Opinión

Mejor que la tuya

Mimunt Hamido Yahia
Mimunt Hamido Yahia
· 8 minutos
Opinion Mgf

Estambul | Febrero 2025

“Soy ateo pero el cristianismo es mucho mejor que el islam”.
“Decir que quiero que deporten a los musulmanes no es ser racista”.
“La religión cristiana cambió y el islam sigue igual de bárbaro y misógino”.
“El islam es incompatible con la democracia”.
Bla bla bla bla…

Podría seguir citando frases que estos últimos meses llenan las redes sociales. De repente, y hay que alegrarse de ello, todas y todos se han dado cuenta por fin de que el velo no empodera sino que te quita libertad. Se han dado cuenta de repente de que hay que salvar a estas mujeres veladas del islam. Se han dado cuenta de que las afganas, árabes o iraníes no pueden decidir sobre su vida porque ¡viven en países teocráticos!

¡Pues ya iba siendo hora! ¡los felicito! Han tardado mucho en darse por enterados, y no porque en sus calles no viesen mujeres veladas tirando de un carrito, o a su vecina, velada también, intentando hacerse entender en el registro civil a pesar de que usted la conoce desde hace ¿cuanto? ¿15 años? O a esa alumna aventajada que conoce desde los 8 añitos y de repente a los 12 aparece con un hiyab… Sí, las han visto en las calles, en los parques, en las tiendas, escuelas, institutos y universidades. Las llevan viendo ¿hace ya cuánto? ¿15 o 20 años?

Dónde no las veían es en las playas tostándose al sol, ni en la piscina del barrio jugando con sus amigas a tirarse al agua, ni en las excursiones del colegio, ni yendo en pandilla con otros niños y niñas adolescentes…no, ni las vieron ni las echaron de menos.

Todo era pecado, desde masturbarse a escuchar una canción protesta, y nada de besarse en público

Me alegra infinitamente que ahora, por fin, las vean. Pero como no todo es alegría en la casa del pobre, siempre hay un pero… y no es poca cosa. Sí, se han dado cuenta de todo esto y se han olvidado de lo importante.

Olvidan que si esto es así es por obra y gracia de una ideología nefasta, una ideología religiosa que se llama islamismo. Parece mentira que sea en España donde tan pronto se ha olvidado que hasta no hace muchos años algo parecido, demasiado parecido, se había instalado en el gobierno. Una dictadura teocrática que se declaraba abiertamente católica, apostólica y romana. Las niñas tenían que ser vírgenes hasta el matrimonio, no salirse del guion escrito expresamente para ellas. Todo era pecado, desde masturbarse a escuchar una canción protesta. Nada de besarse en público, y solo ir de la mano si ya se habían comprometido para casarse. Hasta teníamos nuestra propia policía de la moral, la «sección femenina”, en la que se nos adoctrinaba.

Nos deshicimos de todo eso porque se dieron las circunstancias políticas y sociales adecuadas y más valdría que no olvidásemos, para estar bien atentas a que no nos vuelva a ocurrir.

Hay que alegrarse de vivir en un país que desconoce hasta tal punto su propia religión que es capaz de decir sin ruborizarse que es mejor que cualquier otra. Sí, eso hace pensar que España es un país de descreídos por mucha alharaca que se le de a la Semana Santa o a otros rituales católicos: la religión per sé no interesa.

Decir “El islam no es compatible con la democracia” es absurdo: ninguna religión es compatible con la democracia

Es gracias a este desinterés que el movimiento feminista es más fuerte en España que en cualquier otro país de la Unión Europea. Y al contrario y por desgracia, en otros países cercanos no se han dado las circunstancias para que la sociedad evolucionara de la misma manera.

Dar pábulo a mensajes como “el islam no es compatible con la democracia” es absurdo porque ninguna religión es compatible con la democracia. Y además envía a nuestros vecinos un mensaje: “Sois unos parias, nunca seréis como nosotros”.

Decir públicamente desde cuentas supuestamente progresistas o de izquierdas que “la religión cristiana cambió y el islam sigue igual de bárbaro y misógino” es otro absurdo mayor aún. Es negar todas las luchas que durante siglos se han cobrado la vida de quienes lucharon para que la ciencia y el progreso fuesen anulando poco a poco la oscuridad de los torquemadas de turno. Y no, el catolicismo no ha cambiado desde las épocas de Franco, ha cambiado la sociedad y eso es tan obvio que da rubor tener que decirlo.

Decir “Soy ateo, pero mi religión es mejor que la vuestra” es coger la parte por el todo y sacar de la ecuación la ideología islamista que es el verdadero peligro. Es no ser consciente de que con esto se les da la razón a esa extrema derecha islamista que ha corrompido a tantos jóvenes en Europa con el beneplácito de Gobiernos europeos, más pendientes de sus posibles beneficios que de la seguridad de sus ciudadanos.

Imagino la perplejidad de Huma Jamshed cuando su discurso contra el integrismo islámico se traduce en “moros fuera”

«Decir que quiero que deporten a los musulmanes no es ser racista”, dicen. Pero sí: es racista adherirse a la idea de que todos los musulmanes son violadores o delincuentes (y digo racista, porque aunque el islam no es una raza, en este discurso se considera «musulmán» a cualquiera que haya nacido en una familia musulmana, sin preguntarle por su fe personal). ¿Hay musulmanes delincuentes? Pues claro. ¿Los hay que justifican sus delitos con la religión? Sí, eso es innegable. Pero habrá que preguntarse, yo al menos me lo pregunto: ¿Por qué el auge de este discurso en los últimos meses? Como si no llevásemos años las propias mujeres nacidas en familias musulmanas alertando de la deriva islamista y sus consecuencias. Y nosotras, mujeres musulmanas, creyentes o no, ahora vemos con perplejidad que quienes se apuntan a nuestras alertas no han entendido nada.

Imagino la perplejidad de Huma Jamshed, fundadora de la asociación de mujeres paquistaníes ACESOP, que lleva años denunciando esta corriente ideológica desde Barcelona, cuando ve que su legítimo discurso contra el integrismo islámico se traduce en “moros fuera” (da igual si son paquistaníes, magrebíes o árabes, para algunos todos son moros). Le están diciendo a Huma y sus compañeras que sus hijos no tienen cabida aquí (prometo otro artículo para quien diga que… “solo queremos deportar a los hombres, no a las mujeres”).

«Por ahí no es, compañeras», estoy tentada a gritar. Pero con tanta cuenta anónima ya no sé si alguna vez fueron compañeras

La crítica al islamismo y sus graves consecuencias para las mujeres nacidas musulmanas se transforma así en una oposición general a la presencia de musulmanes, es decir en un discurso simplemente racista, todo ello bajo la bandera de «defender los derechos de las mujeres». Y eso no es ninguna solución para las mujeres amenazadas por el islamismo. Con todas las voces que se elevan ahora para, aparentemente, apoyarnos, seguimos igual porque si bien cerrar los ojos ante el peligro del islamismo, como ha hecho la izquierda todos estos años, no es una solución, el discurso xenófobo de la derecha, igualmente ignorante de la realidad, tampoco lo es.

Hace una década, las feministas vimos que de repente nuestra causa se hacía popular, casi famosa: proliferaban escritoras, blogueras, revistas que se decían feministas, ¡hasta una ministra! Hasta que nos dimos cuenta de que una pandilla de posmodernas dedicadas a reivindicar «identidades» y muy dispuestas a encontrar esa «identidad» hasta en un burka, estaba usurpando nuestro discurso y secuestrando nuestra causa. Ahora, las mujeres que denunciamos esta deriva y conformamos un bloque feminista opuesto a la palabrería identitaria de esa extraña nueva izquierda, vemos que una pandilla de racistas xenófobos, defensores de una España nacionalcristiana, están usurpando nuestro discurso y secuestrando nuestra causa.

«Por ahí no es, compañeras», estoy tentada a gritar. Pero con tanta cuenta anónima en Twitter, tanto perfil de foto y nombre fantasioso con símbolo feminista pero intención desconocida y repentino discurso racista, ya no sé si alguna vez fueron compañeras.

Nadie, o eso parece, quiere una solución. Quizás estén esperando con ansiedad a que llegue un Trump a la española y comience a deportar musulmanes a Guantánamo o a las cárceles de Bukele… ¿esa es la solución?

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© Mimunt Hamido Yahia (2025) | Especial para MSur.