Opinión

¿Cuándo nos colonizó el velo?

Sanaa El Aji El Hanafi
Sanaa El Aji El Hanafi
· 4 minutos

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Éramos un grupo pequeño. Hablábamos de los cambios acaecidos en Marruecos en los últimos años. Recordábamos detalles del pasado y muchas cosas que habían cambiado: en las actitudes sociales, en la política, en las relaciones… Al fin y al cabo es natural: todas las sociedades cambian. Hay cosas que van a peor y otras que mejoran. Pero a fin de cuentas, de forma natural, la sociedad cambia. Se desarrolla. No se queda parada.

En los colegios públicos a los que íbamos, nadie tuvo nunca una profesora velada

Casi todas en el grupo teníamos una edad entre los treinta y ocho y los cuarenta y cinco años. Todas habíamos ido al colegio público en más o menos la misma época, ya fuese en un barrio popular, ya en uno de clase media. En esa época en la que los colegios públicos aún ofrecían una calidad que no estaba nada mal y que nos capacitaba para continuar nuestros estudios con vistas de alcanzar una mínima independencia profesional y material. Hoy día, esto parece una realidad lejana, porque la enseñanza pública se ha convertido en una calamidad de cuyos horrores solo se salva quuien puede permitirse ir derechito a la eseñanza privada.

Nos llamó la atención otro detalle importante: En estos colegios públicos a los que íbamos, desde el primer año de educación primaria hasta el último año universitario, ninguna de nosotras tuvo nunca una profesora velada. Ni nuestras madres llevaban hiyab tampoco. Algunas se ponían un pañuelo en la cabeza. Lo hacían por motivos que tenían que ver con el decoro, sin que ese pañuelo tuviera ninguna connotación ideológica.

A mediados de los años ochenta, el hiyab era una excepción en nuestro país. Uno de los presentes nos recordó que el mote que recibían las mujeres veladas entonces era: “la hermandad”. Porque la mayoría de los colectivos sociales asociaba el hiyab a la organización de los Hermanos Musulmanes. El hiyab mostraba una afiliación política, no religiosa.

Descubrimos un islam nuevo, que se reduce a los rituales, no a los valores

Por eso, cuando algunos nos hablan de las costumbres extranjeras que nuestras sociedades han importado de fuera, recordemos que el hiyab es una costumbre ajena a nuestras sociedades, que hemos importado a través de unas ideologías beduinas que se camuflan bajo la religión para alcanzar objetivos políticos.

Éramos pequeñas… y crecíamos en sociedades que eran religiosas, pero aceptaban de buen grado la vida con alegría y amor.

Crecimos… y descubrimos un islam nuevo, que para algunos se reduce a los rituales, no a los valores. Y el hiyab se ha convertido en un símbolo de la castidad y la devoción.

Y hay entre nosotros quien protesta contra las costumbres importadas del extranjero, sin saber que el corte de las camisas de los hombres, y el hiyab de las mujeres, y otros muchos comportamientos o estilos, las han importado nuestras sociedades desde fuera.

¿Será que nuestros padres y nuestros profesores eran paganos? ¿Tuvo que llegar la religión en forma de asalto para que ellos se conviertieran al islam? ¿O se trata de una invasión política e ideológica para cambiar el carácter de la sociedad? Vamos a pensarlo un momento…

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© Sanaa El Aji | Primero publicado en MC-Douliya· 5 Febrero 2018 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper

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