La novela de un soldado

Algunos escritores tienen en su propia vida una novela insuperable. Así es la de Vitomil Zupan (Liubliana, 1914-1987), que abandonó su país natal con apenas dieciocho años tras la muerte de un amigo mientras jugaban a la ruleta rusa. Viajó por el Mediterráneo y el norte de África, donde trabajó como marinero, pintor de brocha gorda y boxeador profesional, para acabar volviendo a casa antes del estallido de la II Guerra Mundial y uniéndose a la resistencia frente a las tropas alemanas e italianas que ocuparon su país.

Zupan conoció dos campos de concentración italianos, se evadió y volvió al frente como partisano. La Yugoslavia de Tito lo sentenció en un juicio farsa a dieciocho años de cárcel. Obtuvo la libertad en 1955, pero hasta los años sesenta tuvo que firmar sus obras (Levitan, Komedija človeškega tkiva, Igra s hudičevim repom) bajo pseudónimo.

Su obra maestra, después de su propia historia, es este Menuet za kitaro, considera una de las cumbres de las letras eslovena. Una historia que arranca en “aquel dorado y frío octubre de 1943″, para seguir la peripecia de Jakob Bergant, Berk, alter ego de Zupan, a través de la memoria que aflora treinta años después, en Mallorca, en una conversación con un veterano alemán que combatió del lado contrario.

El nombre de Zupan figura así junto al de Curzio Malaparte, Primo Levi, Renzo Biasion, Kurt Vonnegut o Ernst Jünger, testigos excepcionales de la peor matanza de la historia de la Humanidad. Como Adiós a las armas, como Matadero Cinco, como Los desnudos y los muertos, esta obra es otro ejemplo de la gran literatura que puede surgir del trauma bélico. Tal vez porque, como dice uno de los personajes dando título a esta obra, “La guerra también es un baile (…) un minué interpretado por una guitarra en veinticinco disparos”.

[Alejandro Luque]