Opinión

Love is in the air

Aïcha Zaïmi Sakhri
Aïcha Zaïmi Sakhri
· 5 minutos

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Febrero de 2016. Desde hace 20 años, la prensa femenina marroquí dedica este mes al amor. Nuestra revista Illi no infringe esta “regla”.

Pero, ¿cómo abordar un tema de apariencia insustancial cuando todo va mal a nuestro alrededor? ¿Cómo seguir amando cuando todo parece derrumbarse? Sobre todo, ¿cómo no caer en el odio y en el desprecio hacia aquellos que le han quitado la vida a Leila Alaoui y a numerosos inocentes; hacia aquellos y aquellas que cometen injusticias impunemente en nuestro país; hacia aquellos que le roban la infancia a nuestros pequeños y sólo reciben una condena irrisoria; hacia aquellos que, precisamente, odian el amor, que lo condenan, que quieren recluirlo y que lo meten en la cárcel si se produce de manera consensuada entre personas adultas mayores de edad, libres y solteras?

Sí, es difícil amar en el mundo de hoy en día. Es más fácil dejarse llevar por el odio, por la maldad. ¿La prueba? Los comentarios en las redes sociales. Con frecuencia, los internautas crítican mucho más de lo que alaban. ¡Si el botón de “no me gusta” existiera dejaría al de “me gusta” por los suelos!

Mi generación creía en el amor con A mayúscula, en el príncipe azul ataviado con virtudes

Sí, en este contexto es difícil seguir creyendo en el amor. Y, sin embargo, ¡la gente se enamora todos los días! Algunas personas quieren encontrarlo, conocerlo y vivirlo. Para mi generación, hablar del tema resultaba más sencillo, más fácil. Creían en el amor con una A mayúscula, en el príncipe azul ataviado con todas las virtudes… tenían fe en el amor eterno, en el “te quiero” constante y en el matrimonio, que ensalzaría este magnífico sentimiento. Hoy miro a mi alrededor y tengo la impresión de que este sentimiento ha pasado un poco de moda, incluso que es agua pasada. Abundan las relaciones rápidas de usar y tirar en las que no damos nada pero lo queremos todo, en las que consumimos sin límites…

He preguntado a las jóvenes lectoras de Illi más cercanas qué piensan ellas de todo esto: “El amor escasea, pero es eso lo que lo convierte en algo tan preciado”; “Sí, cuando se trata de amor, el lenguaje es común y los obstáculos desaparecen”; “Encontrar el amor es importante, pero más difícil en un mundo cada vez más virtual”; “El amor es fundamental para construir una relación y sí, tiene que ser recíproco”…

Si para las mujeres de la generación anterior a la nuestra no había amor sin pruebas de amor (entiéndase “pruebas materiales”), para las jóvenes de hoy, demostrar su amor es tener el valor de comprometerse, de ser paciente e indulgente.

También hemos conocido a hombres que nos han hablado abiertamente de este sentimiento que te sacude por dentro. Para ellos el amor también es importante. Encontrarlo y cuidarlo comienza a ser tan esencial como encontrar trabajo. Y suele ser verdad, “a veces los hombres son más sensibles que las mujeres. Pensar lo contrario es un mito”. En una sociedad donde el amor no tiene prácticamente cabida ni valor, hemos creído conveniente restituir este sentimiento tan… ¡moderno!

El amor en Marruecos todavía se ve como una relación de poder de cara al futuro matrimonio

¿Moderno el amor? ¡Sin duda! La elección amorosa requiere de libre albedrío, de autoafirmación, de valor y voluntad. La modernidad, incluida la amorosa, es no dejar nunca que nadie decida sobre tu propio destino, sobre tus elecciones y, por lo tanto, sobre tu vida. Ese debería ser el objetivo de cada individuo. Nuestra educación tradicional no incluye esto en su programa. Todo lo contrario. La vida de cada uno está trazada, predefinida en función de normas prácticamente inamovibles como la honorabilidad, la bendición de la familia y la asignación de un papel muy específico para cada uno. Ahora bien, este esquema ya no funciona realmente, a causa del gran abismo que hay entre esta educación tradicional y nuestra condición de urbanitas, que hace que seamos cada vez más individualistas.

El amor, en nuestro país, todavía suele entenderse como una relación de poder que debe establecerse de cara al futuro matrimonio. Por eso todas nosotras hemos escuchado la frasecita materna que destila prudencia: “Está bien que haya amor, pero no es lo esencial. Si hay amor es mejor que el otro esté más enamorado, es más fácil, más cómodo”. Ahora bien, estaréis de acuerdo con que la definición del amor es esencialmente dar en primer lugar, para, evidentemente, recibir después. Pero nos inculcan, supuestamente por nuestro bien, justo lo contrario.

¡Necesitamos más amor! Para luchar contra la atmósfera melancólica y contra la injusticia en todas sus formas: jurídica, política, social y, sobre todo, económica. Necesitamos amarnos también un poco más, amar más al otro. Amar a Dios, pero también al prójimo.

Primero publicado en illi | 9 Feb 2016 | Traducción: Idaira González

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