Antònia Font
Pau Bedon (Antònia Font)
Alejandro Luque
Si mañana un ovni aterrizara en alguna cala mallorquina y sus tripulantes se propusieran hacer música, es muy probable que el resultado fuera algo parecido a lo que hacen Antònia Font. Este grupo que —según afirman sus componentes— debe su nombre a una vieja amiga, pero en el que no milita una sola mujer, ha conseguido consolidarse como una de las insignias del nuevo pop-rock en catalán a base de buenas letras, sonidos híbridos entre lo acústico y lo electrónico y disfraces de astronauta.
Su último disco hasta la fecha, Lamparetes (2011), publicado en su propio sello, Robot Innocent Companyia Discogràfica, ha supuesto su salida definitiva de los márgenes para abrirse a un público amplio y desprejuiciado. De todo ello habló M’Sur con Pau Debon, ese cantante que casi parece ejercitar confesiones cuando entona, y que junto al guitarrista y compositir Joan Miquel Oliver conforman el alma de la banda.
¿Ha discurrido el pop rock en catalán por un cauce distinto al cantado en castellano?
Creo que todo es música, y como tal va por el mismo camino. Lo que si parece haber tenido la música en catalán ha sido un miedo histórico a salir de Cataluña, miedo que al final está más relacionado con cuestiones políticas que con la propia música. Por lo que veo, últimamente esto parece que se va superando. Al fin y al cabo, qué más da que seamos de Mallorca o cantemos en esta u otra lengua, si escuchamos música de todo el mundo. Eso pretendemos también de quienes nos escuchan, que nadie nos ponga ninguna cruz por hacer lo que hacemos.
Ustedes empezaron siendo un poco denostados. ¿Qué pasó para que, casi de la noche a la mañana, hubiera una aceptación tan entusiasta de Antònia Font?
Si te digo la verdad no lo sé, somos los mismos de siempre, hemos intentado hacerlo lo mejor que sabemos [risas]. Lo que sí parece es que ahora hay un público decidido a buscarse la música que le gusta, no solo se quedan con lo que les bombardean por la radio. Para un grupo no masivo como nosotros, la facilidad que da internet nos va muy bien. Llegamos a gente que antes era inasequible para nosotros.
El mallorquín es tranquilo, pero de ahí a vivir en un paisaje de cocoteros, hay una diferencia
Su primer disco lo definieron como “una mezcla de ciencia-ficción y Mediterráneo”. ¿Cómo se come eso?
Bueno, no sólo el primero, hay bastantes discos nuestros que hablan del futuro, de mundos imaginarios…Pero siempre intentamos mezclar todo eso con la idea de naturalidad, con lo cotidiano que vivimos. Se trata de unir la ciencia-ficción con el día a día de cada uno, a ver qué sale. Estamos seguros de que en el 3015 la tecnología va a ser la hostia, pero el inventor de esa tecnología y quienes vivan allí serán como nosotros, se comerán la olla por las mismas cosas. La persona es, ahora y siempre, la que aguanta el tirón.
Y la melancolía que desprenden sus canciones, ¿no desmiente un poco el estereotipo mediterráneo?
Eso es algo que vosotros, los andaluces, conocéis muy bien. “Qué cachondos sois los del Sur”, se dice siempre. Y bueno, habrá de todo, ¿no? El mallorquín, o el balear, suele ser una persona tranquila, eso sí es cierto. Seguramente influye el clima, y vivir en una isla. Pero de ahí a vivir en un paisaje de cocoteros, hay una diferencia. Lo melancólico nos sale bastante, no sé por qué. Será que estamos un poco tristes.
Marcianos
Formados en 1997, los Antònia Font debutaron con una maqueta que contenía temas como Cibernauta Joan, S’Univers és una festa, Rumba y Es xifon és un aparato. Ya dejaban ver su debilidad por la robótica y la idea de progreso teñida de vacío interior, la misma que fueron desarrollando en su debut homónimo y en sus siguientes álbumes, A Rússia (2001), Alegria (2002), Taxi (2004) y Batiscafo Katiuscas (2006). Su siguiente propuesta, Coser i cantar (2007), fue un recopilatorio de sus mejores canciones acompañadas por la Orquesta Sinfónica de Bratislava. Una vez más, se ponía de manifiesto que lo de Antònia Font era tratar de estar siempre en el sitio donde no se les espera.
Desde los comienzos de Antònia Font se habló de la influencia de Jaume Sisa, con quien han colaborado también. ¿Qué cree que le deben a este cantautor?
Sisa es un tío que ha inventado una manera de hacer discos, de estar en el escenario, de ser, única.Eso es lo bueno que tiene, y es insustituible. Es un marciano, lo que hace él es sólo suyo, y lo hace muy bien. Nosotros hemos intentado también hacer lo mismo, buscar nuestro universo propio, con las mínimas influencias. Pero Sisa ha estado ahí, como también Kiko Veneno, sobre todo en los tres primeros discos…
Los políticos han intentado tentarnos en vano: pasamos mucho de eso
¿También lo es Albert Pla, con quien ha trabajado su guitarrista, Joan Miquel Oliver?
Pla es diferente. Es otro marciano, evidentemente, pero no sé cómo describirlo… Ha tocado tantos mundos, tantos registros… Es un tío que sí, sabemos que está ahí, pero no nos llama la atención. Su vinculación con Antònia Font no ha pasado de la colaboración con Joan Miquel.
¿Hay una tradición de pop rock específicamente mallorquina?
En Mallorca siempre hubo muchos grupos, pero la insularidad ha sido el gran problema. Es difícil salir, todo supone un gasto, tienes que buscarte hotel, saber cómo moverte… Actualmente hay un grupo muy interesante, Oliva Trencada, hay gente que ha podido actuar en varios festivales…
Pero, ¿cuáles han sido sus referentes más cercanos?
Cuando salimos nosotros, no me acuerdo de que hubiera ninguno que sobresaliese. Había grupos buenísimos, como Tots Sants, de Manacor, lo malo es que no salían, o salían muy poco… Y luego salieron los Sun Flowers, los Sexy Sadie, pero ésos eran ya posteriores.
¿Cuántos políticos han querido ficharles para su causa?
Hombre, algunos ha habido… No sé decir cuántos, sí que nos han tentado más los de izquierda, porque saben que estamos más próximos a ellos. Pero bueno, sí que intentan sacar tajada siempre, pero en vano: nosotros pasamos mucho de política.