Félix de Azúa
«En el Mediterráneo actual solo hay paro, suciedad, ruido y miseria»
Alejandro Luque
Sevilla | Octubre 2014
Barcelonés de 1944, Félix de Azúa es para muchos un pensador especialmente atento a las cuestiones estéticas y culturales. Para otros, el novelista de Historia de un idiota contada por él mismo o Diario de un hombre humillado, entre otros títulos. Hay quien lo recuerda como el bartleby de aquellos Nueve novísimos de José María Castellet, o como traductor de autores como Beckett o Eliot. Incluso como uno de los quince firmantes de los dos manifiestos de la plataforma política Ciutadans de Catalunya. Aprovechando una visita del autor a Andalucía para recoger el premio de Ensayo Caballero Bonald por su libro Autobiografía de papel, conversamos con él sobre cuestiones candentes como el nacionalismo, el avance del fundamentalismo islámico y el vacío de la filosofía actual.
Me gustaría empezar comentando cierta idea que apareció en un libro suyo hace tiempo: el arte como “sustituto laico de la religión”. ¿Lo sigue creyendo así?
Todas las artes clásicas, la arquitectura, la escultura, la pintura, la música y la literatura, sustituyen naturalmente a la religión. Es una inquietud que ya está en Sófocles, en ese coro de Antígona que dice que “nada hay más inquieto que el ser humano”. Para explicarnos esta extraña situación en el cosmos, donde estamos todos metidos en una mota de polvo y rodeados de trillones de vacío y pedruscos, tenemos tres herramientas: una, la que goza de mayor predilección en este momento, es la ciencia; otra, muy importante, es la religión. Y la tercera es el arte, que nos permite representarnos a nosotros mismos en el universo. En un momento en que la religión ha desaparecido y la ciencia se ha estancado, porque está parada desde 1940, el arte ha cogido el relevo. Las iglesias actuales son los museos, y ya nadie sabe muy bien cuáles son los límites de la cultura, pues se ha ampliado a la peluquería y hasta las carreras de motos.
«En la religión nacionalista, el dios es la Nación, ésta tiene un componente divino»
Creo recordar que al formular aquella idea añadió un sustituto más: la nación.
Pertenece al mismo registro. Piensa que cuando los de Cataluña dicen que tienen derecho a ser independientes, lo hacen en un sentido cultural. Afirman que tienen una cultura propia, una lengua. En la religión nacionalista, el dios es la Nación, ésta tiene un componente divino. Tengo amigos separatistas que dicen sin ningún sonrojo que ellos se morirán, pero Cataluña seguirá viviendo. El problema es que España, por desgracia, ha sido profundamente religiosa. No hemos tenido nada, ni Estado, ni democracia, ni siquiera monarquía, por eso ha sido la única fuerza vertebradora ha sido la religión, es lo único que ha funcionado. Y prescindir de eso produce pánico, sobre todo en las masas más débiles y frágiles. El abismo es terrible.
¿Esto tiene algo que ver con todo lo que ha pasado en el Mediterráneo Sur después de la Primavera? ¿Las religiones acaban usurpando el papel de todas las demás instituciones?
Creo que sí. La gran diferencia de los países católicos y los protestantes es que en éstos los niños han sido educados durante dos siglos en la responsabilidad individual. Entre los católicos eso no existe, todo es gregario y colectivo. Las ciudades del Mediterráneo, tan degradadas en un mar que se ha convertido en una cloaca, subliman la situación con una vanidad de narcisismo herido. Serrat canta que es del Mediterráneo, como si fuera una virtud, un orgullo. En Barcelona hay continuamente congresos, exposiciones, todo pensando que hay algo interesante en el Mediterráneo actual, cuando solo hay paro, suciedad, ruido y miseria.
«Los catalanes, quizá la zona más reaccionaria de España, viven en la mentira de que alguna vez fueron algo»
Uno de los libros del año pasado que recomendó usted fue El gran mar, de David Abulafia, que demuestra que no siempre fue así. El pasado glorioso, ¿puede ser un lastre para avanzar?
Claro, fíjate, todos aquellos lugares obsesionados con la identidad, la nación, son de extrema derecha, viven en el pasado. Los catalanes, quizá la zona más reaccionaria de España, viven en la mentira de que alguna vez fueron algo. Y eso mismo le sucede a Argel, a Marsella, a Nápoles, sitios espantosamente degradados, llenos de criminales, que siguen creyendo que son lo que fueron en el pasado. Y en Atenas uno solo puede vivir si es taxista.
Usted ha sido muy crítico con el mundo árabo-musulmán en general. ¿Cree que se trata de una cultura congénitamente degradada, el problema es que nunca se culminó allí la Ilustración…? ¿Cuál es su opinión?
Es muy simple, son países que viven como vivíamos nosotros en el siglo IX, en el X, algunos llegan hasta el XII, pero no mucho más allá, porque nosotros construíamos catedrales. Me parece muy bien que se queden ahí, me parece muy bien que sus mujeres valgan menos que los camellos y las cabras. Pero no puedo soportar que los respetemos. Dejamos que se hundan en su miseria, pero otro respeto no nos pueden pedir. En general, no hay mucha diferencia con lo que decía antes sobre el nacionalismo catalán. No quieren respeto, quieren humillarnos a los demás, y que digamos que son igual que nosotros o superiores. Y dado que no pueden convencernos con argumentos y su situación material es lamentable, recurren al terrorismo. La única posibilidad que tienen es aterrorizarnos y que le enviemos 300.000 dólares para que no le corten la cabeza a un niño de tres años…
¿No cree que están acaparando demasiada atención los terroristas, y nos olvidamos que en esos países también hay poetas, y músicos, y gente que lucha por hacer sus propias Luces?
Claro, sería muy interesante que esta gente se manifestara. Pero no he visto una sola manifestación de intelectuales y de estudiantes en estos países protestando contra el terrorismo, el islam radical, la yihad, la situación de las mujeres metidas en casas como cerdos.
Las hay, pero no “venden” tanto como las cabezas cortadas. Y a menudo se ven amenazados por la misma represión que teníamos en España bajo la dictadura.
Justamente, que peleen. Pero si no llega ni rastro de eso a Occidente, es que está mal montado
«Los griegos creéis descender de Aquiles, pero descendéis de los turcos, así que limitad vuestra vanidad»
O lo otro está demasiado bien montado…
Lo otro está maravillosamente bien montado, entre otras cosas porque cuentan con todo el dinero de Arabia Saudí y de los Emiratos Árabes. Pero los estudiantes deberían darse cuenta de eso, y empezar a utilizar la cabeza.
Se habla de las religiones del Libro. La gran literatura empieza en el culto, pero, ¿es posible llegar a deslindar la cultura de éste?
Personalmente, yo defiendo el ni Dios ni Patria ni Amo. En cambio, tengo un respeto tremendo por lo que llegaron a hacer estos países hasta la Edad Media. Me interesa mucho todo el mundo bíblico, todo lo que ha quedado del mundo mesopotámico y de Oriente Medio, el mundo árabe lo conozco peor, pero claro, hablamos de algo que sucedió hace muchos siglos. A veces, hablando con amigos griegos que se sienten también heridos y maltratados y recuerdan que allí estuvo la Academia de Platón, les digo: estáis equivocados, el pasado que os atribuís es el de los griegos, pero el vuestro es el de los turcos. Creéis descender de Aquiles, pero descendéis de los turcos, así que limitad vuestra vanidad, y tratad de trabajar un poquito.
Cuando la pelea se plantea entre esa Alemania que aprieta las tuercas a los países del Sur, y el mundo griego, o griego-otomano, si se quiere, ¿se posiciona?
«Volver a la miseria franquista no me asusta, pero hay que saber a qué volvemos»
No es cuestión de simpatía, me cae fatal cualquier burocracia y cualquier estado, y no te digo el estado alemán. Pero la opción es muy simple: o hacemos lo que nos manda la gente que trabaja, o nos hundimos. Hundirse es una posibilidad, no me da ningún miedo. Volver a la miseria franquista no me asusta, pero hay que saber a qué volvemos. Cuando los de Podemos, que hubieran podido hacer algo interesante, te ofrecen como soluciones el chavismo y el impago de la deuda, ya lo entiendo: quieren volver a la autarquía franquista, y están buscando un caudillo. Los españoles de siempre, los eternos. La pobreza me parece estupenda, la miseria no me interesa nada.
¿Qué va a poder aportar la filosofía a todo este debate?
Yo lamento hablar siempre como Casandra, pero la filosofía se ha acabado. Si te pregunto que me hables de un filósofo actual, me vas a hablar de Sloterdijk o…
O de Slavoj Zizek…
Claro, y esos son fenómenos televisivos, es periodismo, que es lo que digo en este libro que me han premiado. Como la poesía que habla de la actualidad, o las novelas que tratan de temas actuales: periodismo. Hay quien se enfurece cuando digo esto, pero que me traigan un ejemplo de lo contrario.
Agamben pertenece a mi generación, ahí todavía quedaban filósofos, los hubo. Algunos eran mayores que nosotros, nuestros maestros… Hasta Foucault, Derrida, hubo filosofía. Ya después no hay. Y luego están los otros, los del Partido Comunista, Badiou y tal, pero ya sabemos que es lo que vende el PC. No ha habido ninguna aportación filosófica, solo hay aportaciones ideológícas. Es como pretender que Althusser era un filósofo. No, era un ideólogo.
Desde que murió Agustín García Calvo, en España, nada. ¿Y quién lo leerá hoy?
Así es. Por desgracia, nadie.