Entrevista

Menduh Thaçi

«Si Macedonia se aparta de la UE, puede desaparecer»

Miguel F. Ibáñez
Miguel F. Ibáñez
· 11 minutos
Menduh Thaçi (Tetovo, May 2020) | © Miguel F. Ibáñez

Tetovo (Macedonia Norte)  |  Mayo 2020

De barba y pelo canosos a sus 55 años, Menduh Thaçi es toda una figura para la población albanesa de Macedonia. Sentado bajo la bandera roja del águila bicéfala en la oficina central de su partido en Tetovo, una ciudad de 50.000 habitantes a una treintena de kilómetros al noroeste de la capital, Skopie, y a una distancia similar de Albania. Kosovo está a apenas doce kilómetros.

Thaçi es cercano. Gracioso. Tiene tablas. Para cada problema, sin embargo, ofrece la misma solución: la OTAN y la Unión Europea. Es el presidente del Partido Democrático de los Albaneses (PDA), el segundo grupo político albanés más importante desde la independencia de Macedonia del Norte en 1991.

Primero como escudero del respetado político Arben Xhaferi, fallecido en 2012, y luego en solitario, Menduh Thaçi (Tetovo, 1965), ha marcado la política de Macedonia. Los albaneses lo consideran una referencia de la época de resistencia. Los eslavos, recelosos ante el resurgir de sus vecinos, lo ven como otra figura panalbanesa más. Para entender el auge y lo que parece el actual declive su carrera política hay que regresar a inicios del siglo, cuando estalló el conflicto de baja intensidad entre la mayoría eslava macedonia y los albaneses qur forman la mayoría en algunos distritos del noroeste de la república. Xhaferi y Thaçi se opusieron a los actos de violencia de la guerrilla albanesa UÇK, cuyo líder en Macedonia, Ali Ahmeti, se convertiría en el personaje dominante del sector albanés tras los acuerdos de paz de Ohrid de 2001. Thaçi, actor crucial hasta entonces, pasó a la oposición.

En las elecciones parlamentarias de 2020, el PDA consiguió un solo diputado, mientras que la Unión Democrática para la Integración (BDI), el partido de Ahmeti, ahora con sus 15 diputados, es el partido que tiene la llave del Gobierno, al formar coalición con el socialdemócrata SDSM-BESA.

En los Balcanes, salvo los albaneses, que resurgen en el tablero regional, todas las naciones parecen decepcionadas con el presente. ¿Cómo es posible?

«Apoyamos la independencia de Macedonia para separarla de Serbia: queremos la integración en Occidente»

Hay personas que lo han hecho posible, como el expresidente de Kosovo, Ibrahim Rugova o Arben Xhaferi. Ellos evitaron nuestra entrada inmediata en una guerra, al dirigir una resistencia pacífica. Milosevic y los serbios se consumieron en Eslovenia, Croacia y Bosnia, y cuando nos comenzaron a mirar, estaban en la lista negra de Estados Unidos. Fuimos por la ruta más larga, pero fue la más segura. Ahora, en lugar de ser vistos como agresores, se nos reconoce como víctimas. En Macedonia teníamos nuestra estrategia: apoyamos la independencia de la república para separarla de Serbia, porque queríamos, como aún queremos, la integración en Occidente.

¿Cómo eran las relaciones entre macedonios, albaneses y serbios en Yugoslavia?

Los macedonios son un pueblo nuevo. En Yugoslavia obtuvieron derechos democráticos, pero los serbios siempre los miraron como si fueran de segunda categoría. Por desgracia, los serbios transfirieron sus frustraciones a los macedonios, y los albaneses de Macedonia fueron discriminados.

¿Tenía usted amigos macedonios entonces?

Muy pocos.

Se dice que la segregación extrema se gestó en los años 90, tras la independencia, cuando les denegaron sus derechos a los albaneses.

«Nos identificamos con el Real Madrid, el Barcelona o con la NBA, pero no con los macedonios»

Es algo viejo. Nos identificamos con el Real Madrid o el Barcelona, con la NBA, pero no con los macedonios. Mi hijo tiene 30 años y no habla macedonio. No está interesado. En mi infancia era raro que jugáramos juntos al baloncesto o al voleibol. Nunca hemos tenido una identidad en común ni puentes de unión en el aspecto cultural. Incluso en los tiempos de Tito, el concepto de hermandad no funcionaba. Los colegios eran los mismos, hicimos el servicio militar juntos… pero el sistema no funcionó. Parecía funcionar en Bosnia, donde luego llegó un momento trágico.

Insiste en la resistencia a largo plazo. La Gran Albania es el objetivo de la sociedad, pero los políticos se benefician del sistema actual. ¿Existen diferencias entre sus deseos y los de la sociedad?

Sí. Los albaneses necesitan más derechos para que descienda el número de personas que desean la Albania Unida. Es el deseo de cada albanés y nuestro derecho. Pero es un sueño, no es realista, y carece de sentido sin la Unión Europea y la OTAN. Nuestra idea regional no existe sin Occidente. Pero hay que ser cautos: nuestros enemigos quieren mostrarnos como agresores.

¿Y si se hiciera con métodos democráticos como un referendo?

No es nuestro plan, y menos en Macedonia. No debemos frustrar a los macedonios. Hasta cierto punto los comprendo. Son un pueblo pequeño, de identidad frágil, bajo la influencia de Rusia y, además, piensan que pueden perder su país a manos de los albaneses. Ellos piensan que seremos más, utilizando como arma la natalidad. Pero no tienen que temernos. Estamos preparados para convivir bajo un sistema occidental. Pero en el momento en el que Macedonia se desvíe un milímetro de la Unión Europea y la OTAN, habrá peligro de que desaparezca como país. De momento, los políticos se encargan de controlar la situación. Con la ayuda de América, claro.

Los macedonios dicen que los albaneses viven con más facilidades por la cuota de representación en la Administración.

«Los albaneses quieren un Estado y se encaminarían a ello si los políticos no estuviéramos para detenerlos»

Aquí hubo un siglo de discriminación. Nos sentiremos iguales a los macedonios cuando tengamos los mismos derechos. Los albaneses somos el 25,5% de la población, pero el 90% pueden ser conductores o guardaespaldas. No es suficiente. Necesitamos una democracia consensual y que se revise el presupuesto del Estado. ¿Cuánto se dedica a la cultura albanesa? Existen grandes diferencias.

Pero eso depende de los impuestos que recaude su municipalidad. Lo que recauda Tetovo se queda en Tetovo.

No tenemos una federación, tenemos una descentralización. Las municipalidades tienen una cantidad simbólica. Si mira el presupuesto del Gobierno, verá inversiones selectivas. En Tetovo, el 90% son albaneses. Y en otra ciudad, Manastir, el 90% son macedonios. Pues el Estado financia tres o cuatro veces más el hospital de Manastir. No hay equilibrio. Pedimos un derecho a veto en materias como la educación o la sanidad. Así nos entenderemos. No pedimos una policía propia, no se preocupen. Porque los albaneses quieren tener un Estado albanés y la situación se encaminaría a ello si los políticos no estuviéramos aquí para detenerlos. Les decimos que no, que les traeremos una redistribución justa de los impuestos, que habrá equilibrio entre las comunidades. Si se da cuenta, no hay otro país en Europa con un grupo étnico que sume el 25% de la población. Existen minorías, pero son un 7 u 8%.

En Bélgica, sí.

Pero es un sistema federal. Suiza es confederal. Y Bosnia. Solo Macedonia mantiene este experimento de unidad.

Bosnia es disfuncional.

Sí, pero prefiero mirar a lo que tenemos en común: la civilización occidental, la seguridad de la OTAN, el Real Madrid.

Si no me equivoco, usted está vetado en Estados Unidos. ¿Por qué?

Es correcto. Me vieron como un inconveniente para los acuerdos de Ohrid.

¿Y por qué apoya a Estados Unidos?

Los padres a veces castigan a sus hijos, pero no significa que no los quieran.

20 años de castigo. ¿No es excesivo?

Es algo simbólico, de razones técnicas. Me reúno con los altos representantes de Estados Unidos. Tengo enemigos que han declarado cosas que no son ciertas.

¿Cree que Ali Ahmeti habría podido hacer algún movimiento contrario a la OTAN en 2001?

«El país tiene que funcionar en dos lenguas; no es que yo tenga que funcionar en dos lenguas»

Ahmeti actuó sin el apoyo de la OTAN. El secretario general [George] Robertson y [su antecesor Javier] Solana lo llamaban ‘criminal’, ‘terrorista’, ‘narcotraficante’. Xhaferi y yo mediamos para evitar que la sociedad albanesa fuera vista como terrorista. Por eso los acuerdos de Ohrid fueron obra nuestra, no de Ahmeti.

¿Quién era Ali Ahmeti antes de surgir el UÇK?

Venía de una parte marginal de la sociedad. Prometió cosas que no ha cumplido. Es un ventajista y tenemos que evitar que se hagan con el poder los que desean conflicto.

¿Quiere conflicto Ahmeti?

No. Ahora tiene poder.

Dice que Ahmeti no ha conseguido nada, pero los acuerdos de paz de Ohrid han posibilitado una descentralización y obligan al gobierno a tener al menos un partido albanés como aliado. Algo hizo.

Destrozó la imagen pacífica de los albaneses. Yo era parte del Gobierno en 2000-2001, y había más puestos reservados para los albaneses que hoy [declaración exagerada]. La revolución de los derechos de los albaneses era una farsa: Ahmeti solo pretendía apartarnos del poder.

Ahmeti quiere que el idioma albanés sea oficial en todo el país, incluso donde apenas hay albaneses.

El país tiene que funcionar en dos lenguas; no es que yo tenga que funcionar en dos lenguas. Cuando va a las oficinas de la Administración, la sociedad quiere tener el derecho a hablar en albanés. El albanés no necesita ser oficial en las municipalidades habitadas en su mayoría por macedonios, pero un albanés de Negotino o Strumica [ciudades en el sur del país, de mayoría eslava] debería tener el derecho a comunicarse en albanés. Se puede tener una oficina para estos casos. Si esta situación no se da, buscaremos otras soluciones: autonomía, federación, confederación o un Estado étnicamente albanés. Sé que hay albaneses que piensan que quiénes son los macedonios para entregarles derechos, pero mi propósito político es evitar esos pensamientos y la confrontación.

La arena política en el lado albanés es más dinámica: hay media docena de partidos. ¿Existe menos clientelismo que en el lado eslavo?

Puede que haya más espías. El partido BESA [también formado por albaneses pero cercano a líder turco Erdogan] ha formado una coalición con SDSM. Alternativa, que son seguidores de Ahmet Davutoglu [ex primer ministro turco y actualmente enfrentado a Erdogan], se ha unido con la Alianza por los Albaneses (AA).

¿Cuáles son las demandas del PDA?

Democracia de consenso, distribución equitativa del presupuesto, mayor capacidad decisoria para los albaneses y la agilización del proceso de adhesión a la Unión Europea.

¿Y la corrupción y el desempleo?

«Queremos un sistema con valores occidentales, es el camino para evitar el conflicto»

Claro. Queremos un sistema con valores occidentales. Es el camino para evitar el conflicto. Es importante ver el resultado de la negociación entre Serbia y Kosovo. Tengo el mismo apellido que el presidente de Kosovo [Hashim Thaçi].

¿Le gusta?

Sí.

¿Y Kurti, el enemigo del Thaçi de Kosovo?

No. Es un marxista, un bolchevique. Pero no sé cuál será el resultado del conflicto [de Kosovo]. Si se resuelve con un intercambio de territorios, sería un problema. Si la solución es una mayor autonomía para las municipalidades, de nuevo tendríamos un problema.

Pero ese sistema le gusta para Macedonia.

Los albaneses de Macedonia tomarán una decisión. ¿Cuántos serbios hay en Kosovo? (Unos 100.000) ¿Y cómo, siendo ese número tienen ese poder y nosotros, con 600.000 personas, no lo tenemos?

Lo que no quiere para Kosovo lo quiere para Macedonia.

Es lógico que pensemos también en el intercambio de territorios en Macedonia.
.

·

© Alejandro Luque  | Especial para M’Sur

¿Te ha interesado esta entrevista?

Puedes ayudarnos a seguir trabajando

Donación únicaQuiero ser socia



manos