Opinión

El asesino es inocente… si es hombre

Sanaa El Aji El Hanafi
Sanaa El Aji El Hanafi
· 5 minutos

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En Larache, al norte de Marruecos, un padre asesinó a su hija adolescente de 16 años, tras descubrir que ella había estado intercambiando mensajes de WhatsApp con su novio.

Hasta aquí, nos encontramos ante un crimen terrible que una vez más nos trae a la mente todas las formas de violencia que sufren las mujeres en algunos de nuestros países. Expone el problema de la tutela ejercida por la mentalidad masculina sobre las mujeres por parte de la sociedad en general y de los miembros de la familia en particular.

Una mentalidad que les otorga a los hombres todos los derechos sobre las mujeres, incluido el derecho a quitarles la vida si ven que «hay una razón justificada» bajo el pretexto del honor y la moral.

De hecho, los asesinatos de honor son prácticamente inexistentes en Marruecos. Casos como el que sucedió en Larache siguen siendo excepcionales. Pero, por muy anómalo o excepcional que sea, plantea varios problemas referidos a las relaciones entre los sexos, la integridad física, la tutela masculina y otros.

Veamos: desde un punto de vista puramente moral, si el padre y parte del resto de la sociedad consideran que el comportamiento de la joven es inmoral; ¿es ético el asesinato?

¿Qué es peor, que una adolescente intercambia mensajes con alguien a quien ella considera su novio, o el asesinato y la matanza?

El desastre no termina aquí, ya que las noticias publicadas por algunos periódicos marroquíes, tanto impresos como electrónicos, recibieron decenas de comentarios aterradores y horripilantes… comentarios que elogian al padre y su crimen y encuentran excusas para él.

Hay comentarios que consideran al asesino un «buen hombre que defendió su honor»

Hay quienes lo consideran un «buen hombre que defendió su honor» y otros que simpatizan con él «debido a la difícil educación de las hijas, que puede hacer que un padre entre en prisión». ¡Hay quienes culpan a la víctima por su moral, porque fue la causa de que el padre cometiera el crimen!

En todos los crímenes en el universo, el asesino es un criminal… excepto en nuestros países, cuando un hombre mata a su esposa o hija: lo consideramos una víctima y consideramos a la víctima un criminal. ¡Porque le hizo perder la paciencia, lo que le “obligó” a matarla!

Es una sociedad en la que cambian todas las normas: cuando un crimen terrorista ocurre en cualquier parte del mundo, encontramos hordas de comentaristas que justifican el crimen con las políticas gubernamentales, la opresión, la pobreza, la conspiración y con toda manipulación posible. ¡Incluso culpan a quienes simpatizan con las víctimas o condenan a los terroristas!

Cuando un hombre mata a su esposa en cualquier país del mundo, es un crimen. Los asesinatos de mujeres a causa de su condición sexual por parte del marido, exmarido o prometido tienen un nombre en la mayoría de las lenguas latinas (féminicide / fémicide / feminicidio / femminicidio). Son denominaciones que reconocen, empezando por el lenguaje, un tipo específico de delito en el que la mujer es víctima, solo por el hecho de ser de sexo femenino.

Se responsabiliza a la víctima… y el asesino se convierte en un oprimido que merece compasión

En nuestros países, cuando un hombre mata a su esposa o a su hija, e incluso antes de que sepamos la razón (como si hubiera razones que autorizaran el homicidio), muchos, hombres y mujeres, consideran que seguramente lo que le llevó a matarla fue que se había enterado de algún comportamiento escandaloso de ella. Por lo tanto, se responsabiliza a la víctima… y el asesino se convierte en un oprimido que merece compasión.

Una vez más habrá quien nos dirá que incluso en el Occidente desarrollado hay asesinatos de mujeres, y eso es cierto. En Bélgica, por ejemplo, en 2018, el número de mujeres víctimas de feminicidio fue mayor que el de las víctimas del terrorismo. Italia también conoce grandes cifras de asesinatos de mujeres cometidos por sus familiares.

Pero la diferencia es que ellos, allí, condenan estos asesinatos social y legalmente. Hay investigaciones académicas y artículos de prensa dedicados al tema. Hay una gran condena. Allí, en particular, el criminal no encontrará esa extraña simpatía que encontramos en nuestros países. Nadie considerará que la víctima es responsable de lo que le sucede al pobre asesino que por culpa de ella se convierte en un criminal y entra en la cárcel.

La conclusión horrorosa de todo esto es que las personas que defienden al asesino y encuentran justificación para él son personas que podrían asesinar a alguien si se les ofreciera la oportunidad. Reflexionemos sobre eso…

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© Sanaa El Aji | Primero publicado en Al Hurra · 23 Mayo 2019 | Traducción del árabe: Lubab Khansa.

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