Entrevista

Salih Muslim

«La solución en Siria está sobre el terreno, y no en Ginebra»

Karlos Zurutuza
Karlos Zurutuza
· 9 minutos
Salih Muslim (Donostia, Marzo 2014) |  © Karlos Zurutuza
Salih Muslim (Donostia, Marzo 2014) | © Karlos Zurutuza

Sendas recepciones en los parlamentos vasco y navarro y reuniones con agentes políticos y sociales han copado la agenda de Salih Muslim (Kobani, 1951) durante la semana anterior. A pesar de todo, la cara más visible de los kurdos de Siria, copresidente del Partido de la Unión Democrática (PYD), junto a Asia Abdulá, pudo hacer un hueco a M’Sur.

La gira del Muslim se inscribe en la apuesta de los kurdos sirios por afianzar la autonomía de Rojava (o Kurdistán Occidental), nombre que reciben las regiones del norte de Siria, habitadas mayoritariamente por kurdos, un colectivo que según las estimaciones suma alrededor de 3 millones en un Estado, de 22 millones de habitantes, que se declara «árabe» y nunca ha permitido la enseñanza del kurdo.

La declaración formal de la autonomía, en enero pasado, no fue bien recibida en la vecina Turquía, ni tampoco fue reconocido por las autoridades del vecino Kurdistán iraquí, que goza del mismo estatus.

Ustedes insisten en ser la «tercera vía» en el conflicto sirio pero no han sido invitados a las conversaciones de paz en Ginebra. ¿Por qué?

La razón principal es la mentalidad que rechazó la existencia del pueblo kurdo en el siglo XX y lo sigue haciendo en el XXI. Y no hablamos de que no nos hemos sentado físicamente en la mesa sino que ni siquiera la cuestión kurda en Siria está entre los puntos a discutir. Cualquier cambio en el estatus de los kurdos afectará a todo Oriente Medio, lo que supone un obstáculo para los intereses de potencias regionales e internacionales. Por desgracia, no es nuevo para nosotros. Fuimos víctimas de unas fronteras trazadas en los años 20 que obedecían a intereses ajenos; la retirada de los franceses en 1946 nos dejó en manos de la oligarquía del partido Baath, que reivindicaba a la árabe como única nación en Siria. Era un régimen empecinado en un discurso monolítico que llamaba a la guerra con Israel, pero que negaba la libertad y la democracia a los kurdos, y a los sirios en su totalidad.

«La apuesta de los invitados a Ginebra es por la confrontación armada, no por el diálogo»

Ya que lo menciona, ¿cuál es el papel de Israel en todo esto?

Tel Aviv se siente cómoda ante el caos en Siria. No se involucra ni abierta ni directamente, pero mueve su piezas bajo la mesa constantemente.

A pesar de su ausencia en Ginebra, ¿qué opciones hay de que Ginebra consiga desbloquear un conflicto que ha entrado en su tercer año?

El levantamiento legítimo de 2011 se convirtió en una lucha de poder en manos de potencias extranjeras. Nada cambiará mientras los kurdos, y el pueblo sirio en su conjunto, no estén representados en Ginebra. Tenemos al régimen, respaldado por Irán y Rusia frente a un conjunto de individuos que sólo luchan por su propio interés o por el de Qatar, Arabia Saudí, Turquía, EE UU, Francia, Reino Unido… La de aquellos invitados a Ginebra es una apuesta por la confrontación armada, y en ningún caso por el diálogo.

¿Y quién les apoya a ustedes?

Hemos tocado todas las puertas. Algunos nos han escuchado pero muchos ni siquiera nos han recibido. La Comunidad Internacional debe entender que la nuestra es la única alternativa democrática en Siria. Además, en Siria no llegamos a los cuatro millones de individuos pero el resto de los kurdos están muy pendientes de lo que allí pase. Así, tener a los kurdos de Siria de aliados significa también contar con el apoyo de un pueblo de 40 millones de individuos. Por el momento, son únicamente nuestros hermanos los que nos apoyan moral, política y logísticamente.

«Tras liberar nuestro territorio de las fuerzas del régimen en 2012 fuimos atacados por salafistas»

Habla usted su modelo democrático: ¿Podría dibujar las líneas generales de sus recién establecidas autonomía y Constitución?

Tras liberar nuestro territorio de las fuerzas del régimen en junio de 2012 fuimos atacados por grupos salafistas. Las prioridades han sido la protección de nuestro pueblo así como atender a sus demandas, por lo que hemos creado un comité de 35 organizaciones, la mayoría de ellas partidos políticos, y una asamblea de 28 personas que se encargan de la toma de decisiones. Una ha sido dividir nuestro territorio en tres cantones: Afrin, Kobani y Yazira; otra, conducir las primeras elecciones generales en un plazo de cuatro meses. Además, somos muy conscientes de la diversidad de Rojava, por lo que hemos reconocido las lenguas kurda, árabe y asiria como cooficiales en Yazira. Asimismo, tenemos cuotas de representación para las diferentes nacionalidades así como para la participación equitativa de hombres y mujeres entre toda la administración kurda de Siria. El nuestro un proyecto integrador a favor del pueblo y no va dirigido contra nadie, ni siquiera contra Ginebra. En realidad, la nuestra es la prueba más evidente de que la solución en Siria está sobre el terreno, y no en Ginebra o en cualquier otro lugar.

¿Sería su proyecto extensible al resto de Siria?

Formamos únicamente el 15% de la población por lo que no podemos decidir por el otro 85%. En cualquier caso, sería sin duda beneficioso para el resto del país, así como para todo Oriente Medio pero haría falta un cambio radical de mentalidad dado que nuestra Constitución es, con mucho, la más progresista y avanzada de toda la región.

Qamishlo, la capital de Rojava, sigue estando parcialmente bajo control de Damasco. ¿Es ello un obstáculo hacia sus aspiraciones?

El control total es posible pero hace falta tiempo. El aeropuerto y el centro de la ciudad siguen estando controlados por el régimen, que cuenta con el apoyo incondicional de una tribu árabe muy poderosa. Por todo ello estamos transfiriendo nuestra administración a la vecina ciudad de Amuda, que será la capital provisional del cantón de Yazira hasta que consigamos el control total de Qamishlo.

«El régimen no nos ataca porque sabe que no estamos respaldados por Qatar, Arabia Saudí o Turquía»

Para muchos es precisamente ese aparente poder compartido en Qamishlo la prueba más clara de su supuesta alianza con Damasco.

Es una situación muy delicada y tratamos de evitar una guerra árabo-kurda. Quiero subrayar que el YPG (siglas kurdas para “Comités de Defensa Populares”) no ha disparado una sola bala fuera de Rojava porque está en una posición de autodefensa. En segundo lugar, no buscamos romper con Siria sino que intentamos vivir todos juntos. El régimen no nos ataca porque sabe que no estamos luchando respaldados por Qatar, Arabia Saudí o Turquía, sino que, precisamente, combatimos contra los salafistas, y sin ninguna ayuda desde el exterior. Por último, quiero recordar que nosotros nos levantamos contra el régimen ya en el año 2004, y en Qamishlo. Así, 2011 no es el principio de un levantamiento sino más bien una continuación de nuestra lucha por un sistema democrático.

Varios agentes kurdos en Siria aseguran sentirse apartados de ese proyecto que usted define como “común”. Algunos han denunciado haber sido rechazados en la YPG por sus ideas políticas.

En Rojava contamos con tres entidades que calificamos de «organizaciones nacionales»: el YPG, la Policía o Asayish y el sistema judicial, y todo el mundo puede unirse a cualquiera de ellos. En el caso de la YPG hay incluso árabes, kurdos y asirios en sus filas, Por supuesto, todos ellos tienen que ser físicamente capaces de desempeñar su labor. Además, nadie daría a un ladrón la oportunidad de unirse a la Policía, o a un criminal para ser miembro de un tribunal.

Los kurdos en los barrios de Alepo de Sheij Maqsud y Ashrafía se enfrentan a continuos bombardeos de la aviación de Damasco, algo que no ocurre en las zonas bajo su control. ¿Cómo lo explica?

Esos barrios que usted menciona son, a menudo, refugio para salafistas. El régimen busca eliminarlos desde el aire, provocando a menudo una matanza de civiles. Nosotros insistimos en evitar los enfrentamientos en ciudades para evitar la matanza de inocentes. Esa es otra de las razones por la cual no hay enfrentamientos en Qamishlo.

«Erdogan no es consciente de que una solución a la cuestión kurda es su única alternativa de rescatarse»

El cantón de Yazira alberga algunas de las mayores reservas de crudo de todo el país. ¿Siguen operativos los pozos? ¿Sigue llegando el petróleo hasta Banyas?

La producción está bloqueada desde hace meses y lo poco que se extrae es para consumo local. Hablamos de cifras prácticamente anecdóticas.

Hace unos meses, las fuerzas kurdas se hicieron con un puesto fronterizo con Iraq, cerca de la zona de Mosul. ¿Ayuda esto a sobrellevar el embargo al que les somete el Gobierno Regional Kurdo de Iraq?

Una delegación del cantón de Yazira viajó a Bagdad donde se reunieron los funcionarios locales. Bagdad se mostró dispuesto a abrir el tráfico pero recibe presiones muy fuertes dado que Damasco exige desplegar sus tropas en la zona y enarbolar su bandera en dicho puesto, algo a lo que nos negamos. Por el momento, el puesto fronterizo de Til Kocer está abierto para la ayuda humanitaria y algunos de los nuestros pueden cruzar gracias a nuestro acuerdo con Bagdad.

Una solución entre Ankara y los kurdos en Turquía sería beneficiosa para ustedes. ¿Cómo ve el supuesto proceso de paz entre ambas partes?

Ankara apenas ha dado ningún paso significativo hacia la paz y el país atraviesa una fuerte fractura política. [El primer ministro turco Recep Tayyip] Erdogan ha de ser valiente pero se retrasa. No es consciente de que una solución a la cuestión kurda es, en realidad, su única alternativa de rescatarse a sí mismo.