Reportaje

Oposición entre la oposición

Karlos Zurutuza
Karlos Zurutuza
· 11 minutos
Patrulla de milicianos kurdos en el norte de Siria | © Karlos Zurutuza
Patrulla de milicianos kurdos en el norte de Siria | © Karlos Zurutuza

Kurdistán sirio | Octubre 2013

«Me movilicé desde el principio de la revolución pero, a los pocos días, la policía kurda me obligó a quitar la bandera del balcón». Nezgin Kerman se refiere a la enseña elegida por la oposición árabe -verde, blanca y negra con tres estrellas rojas-. La sigue luciendo en un pendiente en su lóbulo derecho; el izquierdo lo ocupa la bandera de los kurdos de Iraq.

«El PYD -Partido de la Unión Democrática-, el dominante entre los kurdos de Siria, es todopoderoso: gestiona la Policía, las Fuerzas Armadas, la Administración… Creo que Rojava (así se refieren los kurdos de siria a la región que habitan) se parece cada día más al régimen de Bashar Asad que tanto han criticado», se queja esta veinteañera, que forma parte del movimiento «Hijos e hijas de la revolución». Es otro más de entre la miríada de colectivos juveniles surgidos al calor del levantamiento en 2011.

La neutralidad por la que apostaron inicialmente los kurdos en Siria tiene muchos matices

Aparentemente, la neutralidad por la que apostaron los kurdos al inicio de las revueltas en Siria tiene muchos más matices de los esperados. La principal coalición es la del PYD, una agrupación que asegura compartir la agenda del PKK, la guerrilla kurda de Turquía, pero otra parte importante de los kurdos cierra filas en formaciones afines a los partidos kurdos de Iraq. La mayoría de ellos reivindica la memoria de Mustafa Barzani, líder histórico entre los kurdos del sur así como la participación directa en Rojava de su hijo Masud, líder del Partido Democrático de Kurdistán (PDK) y presidente de Kurdistán autónomo iraquí.

Sozan Harmush, otra «hija de la revolución», suscribe el discurso de su compañera y incluso alega haber sufrido registros y amenazas de la policía kurda. «Les dije abiertamente que estaban cometiendo muchos errores y que no me gustaba cómo hacían las cosas», recuerda Harmush, para quien la revolución «parece haberse detenido en Kurdistán». El fundador del PKK, Abdullah Öcalan, dice, es un referente para los kurdos de Turquía, «pero Barzani lo es para todos los kurdos del mundo».

División interna

A sus 32 años, Monder Iskan es uno de los presos políticos más conocidos en toda Siria. Pasó más de cuatro años en prisión -fue liberado hace ocho meses- por fundar el TCK (Movimiento Juvenil Kurdo), sin duda uno de los más activos y mejor organizados entre los kurdos de Siria. Si bien valora como «eficaz» la labor del PYD a la hora de gobernar en tiempos de guerra, se siente desengañado con los representantes políticos en general.

«Los movimientos juveniles se están quedando a la sombra de partidos que no representan a la sociedad», denuncia Iskan, a la vez que lamenta que la división interna entre los kurdos de Siria es «una de las mayores amenazas para su supervivencia».

El espectro político de los kurdos sirios abarca una treintena de partidos

Por el momento, el complejo espectro político de los kurdos de Siria pasa por una treintena de formaciones de entre las que destacan el PYD, seguido de los once partidos agrupados en el llamado Consejo Nacional Kurdo (CNK), fundado bajo los auspicios del propio Barzani en Erbil. El CNK cuenta con representaciones en prácticamente todas las localidades significativas del Kurdistán sirio. Abdul Karim Omar es su máximo representante en Derbesiye, una localidad a 40 kilómetros al oeste de Qamishli, la capital de ‘Rojava’.

«Barzani nos ha ayudado mucho pero sin imposición de ningún tipo, y adoptando siempre un actitud conciliadora», asegura este miembro de la rama siria del PDK. «Es el PYD el que sigue sin hablar con el resto de los partidos», afirma.

Lo cierto es que el PYD ha denunciado en más de una ocasión el bloqueo al que somete Barzani a Rojava, manteniendo cerrada desde la pasada primavera una frontera que hacía las veces de auténtico «cordón umbilical» para una región rodeada de turcos y árabes hostiles.

Karim Omar aporta otra versión: «El PYD cobra aranceles por los pasos fronterizos que controla y no desvela cuál es el destino de todo ese dinero», explica.

«Barzani cerró la frontera por diferencias insalvables con el PYD, como la negativa de este último a que Erbil mande sus 6.000 soldados reclutados entre los kurdos de Siria para ayudar en la lucha contra los islamistas». Se refiere a una unidad formada en su mayoría por desertores kurdos del Ejército sirio, un contingente cuya constitución fue inicialmente bien recibida en Rojava, pero que hoy muchos ven como una fuerza de choque a las órdenes del propio Barzani. Lejos de ayudar en la defensa del territorio, serviría para obtener el control sobre el mismo, temen.

«No necesitamos ayuda exterior», asegura el portavoz de la milicia kurda YPG

Redur Khalil, portavoz del YPG (siglas en kurdo para las Unidades de Protección Popular, el contingente armado del PYD y el principal de Rojava) renuncia a hacer ningún tipo de valoración al respecto y transmite que los kurdos de Siria ya cuentan con un Ejército que está demostrando ser capaz de defender el territorio. «No necesitamos ninguna ayuda del exterior», matiza tajante este antiguo guerrillero del PKK.

Con los pies en la tierra

Hasta 2011, los kurdos de Siria constituían una excepción dentro de su pueblo: a diferencia de sus hermanos en Turquía, Iraq e Irán, nunca habían tomado las armas contra el Gobierno. Así lo recuerda Jordi Tejel, experto en conflictos de minorías en Oriente Medio, en su libro en su libro «Syria’s Kurds» (Routledge, 2009). Ahora también cuentan con sus milicias, las YPG, y aunque no se han enfrentado a las tropas de Asad, ya constituyen un factor militar.

Otro paso de enorme importancia fue la unión del PYD y el resto de los principales partidos kurdos de Siria -los agrupados en el CNK- en el llamado Consejo Supremo Kurdo. Establecido en Erbil julio de 2012, el CSK es hoy la máxima autoridad en Rojava. Las disputas internas entre sus integrantes siguen siendo patentes pero la existencia de un enemigo común constituye un poderoso elemento cohesivo.

En cualquier caso, ni siquiera dicha unión fue capaz de evitar que la localidad de Serekaniye se convirtiera en un pueblo fantasma. Tras perder su casa en el fuego cruzado entre las tropas de Asad y la oposición árabe, Khalid Mus vive en Derbesiye desde el pasado noviembre.

«El YPG no me dejó unirme a ellos para luchar contra Al Qaeda porque no pertenecía a ninguna de las organizaciones periféricas del PYD», lamenta este hombre de 37 años para quien Masud Barzani es «el líder kurdo más cualificado».

Las diferencias en el Consejo Supremo Kurdo se dejan de lado ante el enemigo común

No obstante, Mus traza una distinción entre los llamados «apoçi» y los guerrilleros del PKK. «Los primeros rinden un culto casi mesiánico a Apo -sobrenombre de Abdullah Öcalan – y es una gente que no debemos confundir con los combatientes del PKK, que son considerados como auténticos partisanos por los kurdos de las cuatro partes», matiza.

Hay que remontarse hasta 1977 para entender la alianza entre Siria y el maquis kurdo de Turquía. Aquel año, Ankara anunció la construcción de un vasto sistema de presas en el sureste, que según Damasco habría hecho perder a Siria un 40% del caudal del Éufrates. La respuesta de Hafez Asad -padre y antecesor del actual presidente de Siria- fue invitar a docenas de movimientos de liberación. Ese mismo año, un grupo de estudiantes de la Universidad de Ankara fundó el PKK y su líder, Abdullah Öcalan, se trasladó a Damasco y, de ahí al valle de la Bekaa en Líbano, también bajo control sirio. Según estimaciones del propio movimiento, un 20% de sus combatientes eran de origen sirio, aunque el único enemigo era Turquía.

Ya en 2008, desde la clandestinidad, Salih Muslim, hoy copresidente del PYD, aseguraba compartir la estrategia del PKK, a diferencia del resto de los partidos kurdos de Siria -también prohibidos-, quienes no olvidaban el apoyo que el régimen de Asad había dado al PKK en el pasado.

Mus se muestra convencido de que «ni Gobierno ni oposición árabe reconocerán los derechos de los kurdos», pero tampoco alberga dudas en torno a un supuesto pacto entre el PYD y Asad al principio de la revolución.

Representantes del primer partido entre los kurdos de Siria han negado reiteradas veces la existencia de ningún acuerdo. Sea como fuere, Mus lo valora como la «única opción posible».

«Nos guste o no, el PYD trabaja con los pies en la tierra; era o eso o ser barridos del mapa por la aviación del régimen», explica. Y no es esa la única muestra de su pragmatismo.

«A Al Qaeda le da igual si somos del PYD, del CNK, del PDKS… Ellos solo ven kurdos a los que hay que exterminar», subraya este desplazado por la guerra. «Tenemos que aceptar que, si hoy podemos mantener este debate político es gracias al PYD».

«El PYD y Asad van de la mano en Rojava»

Ibrahim Biro · Secretario general de Yekiti

Ibrahim Biro, secretario general de | © Karlos Zurutuza
Ibrahim Biro, secretario general del partido kurdo Yekiti | © Karlos Zurutuza

El Partido de la Unión Kurda de Siria, más conocido como Yekiti, es una de las formaciones kurdas más críticas con el PYD. Reivindica ser el primer partido en manifestarse contra el régimen de Damasco, ya en 2002, y cuenta con cientos de miembros arrestados, muchos de ellos torturados por el régimen.

¿Cuál es su visión del futuro?
Apostamos por una solución política a la yemení: Asad se va y se diseña una transición hacia un Gobierno democrático. Después lucharemos por un modelo de Estado federal para contar con una región autónoma similar a la de los kurdos de Iraq.

¿Cuáles son sus demandas más urgentes hacia el PYD?
Que abandone el unipartidismo y se integre en el resto de formaciones kurdas. Es imprescindible que se sume al Consejo Nacional Sirio –principal organismo de la oposición con base en Estambul– como ya lo ha hecho el Consejo Nacional Kurdo, al que pertenecemos desde 2011.

¿Por qué cree usted que no lo hace?
El PYD busca ser el partido dominante en Rojava y ha pactado con Asad para conseguirlo. Ambos van de la mano, los puedes ver trabajar juntos en la calle, a escasos metros unos de otros, pero sin molestarse entre ellos. Esta alianza nos trae muchísimos problemas tanto económicos como también políticos porque hoy tenemos a todo el mundo en contra: el Ejército Libre de Siria (ELS), el régimen de Damasco, Al Qaeda…

Ustedes han apoyado abiertamente al ELS. ¿No ha atacado también a los kurdos?
Apoyamos al ELS cuando lucha contra el régimen pero no cuando combate contra los kurdos. De hecho, el ELS ayuda al régimen cuando se enfrenta a los kurdos en Rojava.

Damasco nunca ha reconocido los derechos de los kurdos. Pero ¿acaso lo ha hecho la oposición árabe?
Es cierto que su reacción todavía está siendo muy tímida. Nosotros estamos insistiendo en asuntos tan básicos como que la nueva Siria ha de llamarse «República Siria», y no «República Árabe Siria».

Por su parte, el PYD les reprocha no combatir en la defensa de Rojava.
Las formaciones no vinculadas con el PYD estamos excluidas, solo permiten hacerlo a aquellos que les son afines políticamente. Las YPG solo defienden los intereses del PYD.

¿Qué opinión le merece el Frente Kurdo, Yabhat al Akrad, unidad kurda dentro de las filas del ELS?
Yabhat al Akrad empezó luchando junto al ELS pero ahora va de la mano con el YPG, ya no hay diferencia entre ambos.

¿Apoyaría una intervención internacional para derrocar al Gobierno de Asad?
No la descartaría, siempre y cuando se hayan agotado antes todas las vías políticas. Creo que éstas son mucho más efectivas que la militar, y que pueden incluso acabar con la amenaza de Al Qaeda.