Claveles de Abril

por Rafael Marchante
Un manifestante en Lisboa, el 25 de Abril de 2012 | ©  REUTERS / Rafael MarchanteProtesta contra el gobierno, el 25 de Abril de 2011 en Lisboa | ©  REUTERS / Rafael MarchanteManifestación por una política de izquierdas, el 25 de Abril 2011 en Lisboa | ©  REUTERS / Rafael MarchanteGritos contra el IMF en el 25 de Abril de 2011, Lisboa | ©  REUTERS / Rafael MarchanteCelebración del 25 de Abril en Lisboa (2012) | ©  REUTERS / Rafael MarchanteSimbólico entierro de la Revolución de los Claveles |  ©  REUTERS / Rafael Marchante

 

Adiós, 25 de Abril

La República se dispone a celebrar sus 40 años. Pero ya queda apenas el envoltorio, los pétalos rojos de los claveles que coloreaban las plazas de Lisboa aquel 25 de abril de 1974. El contenido se ha ido perdiendo. Porque aquella revolución, aquel golpe militar al que se le honra con el nombre de revolución, no sólo marcó el paso de la dictadura a la democracia. También proclamaba un nuevo orden social más justo.

Es esta justicia social la que se ha perdido en los últimos años en Portugal. Un proceso que se certificó con la firma del rescate en 2011: el gobierno socialista, momentos antes de dimitar y convocar elecciones anticipadas, entregó la soberanía económica del país a los mercados financieros, personificados en la Troika de Bruselas. Desde entonces imperan los recortes.

Y desde entonces, quienes salen a la calle el 25 de abril con claveles rojos en los puños, ya no sólo celebran el aniversario de una revolución que les devolvió los derechos civiles. También piden otra revolución, una que les devuelva los derechos sociales de los que disfrutaron durante 37 años.

Hay quien piensa que todo se ha acabado. La dictadura ha vuelto en forma de prima de riesgo. La revolución está enterrada. A los claveles ya sólo cabe darles un digno funeral. Adiós, 25 de Abril.

[Ilya U. Topper]