Opinión

Lo que no se ve en la tele israelí

Amira Hass
Amira Hass
· 7 minutos
Opinion Mgf

Ramalá | Febrero 2024

Bajo asedio. Ellos, no nosotros, los israelíes. El aparcamiento del Aeropuerto Internacional de Ben Gurión en Tel Aviv está lleno de coches. Estamos bombardeando a los palestinos. Que tengan lo que se merecen. Hambrientos. Amontonados. Cincuenta mil personas por metro cuadrado. ¿Quién lleva la cuenta? Las atrocidades del 7 de octubre. Los heridos. Los bombardeados. Los sedientos. Ahí están. Nuestros rehenes. Bombardeados. Somos nosotros los que bombardeamos. Ellos beben agua contaminada. ¿Y los rehenes, qué beben? Cuatrocientas personas en fila y un solo baño. Diarrea. Nada de agua ni de papel higiénico. Precios estratosféricos. ¿Cómo se las arreglan los rehenes? Ni tan siquiera hay compresas. ¿Y los rehenes?

Un padre llora teniendo en brazos a su niño muerto. No lo veréis en la televisión israelí. El líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, atraviesa un túnel en chanclas. Esto sí que lo hemos visto en la televisión israelí. Con sus hijos. Han matado alrededor de diez mil niños palestinos. Puede que ahora mismo sean once mil. ¿Cuántos recién nacidos? Los hemos bombardeado. Una niña con un vestido rosa. Un niño al que le gustaba el helado. Sudarios de plástico azul. Una fosa común. Sudarios de tela blanca.

Aquí yacen sus muertos en la plaza. Un portavoz del ejército israelí habla de resultados extraordinarios. Hacemos todo lo posible para no hacer daño a civiles inocentes. Hoy hemos matado a docenas de terroristas. El ejército mató a policías palestinos que protegían los camiones de ayuda de los asaltos. Un soldado murió en un enfrentamiento con terroristas en Gaza. Estaban protegiendo su casa. ¿Había una casa allí?

Dejemos que las fuerzas armadas israelíes terminen el trabajo en Gaza. Nuestros soldados saben cómo trabajar. Es como si hubiese vuelto el movimiento obrero. Bandera roja. Línea roja. No os detengáis en el rojo. Cruzad las líneas rojas. ¿Cuántas? ¿Quién lleva la cuenta? Nos hemos quedado sin palabras. Silencio. Indiferencia. ¿Qué son diez mil niños muertos?

No os olvidaremos. Ojo por ojo. Miles de ojos por un ojo. Miles de niños heridos

No os olvidaremos, hijos de las comunidades israelíes cercanas a Gaza. Ojo por ojo. Miles de ojos por un ojo. Miles de niños heridos.

Un niño con los miembros amputados. Bombas inteligentes. Balas estúpidas. El presidente israelí, Isaac Herzog, escribiendo un deseo en un misil. Un niño cubierto de polvo tiembla. ¿Dónde está su madre? Tiene miedo, y la echa de menos. Una niña que tiembla. ¿Dónde está su padre? Está intentando salir de Gaza. El horror y la muerte son instrumentos de expulsión. Esto no lo veréis en la televisión israelí. Hay redes sociales. Los soldados se han vuelto locos. ¿Por qué suben fotos que los incriminan?

La Corte Internacional de Justicia rechazó la petición sudafricana de emitir una orden judicial contra una ofensiva terrestre en Rafah. Hay tiempo. Washington proporcionará más armas a Israel. No hay tiempo. Estados Unidos está verificando casos en los que civiles palestinos podrían haber muerto por munición suministrada por Washington. Y el mundo no reacciona. No podéis hacer comparaciones. La guerra durará meses, dijo Benjamin Netanyahu. ¿De dónde sacará a todos estos niños que matarán y morirán?

Miami. El hijo del primer ministro. Una prensa perversa. Periodismo serio. El periódico de derechas Makor Rishon. “Tus hermanos irán a la guerra y tú te quedas ahí sin hacer nada”, se puede leer en un anuncio de los reservistas dirigido a la comunidad ultraortodoxa. Se publicó hace pocos días en el Makor Rishon, el periódico “para gente que piensa distinto”. El anuncio incluye el número de graduados de escuelas religiosas sionistas que han muerto en combate.

Los rebaños de vacas judías kosher expulsan a los pastores de sus tierras y a los agricultores de sus fuentes

En otra parte de ese artículo se puede leer: “1962 años después de que Ishmael Ben Phiabi (un sumo sacerdote) sacrificara a la última vaca roja, y tras una década de esfuerzos por parte del Instituto del Templo por obtener una vaca roja pura con múltiples procedimientos, que aún no han dado resultado, parece que cada vez están más cerca de su objetivo, que incluso podría alcanzarse en un futuro cercano”.

¿Dónde estaba el editor? Eso era el arranque de un artículo escrito por Arnon Segal y titulado “Informe sobre la situación de la vaca roja”. Cuenta que las cenizas de una vaca roja solían utilizarse para purificar a un judío que había tenido contacto con un cadáver y permitirá a los judíos deambular por la Explanada de las Mezquitas, Monte del Templo para los judíos y, con la ayuda de Dios, construir un Tercer templo.  

Segal informa: “Lo siguiente son ahora cinco vacas importadas de Estados Unidos que se están criando en el Centro de Visitantes de Tel Shiloh». Tel Shiloh, la antigua ciudad, es Khirbet Seilun, a partir de la cual se desarrolló el pueblo de Qaryut, al noreste de Ramalá, en Cisjordania. Khirbet Seilun formaba parte de la aldea y sus habitantes fueron expulsados. Como los palestinos de Susya. La arqueología expulsa a gente.

Los colonos, con ayuda del ejército, también expulsaron a los residentes de Qaryut de sus manantiales. Los rebaños de vacas judías kosher expulsan a los pastores de sus tierras y a los agricultores de sus fuentes de agua. La industria láctea y cárnica es una herramienta de expulsión. El sacrificio kosher. Mandamientos. El Pueblo Elegido. Vacas rojas para el sacrificio. De entre esas cinco terneras, algunas, informa Segal, “llegaron a los dos años, cuando ya serían aptas para ser utilizadas como vacas rojas, pero cruzaron la línea de meta con unos cuantos pelos blancos”.

Tras los bombardeos, algún pelo de la cabeza de los niños de Gaza se ha vuelto blanco. Sudarios blancos. Sudarios azules. Una fosa común. Los soldados israelíes cavan cementerios. Traen cadáveres a casa en furgonetas. La línea de meta. La línea roja.

El rabino Azaria Ariel, del Instituto del Templo, declaró a Segal: “El Todopoderoso, bendito sea, decide. Él no colocó el Templo en el lugar donde está por casualidad. Tiene una sensibilidad especial, por lo que para mover algo a ese lugar, de forma natural, se necesitará un amplio consenso del pueblo de Israel.” Así dijo, y nos dejó hecho un mar de dudas. Trasladar “algo”. ¿Qué quiere decir? ¿Algo como la mezquita Al Aqsa? Y “de forma natural”. ¿Qué quiere decir? ¿Terremoto? ¿Bombardeo? ¿Explosivos? “Y la tierra abrió su boca, y se los tragó, a ellos y a sus casas, y a todos los hombres de Coré con todos sus bienes” (Números, 16: 32). Milagros.

Milagros. De la mano de Dios. De la mano de Alá. Uno es grande y el otro es aún más grande. Todo está en las sagradas escrituras.

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© Amira Hass | Primero publicado en Haaretz (en inglés) · 24 Febrero 2024 y en Internazionale Nº 1552 · 1 Marzo 2024 (en italiano) | Traducción del italiano: Alba Pérez García