La música andalusí salta a la pantalla
Alejandro Luque
Mucho antes de que se pusiera de moda en el lenguaje musical los términos fusión o mestizaje, la Orquesta Chekara ya practicaba la mezcla entre los sonidos andalusíes y flamencos hasta tal punto que resultaba difícil delimitar dónde acababan unos y empezaban otros.
Hace 50 años que Abdessadak Chekara fundó esta formación en Tetuán con el claro propósito de acortar la distancia entre ambas orillas del Estrecho, y en ese empeño sigue hoy su sobrino y sucesor, Jalal Chekara. Ahora, el director Pepe Zapata acaba de presentar Tan lejos, tan cerca, un documental en el que narra el viaje de ida y vuelta de una música (al-alâ) que hunde sus raíces en la Córdoba del siglo IX.
Jalal tenía 13 años cuando se incorporó al grupo. “Aprendí de mi tío muchas cosas, empezando por tocar el violín y cantar, que es algo bastante difícil”, recuerda. “Mi abuelo era violinista, profesor del conservatorio de Tetuán. Mi padre era laudista, mi tío eligió el violín, y así fuimos aprendiendo todos”. Con una impresionante intuición, Abdessadak Chekara (1931-1998), fue desarrollando esa trenza que une la tradición árabe oriental, la bereber magrebí y la música del acervo de la península ibérica para vincularla con el cante jondo. “La música andalusí era como una pintura valiosa, nadie podía tocarla, era algo sagrado. Pero mi tío, desde el año 58, ya se atrevía a grabar sus propias composiciones, hacía música chaabi (popular) ”
No obstante, habría que esperar al espectáculo ‘Macama Jonda’ (1983), dirigido por Pepe Heredia Maya –a la sazón el primer catedrático de universidad gitano, recientemente fallecido– para que este empeño empezara a dar sus mejores frutos. El montaje, cuyo título puede traducirse como “encuentro jondo”, escenificaba con marcado acento festivo las nupcias de un andaluz y una mora de Tetuán.
Junto a los violines, percusiones, laúd y rabel de la Orquesta Chekara, todavía conocida como Orquesta de Música Andaluza de Tetuán, figuraban cuatro cantaores: un Enrique Morente ya consagrado, Antonia La Negra —madre de Lole Montoya—, Luis Heredia El Polaco y Jaime Heredia El Parrón, a los que no costó nada aportar su arte sobre las melodías de sus colegas marroquíes. “El flamenco siempre estuvo presente en casa”, recuerda Jalal. “De hecho, hemos tenido siempre la idea de que el sur de España y el Norte de Marruecos son la misma cosa, no éramos capaces de distinguirlos. Y mucho menos en lo que respecta a la música. Los ritmos de la seguiriya, la soleá o el martinete, los tenemos incorporados nosotros también. Las líneas melódicas también son similares. El único elemento distintivo es el idioma, pero a la hora de trabajar juntos no hay ningún problema, hablamos de lo mismo”.
El éxito de ‘Macama Jonda’ será fulgurante y abrirá un camino que llevará al grupo a aliarse con otros flamencos, como ocurrió con Carmen Linares en ‘Dos orillas’, con Segundo Falcón y Árcángel en ‘Cus Cus Flamenco’, con el propio Falcón y la Orquesta Maharaha de Rajastán en ‘Tierra de Nadie’, o con Ángeles Gabaldón en ‘Inmigración’, entre muchos otros. Parte de estas colaboraciones están recogidas en un disco, La Chekara y el flamenco (2008), cuya audición remite de inmediato el comentario de uno de los miembros de la Orquesta cuando ensayaban para Macama Jonda: “Quinientos años después nos liamos a unir lo que ya estaba unido”.
Por otro lado, la moda de las fusiones flamencas de los años 90 dieron un importante impulso a la Orquesta, pero su predicamento no sólo se limitaba al público español o europeo. “En Marruecos, la Chekara también ha cosechado un gran éxito. Gracias a la televisión y la radio españolas, que se ve en todas partes, el público ha permanecido informado de lo que se hacía aquí, y les gusta ver qué sale de juntar a músicos españoles y marroquíes. Hace poco se armó un revuelo en Tetuán, porque no llegaba la señal española, hasta que descubrieron que era por la implantación de la TDT”, comenta Jalal.
No obstante, la Orquesta Chekara no quiso limitarse a fatigar la veta flamenca, y siguió abierta a cualquier tipo de trasvase o saludable contagio musical con cualquier música del mundo. Tal fue el caso de la colaboración con el británico Michael Nyman, compositor de ‘El piano’ entre otras muchas bandas sonoras para el cine, que conoció a Abdessadak en Sevilla, en 1992. “Vino a vernos tocar en el Pabellón de Marruecos de la Expo, porque estaba preparando un disco de violín [The upside-down violin live] y le habían hablado de nosotros“, explica Jalal. “Quedó muy impresionado con la manera en que se acoplaban los instrumentos, y además sin partituras. Después bajó a Marruecos, pasó un tiempo en casa de mi tío, hablamos mucho y acabamos preparando un repertorio juntos. Sonaba andalusí y clásico a la vez, era muy diferente de lo que habíamos hecho antes”.
Otro de los ilustres colaboradores con los que contó la Orquesta fue el gran violinista judío estadounidense Yehudi Menuhin, quien a mediados de los 90 preparaba un espectáculo titulado Todos los violines del mundo. “Le llamó la atención que tocáramos el violín al revés, y quiso contar con nosotros. Pero mi tío ya tenía una edad y no podía viajar, así que fui yo en su lugar. Fue una experiencia total”, recuerda Jalal.
Todas estas vivencias quedan reflejadas en Tan cerca, tan lejos, cinta coproducida por Flamenco Channel, Música es Amor y el propio director de la Orquesta, por la que desfilan nombres como Lebrijano, Manolete, Mariquilla, el propio Nyman o Morente, con el que volvieron a actuar el mes pasado en Sevilla. “Enrique es como nuestro padrino”, proclama Jalal. “Es muy serio trabajando, le gusta ensayar a conciencia y que todo salga bien. Es un ejemplo para nosotros”.
Uno de los aciertos del filme es sin duda estructurar el guión como un viaje de ida y vuelta a través del Estrecho, de la ciudad de la Alhambra a Tetuán y vuelta a Granada, donde Jalal Chekara se instaló en 2000. “Cuatro años antes de mudarme, mi tío se hallaba enfermo en su casa, y me hizo ver que todos los componentes de la Orquesta estaban mayores para salir del país, ya no soportaban bien los viajes. Si queríamos mantener viva la Orquesta necesitábamos incorporar a jóvenes músicos, y así lo hicimos. Pero si salen festivales en Marruecos, seguimos contando con los veteranos”.
Actualmente, Jalal impulsa desde Granada la Orquesta Chekara Flamenca, “para la cual contamos con artistas jóvenes con muchas ganas de trabajar, como La Choni, Raúl Cantizano o Alicia Acuña”, comenta. “A mí me gustan todas las músicas del mundo, pero el flamenco es el sonido de mi corazón. Y no renuncio al sueño de tocar algún día con Paco de Lucía”, sonríe.
Por otro lado, Jalal Chekara advierte de que la música andalusí ha perdido a grandes maestros, y el relevo generacional no siempre se produce. “Hace 15 años estaba mi tío Abdesssadak, [Mohamed Larbi] Temsamani, [Mulay Ahmed] Loukili, Rais… Ahora no hay tanto trabajo como antes y tengo la sensación de que hemos dejado en el camino muchas cosas. ¿Seguirá la Orquesta otros 50 años? Bueno, tengo dos niños y ya he empezado a enseñarles a cantar y a tocar el violín. Me gustaría pensar que sí”, apostilla.