Opinión

Emiratos busca su identidad

Sultan Al-Qassemi
Sultan Al-Qassemi
· 6 minutos

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Sharjah | Septiembre 2015

Mucho se ha escrito en los últimos años sobre la construcción de una identidad de Emiratos Árabes Unidos. Después de todo, éste es un país árabe de la península que comparte una parte importante de su cultura y de su tradición con los Estados vecinos. La reciente intervención de Emiratos en Yemen influirá significativamente en la forma en que otras naciones – y sus propios ciudadanos – perciben el papel que Emiratos Árabes Unidos juega en la región.

El pasado marzo, a raíz de una petición del gobierno de Yemen (reconocido por la comunidad internacional), una coalición de Estados árabes liderada por Arabia Saudí emprendió una guerra contra la milicia de los rebeldes huthíes, que está apoyada por Irán y se ha aliado con fuerzas leales al presidente anterior, Ali Abdullah Saleh. Esta petición se produjo tras la toma de la capital yemení por parte de los huthíes en septiembre de 2014, lo que alentó a un importante legislador iraní a declarar Saná como la cuarta capital árabe que caía en la esfera de influencia iraní (después de Bagdad, Beirut y Damasco). Los milicianos huthíes autorizaron que los aviones iraníes aterrizaran en la capital, con el aparente fin de transportar a cooperantes y suministros médicos.

Tras expulsar las milicias huthíes del sur de Yemen, las fuerzas de Emiratos lanzaron una operación de desminado

Los rebeldes han llevado a cabo ejecuciones extrajudiciales, han disparado »indiscriminadamente» a civiles yemeníes y, según una estimación, han colocado más de 150.000 minas. Por otra parte, los ataques aéreos de las fuerzas de la coalición árabe dirigidos a las milicias huthíes han causado un gran número de muertes civiles (43 en un día el mes pasado). En total, ya se han producido más de 2.000 muertes civiles en este conflicto. Probablemente, este número aumentará debido a las minas que las milicias huthíes han colocado.

Tras la expulsión de las milicias huthíes de las provincias del sur, las fuerzas de Emiratos Árabes Unidos en Yemen lanzaron una operación para quitar minas en esta parte del país (Emiratos Árabes Unidos tiene experiencia en la eliminación de minas. Tras la retirada de Líbano de las fuerzas de ocupación israelíes en 2002, se lanzó una operación de un coste de 50 millones de dólares con el objeto de desminar el sur del país).

Al alba del viernes, cinco de septiembre, las milicias huthíes, armadas por Irán, emboscaron un campamento emiratí y mataron a 52 soldados (el mayor número de bajas desde que la nación se fundó en 1971). La emboscada, calificada como »el momento Pearl Harbor de Emiratos Árabes Unidos», supuso una perdida sin precedentes para una joven nación que había participado en misiones anteriormente, como la liberación de Kuwait en 1991 y el mantenimiento de la paz en Afganistán y Kosovo.

Emiratos Árabes Unidos declaró tres días de luto oficial, pero en realidad el periodo de luto duró mucho más, ya que la repatriación y el entierro de los cuerpos seguía pendiente. El príncipe heredero de Abu Dabi, el jeque Mohammed Bin Zayed, se esforzó por visitar a todas las familias que perdieron a un hijo, a un padre, a un hermano o a un marido. Los ciudadanos acudieron corriendo a donar sangre para las docenas de heridos. Las celebraciones y la música se interrumpieron durante días. Un estado de ánimo sombrío impregnó el país.

Pero conforme los emiratíes se iban recuperando del impacto inicial tras las muertes de sus compatriotas en la emboscada de Yemen, el duelo colectivo fue transformándose lentamente en solidaridad colectiva. Incluso antes de la guerra contra las milicias huthíes, los emiratíes habían empezado a identificarse mucho los unos con los otros tras la introducción del servicio militar obligatorio en 2014. Personas que venían de entornos privilegiados conocieron a ciudadanos de partes más pobres del país. Emiratíes de grupos étnicos diferentes, como baluchis, ajamíes, africanos y árabes (muchos de origen yemení) suníes y chiíes, trabajaron codo con codo y establecieron vínculos personales que hace sólo un año no existían.

La guerra quizás lleve a la madurez política de los ciudadanos de Emiratos, hasta ahora aislados de las crisis

La periodista emiratí Ayesha Almazroui observó: »En términos políticos, el concepto de caídos en combate juega un papel importante a la hora de construir la identidad nacional». A pesar de la perdida de miembros familiares, los emiratíes han hecho piña para honrar a sus hijos caídos. Aquí, los sentimientos de dolor y pena se fusionaron con sentimientos de orgullo, unidad, conmemoración e incluso una sensación de celebración.

Hasta aquel oscuro viernes, muchos emiratíes veían la operación contra los huthíes como una simple decisión gubernamental. Ahora, ven la guerra como una experiencia crucial llena de dificultades y peligros, con el fin de evitar un peligro aún mayor en el futuro: el control de un Estado árabe de la península por parte de Irán. Los emiratíes quieren ver cómo se pone fin a esta guerra cuanto antes con el menor número posible de daños y víctimas civiles.

Esta guerra puede tener una repercusión no intencionada que quizás conlleve la gestación de la madurez política de los ciudadanos de Emiratos Árabes Unidos, a los que durante décadas una vida cómoda en casa los ha aislado de las crisis políticas de la región. Hace un año, cuando los milicianos huthíes iban avanzando hacia la capital, la mayoría de los emiratíes permanecían ajenos al conflicto, sin saber que pocos meses después, sus propios hijos estarían luchando contra ellos. Hoy, con los emiratíes conmemorando a sus soldados caídos, es más probable que presten mucha más atención a los desarrollos políticos de la región, en especial el comportamiento hegemónico de Irán.

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