Shirin Ebadi
«En lugar de bombas tendrían que lanzar libros»
Darío Menor
Roma | Diciembre 2014
Los ojos y la expresión del rostro de Shirin Ebadi denotan su cansancio. Ha participado durante toda la mañana en el encuentro de los premios Nobel de la Paz organizado el pasado diciembre en Roma y por la tarde, paciente, atiende a los medios que hacen cola para entrevistarla en un hotel de Vía Veneto, la histórica calle de La dolce vita.
Distinguida con el galardón internacional en 2003 por sus esfuerzos en la defensa de la democracia y de los derechos humanos, en particular “por su lucha por los derechos de las mujeres y de los niños”, Ebadi (67 años) lleva exiliada en Europa desde 2009 debido al acoso al que la sometió el Gobierno de Teherán.
«No hay distinción entre que te maten con una bala o por no tener acceso a agua limpia o a vacunas»
La vida de esta docente universitaria y autora de más de diez libros está llena de primicias: fue la primera mujer que logró ser juez en su país y también la primera musulmana premiada con el Nobel de la Paz. Con una voz clara y potente, en la que no hay rastro de ese agotamiento que muestra su cuerpo, analiza la situación de Irán y denuncia la “falta de paz” existente en países en los que formalmente no hay guerras.
¿Qué es para usted la paz?
No hay distinción entre que te maten con una bala o por no tener acceso a agua limpia o a vacunas. No es diferente que te metan en la cárcel durante años por haber escrito un artículo o porque el enemigo te aprese en la guerra. No hay diferencia tampoco entre que te desahucie un banco o que te quedes sin casa porque te la bombardeen en un conflicto bélico. En todos estos casos te arruinan la vida. La paz engloba todas las condiciones que tienen que ver con la dignidad del ser humano para vivir en libertad. Por eso vemos que muchos países, aunque no estén involucrados formalmente en una guerra, tampoco disfrutan de la paz. Cada persona tiene que trabajar por ella desde su campo de especialización. Yo soy abogada y desde hace 20 años he defendido en mi país a las víctimas de los abusos de los derechos humanos de manera gratuita y he luchado por estos derechos.
Usted lleva ya más de cinco años exiliada fuera de Irán. ¿Ha cambiado su situación con el Gobierno de Hassan Ruhaní, formado en 2013?
«No puedo vivir de forma activa en Irán; hay censura y si vuelvo, me meterían en prisión»
En el momento actual no puedo vivir de forma activa en Irán. El Gobierno cerró mi ONG y mi bufete y la censura sigue existiendo. Si vuelvo, me meterían en prisión. No es algo que cuente mucho, pues ya he estado antes en la cárcel, pero lo que hay que ver es dónde puedo ser de mayor utilidad. En las condiciones actuales puedo ser más útil si estoy fuera del país.
¿Ha mejorado la vida de los iraníes con Ruhaní como presidente?
La gente esperaba que las cosas cambiaran, pero no ha sido así. Nada ha cambiado. Esto se debe a que nuestra Constitución dice que, al final, todos los poderes recaen en el Líder Supremo (Alí Jamenei). Los poderes del presidente son limitados. Para sacar adelante su programa, Ruhaní tiene que hablar cada cosa con él y conseguir su aprobación. Sobre todo cuando se trata de asuntos como la energía nuclear.
Hay grandes expectativas puestas en las conversaciones entre Irán y el llamado Grupo 5+1 (formado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU -EE UU, Rusia, China, Francia y Reino Unido- más Alemania) sobre el programa nuclear de su país. Está previsto que vuelvan a reunirse en Viena a mitad de año. ¿Cómo puede cambiar la relación entre Teherán y Occidente?
El asunto de la energía nuclear ha provocado sanciones económicas contra la población iraní, que se ha empobrecido. Según los datos oficiales hay 12 millones de personas hambrientas. Creo que las cifras reales son más altas: debe de haber alrededor de 20 millones de hambrientos (la población total es de casi 80 millones). Para un país rico como Irán es algo muy negativo. Las sanciones han enriquecido a algunas personas cercanas al Gobierno. Los fundamentalistas no quieren que se alcance de ninguna manera el acuerdo y ellos son quienes tienen el poder, por eso es muy improbable que se logre. Siempre acaban posponiéndose las conversaciones. El Gobierno se mantiene firme sobre el punto de que sólo firmará un acuerdo cuando se ponga fin a todas las sanciones.
El precio del petróleo se ha reducido a casi la mitad en los últimos seis meses. ¿Cómo puede afectar a la población del país? ¿Sus consecuencias pueden provocar una revuelta social?
La disminución del precio del petróleo ha provocado un déficit en los Presupuestos. El año en Irán comienza con el equinoccio de primavera, en marzo. Es entonces cuando empieza el Presupuesto del Estado. Según la información que Rohani llevó al Parlamento, el precio del petróleo iba a estar en torno a los 70 y 80 dólares, pero hoy está por debajo. Esa disminución va a suponer más presión para el Gobierno y, por tanto, también para la población, pues una buena parte del Presupuesto depende del petróleo.
«El nivel de violencia que utiliza el Gobierno es muy alto, no va a permitir ninguna movilización»
Tras las elecciones de 2009 hubo revueltas populares reprimidas duramente por las autoridades. ¿Existen posibilidades de que haya un nuevo periodo de levantamientos para intentar cambiar la situación política?
El nivel de violencia que utiliza el Gobierno es muy alto, no va a permitir que se produzca ninguna movilización. Por eso no se producen hoy manifestaciones como las de 2009, aunque la gente está cada vez más descontenta. Pero si la situación empeora y la gente termina de perder la esperanza volverán las protestas.
¿Cómo podría llegar un cambio?
Durante los últimos 35 años los Gobiernos de la República Islámica han mostrado al mundo lo peligroso que resulta que la religión y la política vayan de la mano. Si hay un cambio en el Gobierno del país, seguramente será a través de un Gobierno laico.
¿Cómo ha afectado a Irán la llamada “Primavera Árabe”?
Ha tenido un impacto negativo. La televisión, por ejemplo, cada noche emite programas sobre Siria, dando el mensaje a los iraníes de que si se rebelan, les ocurrirá lo mismo que a los sirios. Pero si la situación en Siria es hoy así, es porque el Gobierno iraní, desde el primer día, cuando la población se levantó, envió soldados y material militar.
¿Qué impacto social está teniendo la lucha contra el Estado Islámico (ISIL)?
«Tenemos que luchar contra el ISIL desde las raíces; tirar bombas no va a resolver el asunto»
El Gobierno iraní no forma parte de la coalición liderada por Estados Unidos para atacar al ISIL, pero también lucha contra él. No se trata sólo de un grupo terrorista, detrás hay una ideología. Y una ideología no puede ser eliminada con las bombas. Durante años se ha luchado contra los talibanes, pero sin conseguir vencerles. La ideología del ISIL es errónea, está basada en el fundamentalismo religioso. Tenemos que luchar en contra desde las raíces, por lo que tirar bombas no va a resolver el asunto. Hay dos raíces del fundamentalismo: una es la falta de educación y, la otra, la falta de justicia social. Los países occidentales están gastándose mucho dinero para luchar contra el ISIL. Si dedicaran ese dinero a construir colegios se lucharía de manera más eficaz contra esta ideología. En lugar de bombas tendrían que lanzar libros. El último Nobel de la Paz ha sido para Malala, quien está amenazada por su lucha para que las niñas vayan a la escuela. Lo mismo pasa con Boko Haram en Nigeria: atacan escuelas y, en particular, a las niñas. El fundamentalismo islámico sabe que se queda sin seguidores si la gente se educa y es consciente de la realidad. El otro aspecto es la falta de justicia social, que explica el enfado de la gente. Hay que ir contra estos dos elementos para vencer al fundamentalismo desde la raíz.
¿Considera posible una mejora en la relación entre Irán y Occidente gracias a la lucha contra el enemigo común que es el ISIL?
Tanto Irán como América han dejado claro que luchan por su cuenta. Teherán tiene una relación con la Unión Europea, pero no con Estados Unidos. Si se quiere establecer una relación con América, lo debe autorizar el Líder Supremo, quien no creo que en las condiciones actuales lo permita.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, denuncia la supuesta islamofobia de Europa ¿Está de acuerdo?
Por desgracia, la islamofobia existe en algunos grupos. Se debe a que algunos medios presentan el islam como algo sólo negativo. Por ejemplo, se habla de algo tan terrible como que el ISIL corta la cabeza a algunos rehenes occidentales, pero no se dice que en Arabia Saudí, durante el último año, 25 personas fueron ejecutadas de la misma manera. ¿Es Arabia Saudí un buen amigo de los países occidentales? De eso nadie escribe en los diarios. Los fundamentalismos existen en todas las religiones, pero sólo se escribe sobre el fundamentalismo islámico. He leído muy poco, por ejemplo, sobre los crímenes religiosos cometidos por los budistas en Myanmar o contra los uigures en China.