Crítica

Una noche con Leila

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 5 minutos
El perfume de las flores de noche
Leila Slimani

Género: Novela
Editorial: Cabaret Voltaire
Páginas: 160
ISBN: 9788419047281
Precio: 17,05 €
Año: 2021 (2022 en esta edición)
Idioma original: francés
Título originalLe parfum des fleurs de la nuit
Traducción: Malika Mbarek López

 

Lo he comentado alguna vez con un amigo escritor. ¿Cuántas novelas hay dentro de un novelista? Quiero decir cuánto puede dar de sí la capacidad de imaginar historias de alguien antes de empezar a dar muestras de fatiga. Con demasiada frecuencia leemos –o puede que, ay, escribamos– sobre la inagotable fantasía de Fulanito o de la creatividad sin límites de Menganito, cuando sabemos que es muy difícil producir más de media docena de ficciones sin que el fantasma de la repetición haga su entrada en escena. Piensen, sin ir más lejos, en algunos de nuestros más conspicuos literatos, y pregúntense cuándo fue la última vez que le sorprendieron.

Leila Slimani, escritora en francés de origen marroquí, ha demostrado desde sus comienzos ser una novelista de verdad, si por tal entendemos una creadora que en cada nuevo título ha luchado por no parecerse a nadie, ni siquiera a ella misma. Desde la conflictiva promiscuidad de la protagonista de En el jardín del ogro a su gran éxito, la durísima y absorbente Canción dulce, hasta llegar a su más reciente El país de los otros, con una perspectiva histórica llena de claves para pensar el presente, podemos hablar de una de las obras más interesantes del panorama actual, entre otras cosas porque siempre ofrece un punto de vista que vale la pena atender. Ello sin olvidar su incursión en el periodismo sociológico con Sexo y mentiras, imprescindible para entender el Marruecos de hoy.

Cabía esperar, pues, lo mejor de su nueva entrega, El perfume de las flores de noche, publicada en español por su sello de siempre, Cabaret Voltaire. Un libro, cabe subrayarlo de entrada, que se acerca más al reportaje narrado en primera persona que a cualquier otro género, y que tiene su origen en una de esas excéntricas invitaciones que de tanto en tanto reciben los escritores de éxito: pasar una noche en el museo Punta della Dogana de Venecia, el centro de arte contemporáneo vecino a la magnífica basílica de la Salute.

Lo que puede alimentar nuestras expectativas es pasar una noche con Leila, con su voz y su pensamiento

Encontrar a Slimani en las primeras páginas hablando de las consabidas crisis de los escritores no es una buena noticia para quienes esperamos sorpresas de ella. Tampoco ese tono algo desganado, de sí pero no, con que entra en el museo. Como si ella misma no estuviera muy segura de que la experiencia valga la pena, de poder decir nada que merezca ser recogido e impreso. No siendo la Dogana una colección muy conocida, tampoco esperamos demasiado de las obras: no es una noche en el Prado, el Rijksmuseum, el Louvre o la National Gallery. De modo que lo que puede alimentar nuestras expectativas es pasar una noche con Leila, con su voz y su pensamiento, sin importar mucho que se trate de un museo, ni siquiera de Venecia.

Y es eso, desde luego, lo que salva a El perfume de las flores de la noche de ser un mero ejercicio de redacción algo forzado. Porque en medio de las ideas más o menos divagatorias sobre lo divino y lo humano, el arte actual –del que ella misma se reconoce no muy docta– aparecen destellos de lucidez e inteligencia, con agudas observaciones en torno al incendio de Notre-Dame, el mundo islámico o la perpetua condición de extranjero. Y todo la lleva a un espíritu de contradicción que es una verdadera declaración de principios: “Ante un francés que me asegura que los musulmanes son, por naturaleza, misóginos y violentos, defenderé con uñas y dientes el espíritu abierto de mis conciudadanos marroquíes, y le daré miles de ejemplos para contradecirlo. A la inversa, ante un marroquí que intente convencerme de que nuestro país es solo dulzura y tolerancia, defenderé exactamente lo contrario, e insistiré en la misoginia y la violencia que lo corroe”.

El texto bien podrían servir como borrador de un futuro proyecto, quizá más ambicioso

Pero quizá el punto más interesante del libro sea el recuerdo de su padre, un alto ejecutivo de la banca marroquí que fue encarcelado tras un escándalo político-financiero. Aunque la comparación entre la prisión y el encierro voluntario y efímero en La Dogana está un poco traído por los pelos, la mayor temperatura del libro la alcanzan las páginas dedicadas a su recuerdo y su deseo de reparación. Tanto, que bien podrían servir como borrador de un futuro proyecto, quizá más ambicioso.

¿Cuántas novelas hay todavía en Leila Slimani? Yo apuesto a que unas cuantas, pero El perfume de las flores de noche no cuenta como una de ellas. Acaso un recordatorio de su capacidad para encandilar a sus lectores a base de hilar pensamientos, a lo Scheherazade, durante toda una noche. Pero nos deja con ganas de más.

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