Idomeni

por Gonzalo Höhr

La Europa más cruel

A lo largo del pasado año 2015 y 2016 más de 1 millón de personas llegaron a Grecia por vías marítimas desde Turquía. Provenían mayoritariamente de Siria, pero también de Afganistán, Iraq e Irán. El 40% eran niños.

Llegaban a las islas griegas para luego alcanzar el puerto del Pireo en Atenas. Allí, una vez atendidos por distintas organizaciones no gubernamentales, se preparaban para comenzar algunas de las rutas terrestres que les permitiera alcanzar otros países europeos. Una de las rutas más empleadas fue la del paso ferroviario de Idomeni hacia Macedonia. Funcionó durante semanas pero la decisión de cerrar fronteras que adoptaron algunos países de la Unión Europea y el cierre de la llamada “ruta de los Balcanes occidentales” a todos los inmigrantes y refugiados colapsó no solo ese acceso, sino todo el país. Cientos de personas llegaban cada día y acampaban a la espera de que las autoridades abrieran el paso. Eso nunca pasó. El hacinamiento de más de 13.000 personas convirtieron a esta pequeña localidad griega en el mayor campo de refugiados en tierras europeas y a su vez, en un símbolo del desprecio y desinterés que la UE mostró hacia la crisis de refugiados que estaba llamando a la puerta de occidente.

A día de hoy, cinco años después, más de 50.000 personas permanecen provisionalmente en instalaciones gubernamentales en varios enclaves de Grecia.

[Gonzalo Höhr]