Opinión

Israel sueña la gran expulsión

Amira Hass
Amira Hass
· 5 minutos
Opinion Mgf

Ramalá | Febrero 2023

El actual Gobierno israelí es peligroso para muchos judíos, incluso para quienes lo votaron. Pero sobre todo es peligroso para los palestinos que viven en ambos lados de la Línea Verde, es decir, las fronteras establecidas antes de la Guerra de los Seis Días de 1967. Podría poner en marcha varios planes de expulsión que sus ministros más influyentes —el de Finanzas, Bezalel Smotrich y el de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir— apoyaron abiertamente. No se conforma con lo que hicieron los Gobiernos anteriores del Partido Laborista y del Likud, imponiendo a los palestinos la prohibición de construir y concentrándolos en la zona A de Cisjordania, enviándolos a la colonia penal de Gaza y revocando su estatuto de residencia. Quiere la gran expulsión, fuera de las fronteras del gran Israel (que incluye también los territorios palestinos).

Para esto es necesario crear caos en el plano político-militar. En otras palabras, es necesaria una guerra. En medio de una guerra será más fácil repetir la Nakba (“catástrofe” en árabe), la creación del Estado judío en 1948, con la expulsión de cientos de miles de palestinos.

Los israelíes que se manifiestan contra el Gobierno están convencidos de que hasta ahora Israel ha sido una democracia

Si la expulsión en masa nos parece ciencia ficción, recordemos que hasta hace poco tiempo incluso hablar de un ataque a la democracia israelí por la vía legal parecía algo descabellado. Después de todo, la expulsión de los palestinos de su tierra pasó a formar parte de la ideología israelí mucho antes de que los ministros actuasen para debilitar al Tribunal Supremo que, por su parte, nunca se ha opuesto a la expropiación y discriminación de los árabes. Ya desde antes de su fundación, el Estado consideraba a los palestinos como un excedente innecesario que había que ignorar en el mejor de los casos y eliminar en el peor de ellos.

El peligro de expulsión es real, porque la mayoría de los israelíes que se manifiestan contra el Gobierno están convencidos de que hasta ahora Israel ha sido una democracia. Los manifestantes no veían, y, todavía hoy siguen sin ver, que su democracia solo para judíos era una junta militar para los palestinos. La dictadura de la que hablan existe desde hace ya sesenta años. Los que la mantienen no son solo los judíos israelíes y los drusos, sino también los judíos de la diáspora que la apoyan afectiva y económicamente, y Occidente, que la trata con infinita tolerancia.

El régimen militar israelí en Cisjordania es a la vez Parlamento, Gobierno, tribunal, carcelero y verdugo de los palestinos

El régimen militar israelí en vigor en los territorios ocupados es a la vez Parlamento, Gobierno, tribunal, carcelero y verdugo de los palestinos. No hay falta más evidente de separación de poderes que esta. Israel controla a una población conquistada, la priva de derechos y, antes incluso de la invención de las fake news, afirma que todo esto es legal. A muchas generaciones de israelíes, incluida la mayor parte de los manifestantes que salen a las calles, se les educó para que considerasen la expulsión de los palestinos como una cosa natural. Los residentes en Masafer Yatta, cerca de Hebrón, en Cisjordania, y su reciente expulsión, aprobada por el Tribunal Supremo, no les interesan.

La comunidad LGBT complicará la aprobación de leyes homófobas. La marginación de las mujeres en la sociedad suscitará una oposición mayor de lo que el partido de extrema derecha Noam (que forma parte del Gobierno) pueda prever. Los estragos causados por las políticas del Gobierno israelí para ancianos, enfermos, asalariados y estudiantes causarán también consternación entre los ultraortodoxos del Shas y los votantes conservadores del Likud, el partido de Benjamin Netanyahu. Pero el mayor mal, el infligido a los palestinos, puede contar en la Knesset con una mayoría más amplia que la que apoya al Gobierno.

Los diputados laboristas Naama Lazimi y Gilad Kariv, antes considerados la esperanza progresista, ya han demostrado que la discriminación de los palestinos les hace ganar apoyos. En algunos casos votaron, como la mayoría, a favor de permitir la revocación de la ciudadanía a los palestinos israelíes. Se aferran a excusas para apoyar otras medidas de expulsión. Ellos, sus votantes y los que apoyan a la derecha “moderada” de Benny Gantz, Gideon Saar y Avigdor Lieberman no se meterán bajo la rueda del camión para evitar la pesadilla que está creando la derecha de los colonos.

Esta no es una profecía. Está prohibido predecir una catástrofe provocada por el hombre como si fuese un lugar que existe en el espacio y en el tiempo. Es un aviso, una alarma, un grito de socorro.

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© Amira Hass | Primero publicado en Internazionale Nº 1499 – 17 Feb 2023 | Traducción del italiano: Azahara Mengual Monteagudo