que organizó la jornada en solidaridad con Amina Tyler, una mujer de 19 años de Túnez que en marzo desató un huracán en Túnez al publicar en las redes sociales dos fotos de ella misma en topless. En una de ellas mira a la cámara, con ambas manos levantadas en actitud desafiante, con los dedos corazón levantados y con una frase escrita en el torso que maldice a «vuestra moral». En la otra se lee: «Mi cuerpo me pertenece a mí y no es la causa del honor de nadie».

El mensaje de Tyler llegó alto y claro. Algunas mujeres pronto publicaron en internet sus propias fotos en topless. Luego, Tyler recibió amenazas de muerte y unos dirigentes islamistas dijeron que merecía ser azotada o incluso lapidada. Se escapó de casa pero su primo la encontró, le dio una paliza y después fue supuestamente encerrada por su familia en una institución psiquiátrica. Al tiempo volvió a aparecer en una entrevista en la emisora francesa Canal +, donde se le veía bajo el efecto de fuertes sedantes, pero aún lúcida y desafiante… y con muchas ganas de abandonar Túnez.

La cuestión ante el exhibicionismo político de Femen no es si es correcto sino si es eficaz

Los portavoces conservadores árabes lamentan este tipo de provocaciones como algo ajeno a la cultura local. Pero incluso algunos árabes de ideas liberales, horrorizados con lo que le ha pasado a Tyler, tienen sus reservas sobre la táctica que ella emplea. El debate sobre este exhibicionismo político, en otras palabras, no es únicamente – o no es principalmente- sobre si es correcto hacerlo, sino sobre si es eficaz.

Femen ha promocionado con tanta vehemencia el desnudarse en público que da la impresión de que la causa es la desnudez, y no las circunstancias difíciles a las que se enfrentan las mujeres en las sociedades conservadoras. El grupo desafía el rol de la religión en la sociedad, así en bloque, pero sobre todo en espacios donde no es tan arriesgado adoptar esa posición. La gran mayoría de las feministas árabes, en cambio, no están en contra de la religión: están en contra de las interpretaciones ultraconservadoras de las doctrinas religiosas y las leyes represoras.

A veces, las campañas de Femen también han rozado la islamofobia. En su entrevista televisiva, Tyler condenó a las manifestantes de Femen que el Día Internacional de la Yihad en Topless en París quemaron una bandera con una inscripción islámica. Dijo que este acto no ayudó a su causa.

El desnudo de Aliaa al-Mahdy en Egipto en 2011 se presentaba como pieza de arte sobre la libertad

Hay maneras mejoras de tratar el tema. En Egipto, en octubre de 2011, Aliaa al-Mahdy publicó en su blog varias fotografías de ella desnuda bajo la categoría «Arte desnudo». La furia que se desató la forzó a huir de Egipto; ahora vive en Suecia y respalda a Femen como activista). Pero este acto – del que podemos decir que inició la tendencia de jóvenes mujeres árabes a posar en topless para rebelarse contra los códigos morales de sus sociedades – se enmarcó dentro de la categoría de arte, y como una pieza artística que trata el arte y la libertad de expresión.

Mahdy denunció la creciente presión por parte de las islamistas para prohibir el desnudo en los planes de estudio de las academias de arte en Egipto y otros países. «Juzgad a las modelos que trabajaban en la Facultad de Bellas Artes a inicios de los años 70, esconded todos los libros de arte y destrozad las estatuas arqueológicas desnudas», escribió como subtítulo a su autorretrato.

Varios grandes artistas árabes llevan más de un siglo pintando desnudos y la tendencia se incrementa

Su argumento tenía varias capas: En un primer aspecto, Mahdy rechazaba lo que consideraba unas normas sociales opresoras; en otro nivel estaba sugiriendo que el mundo árabe podría ser diferente de lo que es, porque ya lo ha sido. Los islamistas llevan mucho tiempo denunciando el desnudo en el arte árabe como resultado de una perniciosa occidentalización. En realidad, Gazbia Sirry, Abdel Hadi al Gazzar y otros grandes artistas árabes llevan más de un siglo pintando desnudos, y sus trabajos se exponen de forma rutinaria en los museos y las galerías de arte de la región.

Es más: como apunta Catherine Cornet, una periodista cultural e investigadora del arte árabe, en los últimos 30 años ha habido un nítido incremento en la representación del desnudo… es decir, durante el mismo tiempo en el que ha crecido la influencia política islamista. Entender esta tendencia quizás sorprendente, y comprenderla como un desafío sutil a las normas culturales conservadoras contribuirá más al avance de la igualdad de sexos en el mundo árabe que las tácticas de choque de Femen.