Iglesia Ortodoxa
Las Iglesias ortodoxas dominan la parte oriental de Europa. Su separación de la Iglesia Católica se remonta al siglo XI, cuando los obispos de Roma y Constantinopla luchan por la supremacía en el seno de la comunidad cristiana.
La Iglesia Ortodoxa no tiene una cabeza universal, comparable al papa de Roma. Las 14 diferentes ramas nacionales —12 de ellas presentes en el Mediterráneo— se consideran ‘autocéfalas‘, es decir que dependen cada una de un patriarca o un sínodo de obispos propios.
La práctica del rito es igual en todas estas iglesias, aunque se emplean diversas lenguas, y todos los fieles ortodoxos están ‘en comunión’, es decir que pueden comulgar juntos. A diferencia de la Iglesia Católica, los sacerdotes ortodoxos pueden casarse, aunque los hombres casados no pueden llegar a obispo.
En los países árabes, a menudo todas estas iglesias se describen como ‘greco-ortodoxas‘ para diferenciarlas de las monofisitas, también llamadas ortodoxas.
Las cifras de fieles ofrecidas en esta página son estimaciones basadas en varias fuentes; las cifras oficiales de las propias iglesias suelen ser bastante superiores porque incluyen también a emigrantes o conversos organizados en diócesis en América o Europa Occidental.
De los 14 patriarcas ortodoxos, el de mayor prestigio es el patriarca ecuménico de Constantinopla, residente en Estambul. Se le atribuyen ciertas prerrogativas, como la de mediar entre diferentes sínodos en caso de conflicto o de representar la Iglesia Ortodoxa frente a otras confesiones. Su posición prevalente es a veces discutido por el patriarca de Moscú.
El intercambio de población entre Turquía y Grecia en 1923 redujo el número de greco-ortodoxos —en su gran mayoría de habla griega— de 1.5 millones a unos 200.000. La emigración posterior hizo caer el número aún más: en 2006 quedaban unos 2.500 fieles en Estambul y pocos miles en el resto del país; en total hay aún unas 80 iglesias abiertas y 35 sacerdotes en ejercicio. Aun así, celebraciones como la del Año Nuevo ortodoxo se siguen realizando en público en Estambul. El actual patriarca es Bartolomeo I, nacido en 1940 y elegido en 1991.
Este patriarcado es también, al menos nominalmente, el superior jerárquico de las iglesias griegas de las islas de Creta y Rodas, así como todo el Dodecaneso, aunque todas ellas son administradas habitualmente desde Atenas. Los monasterios del Monte Atos, cerca de Salónica, que forman una especie de estado monacal autónomo, consideran como autoridad al Patriarca de Constantinopla. Además, éste suele considerarse cabeza de las comunidades ortodoxas en países sin presencia histórica de cristianos ortodoxos.
La Iglesia Rusa, con unos 100 millones de fieles en todo el mundo, es con diferencia la mayor congregación de todas las Iglesias Ortodoxas. Bajo su dominio se encuentra la Iglesia Autónoma de Ucrania. Desde la caída de la Unión Soviética, la Iglesia Rusa, antes restringida en sus actividades, ha recuperado una enorme fuerza en la población rusa y ha edificado numerosas iglesias nuevas. El patriarca actual, Alejo II, nacido en 1929, fue elegido en 1990.
La segunda mayor congregación ortodoxa es la Iglesia Rumana, a la que siguen unos 18 millones de fieles en Rumanía y Moldavia, un 86% de la población. Aunque Rumanía es un país laico, la Iglesia es financiada por el Estado y se posiciona en cuestiones sociales y políticas. Una rama autónoma, la Iglesia de Besarabia, cuentan con la adhesión del 40% de los fieles moldavos, mientras que el resto se adhiere a la Iglesia Autónoma de Moldavia, sujeta al Patriarcado de Moscú. Desde 1997, el patriarca rumano es Daniel, nacido en 1951.
La Iglesia de Bulgaria dispone de unos 6.5 millones de fieles en el país, acorde a la adscripción nominal del 82% de la población; la práctica religiosa, no obstante, es mucho menor. Desde 1971, el patriarca es Máximo, nacido en 1914.
La Iglesia de Serbia puede contar con unos 9 millones de seguidores: reúne alrededor del 80% de la población de Serbia y Montenegro —unos 6,2 millones— y la totalidad de los 1,4 millones que se definen como serbios en Bosnia-Herzegovina, así como los 100.000 serbios de Kosovo. Tanto en Serbia como en Bosnia, la conciencia de pertenecer a la Iglesia Ortodoxa es un factor fundamental de la identidad nacional y normalmente la única manera de diferenciarse de bosnios o croatas; de ahí que la Iglesia haya jugado un papel activo en las guerras balcánicas desde 1991, siempre del lado serbio. El patriarca es, desde 1990, Pablo, nacido en 1914.
Además dependen de la Iglesia de Serbia, teóricamente, 1,3 millones de cristianos en Macedonia, donde un 64% de la población se considera ortodoxo, aunque la práctica de la fe varía. En 1967, sin embargo, la Iglesia Ortodoxa de Macedonia se declaró autocéfala y no reconoce la jerarquía serbia, un paso no reconocida por las demás patriarcas o sínodes.
La Iglesia de Albania es autocéfala desde 1922, pero tiene muy escasa difusión. Albania, oficialmente atea desde 1967, impedía la celebración de ritos religiosos; tras la caída del régimen en 1991, la Iglesia retomó su actividad y desde entonces ha ordenado un centenar de sacerdotes. La cabeza de la congregación es el arzobispo de Tirana, desde 1992 Anastasio, nacido en 1929 en Grecia.
La Iglesia de Grecia, firmemente implantada en la sociedad, fue uno de los elementos principales en la formación de la identidad nacional griega en la lucha contra el Imperio Otomano. El estado moderno reconoce la religión griego-ortodoxa como «prevalente», pero ya no realiza censos; aunque un 97% de los griegos se suelen considerar de origen ortodoxo, la cifra de miembros de la iglesia se estima en unos 9 millones, acorde al porcentaje (81%) de griegos que declaran creer en dios.
La Iglesia posee un enorme patrimonio de monumentos históricos y obras de arte; administra también las iglesias de Creta y el Dodecaneso, teóricamente bajo jurisdicción del Patriarca de Constantinopla. El arzobispo de Atenas, cabeza de la congregación, es desde febrero de 2008 Jerónimo II.
La Iglesia de Chipre reúne a la mayor parte de los 660.000 grecochipriotas. También en Chipre, la identificación nacional se orienta estrechamente en la religión; el líder de los movimientos nacionalistas griegos y primer presidente de la república fue el arzobispo Makarios III. Hoy, la iglesia sigue siendo un factor influyente en la sociedad; el patriarca es desde 2006 Crisóstomo II.
La Iglesia de Georgia cuenta con unos 3.7 millones de miembros en el país: el 82% de la población se adscribe, al menos nominalmente, a esta confesión. Desde la independencia del país en 1991, la presencia de la iglesia, obstaculizada durante la época soviética, se ha reforzado y ha contribuido a la formación de la identidad nacional y cultural. El patriarca, llamado catholicós, es desde 1977 Ilia II, nacido en 1932.
Los Patriarcados de Alejandría, Antioquía y Jerusalén de la Iglesia Ortodoxa forman lo que se conoce como la «Iglesia greco-ortodoxa» dentro del concierto de las iglesias en los países de mayoría musulmana.