Reportaje

Un país de risa

Natalia Román Morte
Natalia Román Morte
· 11 minutos
Portada del diario digital satírico argelino El Manchar (Oct. 2015)

 

Túnez | Mayo 2020

Francia y Argelia firman un acuerdo para intercambiar a dos estudiantes que han protagonizado un escándalo por su falda. Una alumna francesa, que no fue admitida a clase por llevar “una falda demasiado larga” será intercambiada por una argelina, expulsada del colegio por llevar falda corta. Los ministros se han felicitado por el pacto, que permite colocar a las dos chicas en su ambiente natural y que supone “un excelente método para apaciguar las sociedades exacerbadas por cuestiones identitarias”.

No, la noticia no es cierta. Es una más de las que llenaban la portada del diario digital argelino El Manchar. Un periódico francófono en apariencia clásico… solo que todas las noticias eran falsas, al estilo del español El Mundo Today o el francés Le Gorafi. El Manchar, una web creada en 2014 con hasta 800.000 visitas mensuales, cuyo nombre significa “serrucho” en árabe clásico, pero “calumnia” en magrebí argelino, era durante cinco años la principal o única página de sátira política en Argelia. Tenía 80.000 seguidores en Twitter. Su lema: «El mundo se arregla con un serrucho».

La revista hilaba a menudo tan fino que su información llegó a ocupar titulares de cabeceras internacionales. Como cuando aseguró que un hombre casado denunció a su mujer por fraude tras verla por primera vez sin maquillaje. O cuando tituló que Argelia prohibía las minifaldas, texto perfectamente argumentado por declaraciones —inventadas— de ministros argelinos. Picó más de un diario extranjero. Pese a que El Manchar había añadido la opinión —igualmente falsa— de un famoso predicador salafista argelino: “Lo que hay que prohibir no son las minifaldas sino las mujeres”.

Otros titulares eran fáciles de descifrar: “Un equipo de físicos crea el vacío absoluto al hacer colisionar los cráneos de dos políticos argelinos”. “Yihad participativa: el Daesh abre una encuesta en internet para decidir el objetivo de su próximo atentado”.

“Un arqueólogo descubre monedas de 1 dinar de la era pre-Bouteflika”

Por supuesto, el principal blanco de los dardos era el dictador de Argelia, Abedelaziz Bouteflika, en el poder desde 1999, sostenido por la cúpula militar, aunque llevaba años paralizado y prácticamente invisible para el público tras sufrir un derrame cerebral en 2013, lo que no le impidió acceder a un cuarto mandato. Su longevidad política era materia de chistes en todo el país, y El Manchar no se quedó atrás: “Un arqueólogo descubre monedas de 1 dinar de la era pre-Bouteflika”. Cuando el octogenario político, confinada a la silla de ruedas e incapaz de articular palabra, hizo saber su intención, en marzo pasado, de presentarse a un quinto mandado, El Manchar tituló:  «Bouteflika se compromete a morir en caso de victoria”.

Ante las movilizaciones del Hirak, el movimiento de protestas populares que surgió en febrero de 2019, primero contra la candidatura de Bouteflika y más tarde contra el régimen militar, el octogenario presidente —o su entorno— cedió y abandonó el cargo. Pero lo que su sucesor, Abdelmadjid Tebboune, no parece haber traído es la libertad. Apenas un año más tarde, a inicios de este mes de mayo, la web del diario satírico apareció en blanco, solo con la frase: «El Manchar se ha acabado. Nos vemos pronto en una Argelia mejor. O no». Todo el mundo creyó que se trataba de una broma más. No lo era.

“No hemos recibido ninguna amenaza pero hemos percibido señales de alerta cada día. Es un riesgo continuar en este contexto de represión general”, explica el fundador del diario satírico, Nazim Baya, un joven farmacéutico de 36 años, empleado de un laboratorio nacional de control de medicamentos en Argel y cara visible de un equipo de tres amigos que decidieron lanzarse al mundo de la “parodia artesanal” en sus horas muertas.

La última de estas “señales” es una enmienda del código penal, aprobada a finales de abril pasado por el Parlamento, que convierte la publicación de noticias falsas —o el acto de compartirlas— en un crimen castigado con hasta tres años de prisión y seis en caso de reincidencia, además de multas de hasta 2.000 euros.

Publicar noticias falsas se castiga a partir de ahora con hasta 3 años de prisión

El objetivo de la ley, según Tebboune, elegido en unos comicios con la menor tasa de participación de la historia del país,  es “perseguir a personas derrotistas dedicadas a hacer circular fake news para sembrar la anarquía y mantener al ciudadano en estado de pánico”. Siguiendo la estela de este fenómeno mundial de endurecimiento de los textos legislativos y el refuerzo de las brigadas contra el cibercrimen, la Fiscalía argelina advirtió que a partir de ahora “cada uno será responsable delante de su teclado”.

El Manchar tenía pocas líneas rojas. La clase política, el ejército, la crisis económica, las costumbres sociales… todo era motivo de burla, a excepción de la religión. Aunque los predicadores salafistas se llevasen su parte de las parodias, e incluso hubo titulares tipo “Un diputado pide al Ministerio de Religión reducir el ramadán a 13 días”, en el ámbito de la fe, los autores del diario ejercían cautela. “Si atacas la religión no sólo te detienen sino que pierdes el apoyo de la gente. Todo menos eso” afirma Baya. Pero con la nueva ley, esto ya no basta, cree. “La amenaza está en el aire contra cualquiera que se muestre impertinente. Con Bouteflika esto era Suiza comparado con lo de ahora”, insiste el joven.

Tradición de humor

El argumento no convence a todos. “¿De qué tienen miedo? ¿Por qué este nuevo revisionismo que justifica que con Bouteflika se vivía mejor? El Manchar representa un humor clasista, de una élite francófona urbana y privilegiada. El humor político es mucho más que esto”, critica el periodista Adlène Meddi. La prueba de ello, señala, es la gran tradición de caricaturistas argelinos como Ali Dilem, Le Hic, Slim o Nassim a los que se han unido jóvenes plumas como Salim Zerrouki, Karim Bouguemra, L´Andalou o Nime. Varios de ellos acumulan condenas de cárcel, pero siguen dibujando.

“La realidad es mucho peor que cualquier artículo o dibujo satírico que podamos publicar»

Nime, de nombre completo Abdelhamid Amine, pintor y dibujante de cómic, fue sentenciado el pasado mes de noviembre a un año de cárcel por algunos de sus trabajos críticos con el poder, por los que había sido galardonado con el provocador premio de ‘Couilles au cul’ (Con dos cojones) del festival de cómic de Angoulême (Francia), que recompensa cada año a autores que luchan contra la represión política. Cumplió tres meses entre rejas y salió en libertad en enero pasado. En su obra-delito, bajo el título de ‘El elegido’, mostraba al general Ahmed Gaid Salah, hombre fuerte del país hasta su muerte a finales de año, de rodillas mientras calzaba el zapato de cristal a su Cenicienta, Abdelmajid Tebboune, bajo la atenta mirada del resto de candidatos a las elecciones y, al fondo, la momia de Bouteflika.

Para la artista tunecina Nadia Khiari, autora del blog gráfico irreverente Willis from Tunis, lo que ocurre en el país vecino es un intento por “imponer la dictadura del pensamiento único”. Al igual que en Marruecos, donde una llamativa apertura en la primera década del siglo XXI permitía ver incluso las caricaturas mordaces del rey Mohamed VI del artista Khalid Gueddar en la prensa local… solo para ir cerrando luego los diarios críticos mediante procesos judiciales, presión sobre los magnates de prensa y acusaciones varias. Gueddar fue condenado a tres años en 2010, aunque no tuvo que ingresar en prisión.

“La realidad es mucho peor que cualquier artículo o dibujo satírico que podamos publicar. La risa es una válvula, una respiración, pero a la maquinaria propagandística del Estado no le gusta porque pone al descubierto sus artimañas”, defiende Khiari. La artista, profesora de Bellas Artes y humorista premiada en Francia, Italia y Austria, también receptora del premio ‘Couilles au cul’, dibuja desde la ‘Primavera’ tunecina de 2011 sus personajes gatunos que atacan, ya sea a zarpazos o a golpes de risa, a los extremistas religiosos, la corrupción endémica y el patriarcado.

Según la clasificación mundial de la libertad de prensa, que publica cada año la ONG Reporteros Sin Fronteras, Túnez lidera la región del Magreb desde el puesto 71 —de un total de 180 países— seguido de lejos por Marruecos (133), Argelia (146) y Libia (164).

La revolución de la sonrisa

El humor “del serrucho”  ha creado escuela y ha demostrado a través del Hirak que también sirve como instrumento de resistencia. Durante estos 56 viernes consecutivos de manifestaciones paralizadas provisionalmente por el confinamiento—,  los argelinos han protagonizado multitudinarias marchas en todo el país bajo el lema de  ‘silmiya’ (pacifismo). En las semanas anteriores a la renuncia de Bouteflika no era raro escuchar eslóganes contra el quinto mandato del presidente que parecían directamente sacados de una web de humor. Carteles mordaces como “No queda Chanel para hacer número 5” o “Incluso el cáncer tiene sólo cuatro estadios”,  le han valido al Hirak el nombre de “revolución de la sonrisa”.

El desfile militar, presidido por un retrato del presidente: esto era una noticia real

“Sería pretencioso decir que El Manchar ha influido en el Hirak pero creo que sí ha participado en la desmitificación de la figura del presidente, convirtiéndolo en un objeto de burla” , afirma Baya. Cree que se trata de un efecto acción-reacción: “Fueron ellos, los políticos, los que empezaron a reírse de nosotros”.

El humor mordaz atraviesa las fronteras. Durante la última visita médica de Bouteflika a un prestigioso hospital de Suiza, la dirección del centro reveló haber recibido cerca de 1.500 bromas telefónicas que colapsaron la centralita. Algunas saltaron a las redes sociales, donde corrían como la pólvora.  “Uno de mis repartidores está bloqueado en la octava planta (donde se encontraba hospitalizado ‘Boutef’); acaban de pedir una quinta pizza pero deben pagar las otras cuatro o no habrá quinta”, asegura la voz de un hombre que simula una entrega a la habitación del entonces dirigente, provocando las carcajadas del recepcionista.

Parodiar la parodia

“Suspenden al presentador estrella de los informativos de la TV pública por no añadir “señor presidente de la República” al pronunciar el nombre de Bouteflika”. No, esta no era una portada de El Manchar. Esta era una noticia real de 2016 de Argelia, país donde los medios gubernamentales, los únicos autorizados en cubrir la información presidencial, realizaban una laboriosa puesta en escena en cada una de las escasas apariciones públicas del mandatario. Rozaba el surrealismo —imágenes cortas, planos generales y sin sonido para ocultar la degradación de su estado de salud— hasta el punto de que El Manchar ya no parecía tan alejado de la realidad.

“Debido al estado de salud de presidente, el desfile militar de la Fiesta Nacional lo realizará un gigantesco retrato suyo, portado por la guardia de honor”. Otra noticia real, esta vez de 2018. Además, el retrato era de 1999, año en el que Bouteflika accedió al poder. Pero la tragicomedia no se limitaba al poder. En 2019, durante la preparación de las elecciones presidenciales que finalmente ganó Tebboune en diciembre, el empresario franco-argelino Rachid Nekkaz —famoso en Francia por ofrecerse a pagar las multas de mujeres sancionadas por llevar niqab— quiso presentar su candidatura para el máximo cargo del país. El problema era su doble nacionalidad. La solución: Nekkaz nombró como candidato a una persona que aseguraba era su primo y que llevaba el mismo nombre que él.

Pero no es la dificultad de parodiar la parodia lo que ha hecho abandonar a Nazim Baya y sus colegas. Sino una reflexión más elemental. “Hay que estar inspirado para hacer buenas bromas, no se puede hacer reír cuando tienes miedo”, dice el joven, tal vez víctima de su propio éxito.

·

¿Te ha interesado este reportaje?

Puedes ayudarnos a seguir trabajando

Donación únicaQuiero ser socia



manos