griego (alfabeto)


alfabeto griego

El alfabeto griego es uno de los más antiguos de Europa. Derivado del conjunto fenicio, ha servido de base para el desarrollo de numerosos otros abecedarios, en primer lugar el latino. Consta de 24 signos, 7 de ellos vocales.

Como el latino, el griego se escribe de izquierda a derecha y cada letra tiene dos variantes: mayúscula (empleada al inicio de una frase y para nombres propios) y minúscula. Más de la mitad de las letras mayúsculas —14 de 24— coinciden exactamente con otras latinas, aunque no siempre representan el mismo fonema. En su versión minúscula, todas las letras griegas se diferencian de las latinas.

Sólo una letra tiene tres formas: la Sigma, que aparte de la mayúscula Σ y la minúscula σ se escribe como ς al final de una palabra.

No existe cursiva en griego: siempre se escriben todas las letras separadas, como en los textos de imprenta.

Pronunciación

La pronunciación actual de las letras griegas no corresponde del todo a la del griego clásico. Varios consonantes se han vuelto mucho más sonoros: la Gamma se pronuncia como Y, la Beta ya no es una B oclusiva sino una V fricativa (acorde a la antigua distinción en el habla de Castilla), la Delta se acerca al sonido de la Z portuguesa, la Eta es una I, y la Ypsilon puede sonar como F cuando va en diptongo (la palabra leuco, blanco, se pronuncia hoy lefko). De ahí que el griego moderno es, en un primer momento, desacostumbrado incluso para quienes dominan el ancho vocabulario científico de origen griego, presente en muchas lenguas europeas.

Varias combinaciones de letras sirven para expresar otros fonemas: la combinación NT se pronuncia como una D, y la ΜΠ como B oclusiva, la ΓK como G y la ΓΓ como NG. Algo similar ocurre con las vocales: la OY se pronuncia como U, la AI como E, la OI y la EI como I.

Poema en una calle de Atenas | © I. U. T.

No existe H aspirada; para indicarla se colocaba un ‘espírito áspero’ una especie de apóstrofe, ante la vocal, pero esta norma fue eliminada en la reforma ortográfica de 1982. Al mismo tiempo se eliminaron los acentos agudo, grave y circunflejo; hoy se utiliza un único acento que indica las sílabas tonales, similar al uso del castellano. Este sistema moderno simplificado se conoce como monotónico, aunque el antiguo ‘politónico’ aún se emplea a veces.

Hoy, este alfabeto sólo se emplea para escribir el idioma griego, tanto en Grecia como en Chipre, aunque muchos de sus signos se emplean también en las matemáticas, la geometría y otras ciencias. En la astronomía, todas las estrellas mayores de una constelación se identifican con una letra griega, empezando con la más brillante. La expresión ‘alfa’ para referirse a lo principal o primero de un conjunto está difundida en muchas lenguas europeas.

El sistema griego ha servido de base no solo al latino. También el copto y el cirílico se derivan de él, así como, menos reconocibles, el armenio y el mjedruli de Georgia.

Transcripción

No hay un sistema universalmente adoptado para escribir palabras o nombres griegos en caracteres latinos. Existen dos tendencias: la fonética, en la que se intenta elegir una grafía que refleje lo más fielmente posible la pronunciación del término, y la ortográfica, en la que se mantiene el mayor número posible de letras que coinciden en ambos sistemas. Así, los frecuentes nombres de pila griegos Γιώργος y Γιάννης se escribirían fonéticamente Yorgos y Yanis, y ortográficamente Giorgos y Giannis. El primer sistema tiene la ventaja de no dejar dudas sobre la pronunciación, pero la desventaja de que el nombre de un poeta o político variará —a veces considerablemente— según las normas de la lengua en la que aparece.

Muchas instituciones modernas, como el Parlamento Europeo, utilizan para la transcripción de los nombres un sistema que mantiene gran número de las letras originales, aunque con algunas concesiones fonéticas, reemplazando la doble gamma con NG, la Y en diptongo por V o la ΓK con G y utilizando siempre la V para la Beta griega. Conserva, no obstante, todas las letras geminadas y la OU para el sonido de U. La ventaja es que no hace falta adaptar el resultado a los diversos idiomas y es relativamente fácil deducir la grafía original griega al leer la transcripción.

Números
 
Números griegos
αβγδεϝζηθ
123456789
ικλμνξοπϟ
102030405060708090
ρστυφχψωϡ
100200300400500600700800900
͵α͵β͵γ͵δ͵ε͵ϛ͵ζ͵η͵θ
100020003000400050006000700080009000

Durante toda la Antigüedad, las letras griegas se empleaban para expresar cifras. Hubo varios sistemas, aunque a partir del siglo IV a.C. se estandarizó el jónico, que emplea tres letras arcaicas además de las 24 habituales. La ϝ o digamma (equivalente a la W), también reemplazada por el ‘stigma’, una ligación de sigma y tau y hoy escrita como στ, representaba el 6. La ϟ o koppa (equivalente a la Q semita, una K gutural) equivalía al 90. La ϡ o sade, derivada de la Sad fenicia, una S velarizada, tenía el valor 900.

Las primeras nueve letras, de la alfa a la zeta (la digamma ocupa el sexto lugar, entre epsilon y dzeta) equivalen a los números del 1 al 9. Las siguientes nueve, de la iota hasta la koppa (colocada tras la pi), son las decenas equivalentes: 10, 20, 30… y las siguientes nueve, de ro hasta sade (que cierra la tabla tras la omega) las centenas. Para expresar números mayores, se coloca un apóstrofe colocada abajo a la izquierda de la letra, lo cual multiplica su valor por mil. No existe el cero.

No se trata de un sistema posicional: simplemente se van sumando los valores de las letras. Así, la cifra 1985 se escribiría ͵αϡπε, y 2011, ͵βια. Un sistema similar se empleaba en antiguos textos árabes, arameos y coptos.

Hoy día, Grecia utiliza casi siempre los números arábigos, como toda Europa, y tiene el uso de sistema alfabético relegado a ordinales, como para numerar reyes o papas o para listas similares, es decir un contexto en el que en español se utilizarían números romanos. En ese caso se emplean normalmente mayúsculas.

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