Crítica

En la prisión de la promesa

Alberto Arricruz
Alberto Arricruz
· 8 minutos

A las mujeres de España. María Lejárraga

Dirección: Laura Hojman

Género: Documental
Participantes: Kitty Mánver, Rosa Montero, Remedios Zafra, Antonina Rodrigo
Guion: Laura Hojman
Produccción: Summer Films, RTVE
Duración: 82 minutos
Estreno: 2022
País: España
Idioma: español

Hojman Lejarraga

Laura Hojman, autora de documentales, está alcanzando un merecido reconocimiento profesional e incluso algo de fama, con su largometraje multi-galardonado Los días azules, dedicado a Antonio Machado, éxito público en cines y recién estrenada en la plataforma Netflix.

Con su nuevo documental A las mujeres de España (que ya va cosechando galardones), Laura Hojman recupera la figura de María Lejárraga, dando a conocer su trayectoria literaria y lo que fue el gran secreto de su vida. Reivindica el sitio que esa escritora se merece en el panteón de las letras españolas.

Porqué María Lejárraga es prácticamente desconocida, al contrario de su marido Gregorio Martínez Sierra, reconocido dramaturgo y escritor español de la primera mitad del siglo pasado, supuesto autor del libreto de El amor brujo de Manuel de Falla.

Yo no la conocía, pero he sido educado en Francia y parece normal. Entonces he probado con algunas personas de mi entorno sevillano, y el resultado ha sido siempre el mismo: no conocen a María Lejárraga, pero el nombre de Martínez Sierra sí que les suena.

Gregorio Martínez Sierra no escribió nada. María fue quien escribió todo: ensayos, teatro, novelas, hasta correspondencia

El documental nos hace descubrir lo que es conocido, sumamente demostrado pero silenciado desde décadas: Gregorio Martínez Sierra no escribió nada. María fue quien escribió todo —ensayos, teatro, novelas, hasta correspondencia— durante más de cuarenta años. Gregorio era el actor genial que jugaba ante los círculos literarios y oficiales el papel de su vida, el de ese autor brillante y prolífico que no era.

María Lejárraga publicó su primer libro, Cuentos breves, en 1899, provocando una reacción totalmente negativa de su familia: una mujer no podía ser escritora, así de claro. Cuando conoció a Gregorio, se plasmaría entre ellos el pacto que iba a determinar sus vidas: ella escribiría, y él se presentaría en público como el autor. Así María viviría respetando las convenciones patriarcales de las que no quiso o no pudo salir, pero en secreto se dedicaría a lo que le apasionaba: la escritura.

Ese pacto funcionó de maravilla: las obras de María —perdón, de Gregorio— cosecharon mucho éxito. María fue intima e inspiradora nada menos que de Juan Ramon Jiménez, trabajó con Manuel de Falla y Picasso en El amor brujo, hizo revistas donde publicó Antonio Machado, Federico García Lorca, etc.

Cuando, en 1922, Gregorio se fue con una actriz tremendamente guapa y enamorada del que creía ser uno de los grandes autores españoles, el pacto no se rompió y, desde España o Estados Unidos, él hacia sus pedidos y ella siguió escribiendo para fama y gloria de Gregorio.

María clama a las mujeres de España: ¡Luchad! ¡No quedéis encerradas en la misma cárcel que yo!

María no se quedó del todo anónima. Se involucró de forma activa y decisiva en el movimiento feminista español, llegando a ser diputada del PSOE por Granada en 1933, participando en esas grandes conquistas para la igualdad de las mujeres que la agresión nazi fascista contra la República borraría para décadas: derecho de voto, de divorcio, de aborto, abolicionismo de la prostitución (porqué sí, el feminismo era y es abolicionista)…

En 1914, casi veinte años antes de ser diputada, María hizo publicar a Gregorio un audaz alegato feminista: Cartas a las mujeres de España, que da su título al largometraje de Laura Hojman. En ese texto, hizo una recomendación cuya dimensión intima no se podía percibir entonces: Mujeres, no os juguéis todo a una sola carta, la del amor.

Amor es esa única forma de existir permitida a las mujeres: encontrar al “hombre de su vida” y dedicarse a él para conseguir seguridad y hogar en el comercio del matrimonio. María, escondida detrás de Gregorio, clama a las mujeres de España: ¡Luchad! ¡No quedéis encerradas en la misma cárcel que yo!

Claro, eso nos deja sorprendidos: esa mujer, brillante y valiente, capaz de ganar las elecciones generales en Granada, perfectamente consciente de la jaula en la que tiene su vida atrapada, ¿cómo puede ser que no se libera del pacto por el que dedica su vida a Gregorio?

Aun hoy, con todas las pruebas sobre la mesa, las obras se siguen publicando bajo el nombre de Gregorio

Gregorio Martínez Sierra falleció en 1947, y María Lejárraga esperó unos años para desvelar la verdad. Entonces, nos dice el documental, sufrió descalificaciones y ninguneos de los círculos literarios que la tacharon de fabuladora. Aun hoy en día, con todas las pruebas sobre la mesa, las obras se siguen publicando bajo el nombre de Gregorio, sus herederos amparándose en las leyes sobre derechos de autor.

El documental nos acerca a María con respeto y empatía. La descubrimos y al final la queremos, contentos de descubrir, por la magia del relato orquestado por Laura Hojman, esa persona entrañable, sutil y talentosa, libre pero atada en la trampa de la fidelidad al hombre de su vida.

El largometraje alterna el relato de la vida de María, escrito como una novela, con entrevistas a personas cualificadas para hablar de la autora y de su época. Todo me pareció acertado, salvo la participación de Manuela Carmena, que no sé por qué aparece, ya que no tiene ninguna cualificación ni vinculo que justifique su participación, y ella misma da la impresión de no saber muy bien qué hace aquí.

Laura Hojman apuesta por hacer interpretar a una actriz el papel mudo de María Lejárraga, dándole su rostro sonriente o su silueta en casas y lugares donde vivió. Eso es bastante arriesgado: en la primera parte de la película, la actriz sonriendo insistentemente en primer plano puede dejar la imagen de una persona un poco boba. Pero poco a poco nos vamos acostumbrando y acabamos aceptamos esa ficción.

Cuando se encienden las luces en el cine, uno estaría dispuesto a seguir un par de horas más para profundizar en esta figura, en el nudo de ese pacto que la convierte casi en una figura novelesca… desde luego hay materia para un biopic bien escrito.

Me gustaría saber más de esas reacciones machistas de rechazo hacia una gran autora feminista

Y ¿cómo fue recibida la carta a las mujeres de 1914, tan avanzada y feminista, pero firmada por un hombre? Me gustaría también saber algo más de esas reacciones machistas de rechazo hacia una gran autora feminista cuando fue descalificada por desvelar la verdad. Porque obviamente, las figuras intelectuales con quienes trabajó no podían ignorar que ella era la escritora.

Ahí reside parte del encanto de ese estupendo documental: descubrimos y aprendemos muchas cosas de forma entretenida sin ceder a la exactitud; da para pensar y da ganas de saber más.

Lo vi en Cádiz —muy cerca del centro del mundo, no la estación de ferrocarriles de Perpiñán sino el baluarte de la Candelaria— con la suerte de participar en un debate después de la proyección con Laura Hojman y nuestro compañero Alejandro Luque, que ha participado en ese documental. El público era muy mayoritariamente de mujeres, aparentemente feministas convencidas. Y uno se pregunta: ¿Qué está pasando para que la vindicación de una figura de la literatura, progresista y feminista tan importante no parezca interesar más allá?

¿Dónde están esas personas de ministerios o delegaciones de “igualdad”, tan rápidas en dar su apoyo a personajes queer u homenajear a hombres autoidentificados mujeres, o en nombrar alguna ley Zerolo o Rhodes? Porque el único otro nombre que se me viene en mente de un genio literario que además ha sido diputado progresista, es el de Víctor Hugo.

María Lejárraga se merece un amplio conocimiento y reconocimiento en España, empezando por reeditar sus obras por fin bajo su nombre. Gracias, Laura Hojman, por dárnosla a conocer y dar así la oportunidad de que España la reconozca.

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© Alberto Arricruz | Especial para MSur