serbocroata


Libros en serbocroata (grafía latina y cirílica) en Podgorica, Montenegro (2014) | © I. U. T. / M'Sur
Libros en serbocroata (grafía latina y cirílica) en Podgorica, Montenegro (2014) | © I. U. T. / M’Sur

El serbocroata dejó de existir oficialmente con la desaparición de Yugoslavia a través de las guerras balcánicas en la década de los noventa. Hoy se llama serbio, croata o bosnio, según el país en el que se hable.

No obstante, la lengua eslava hablada por serbios, montenegrinos, bosnios y croatas —en conjunto, unos 20 millones de personas— sigue siendo un idioma compacto y sin diferencias llamativas. Existen ciertas variaciones locales fonéticas, pero éstas no corresponden a las fronteras políticas que hoy definen el empleo de los términos ‘serbio’, ‘croata’ y ‘bosnio’.

La mayor diferencia es la grafía: en Serbia y Montenegro se utiliza sobre todo el alfabeto cirílico, mientras que croatas y bosnios emplean habitualmente el latino, ampliado con ciertas letras especiales. No obstante, el alfabeto latino también va ganando espacio en Montenegro, donde en las librerías ya es tan habitual como el cirílico.

La comprensión mutua entre hablantes del serbocroata, con todas sus variantes, es cercana al 100%; las diferencias son minúsculas y a menudo sólo implican cambios ortográficos menores. La diferencia fonética más común entre dialectos —el cambio de e hacia i o ie (lep, lip, liep = bonito)— se da incluso en el interior del conjunto serbio.  «Los serbios dicen ‘mleika’ para leche. Los croatas dicen ‘milieika’. La gente en Dalmacia [costa de Croacia] dice ‘míliko’. Los montenegrinos dicen ‘milko’, también, y los macedonios dicen ‘mleka’. Éstas son las diferencias», según la escritora croata Dubravka Ugresic.

El serbocroata fue creado como lengua unitaria en la segunda mitad del siglo XIX, estandarizando una variante de los diversos dialectos, todos extremamente similares, de los Balcanes occidentales. A partir del siglo XX se había generalizado su uso y en la década de los cincuenta fue impuesto como lengua general de Yugoslavia, aunque eran cooficiales el eslovenio y el macedonio (búlgaro). Los tres idiomas juntos forman la rama meridional de las lenguas eslavas.

La insistencia por crear lenguas nacionales ha llevado en la última década a políticas destinadas a realzar un supuesto caracter diferenciado del serbio y croata. En esta línea, hoy se traducen numerosas obras del ‘serbio’ al ‘croata’ y ‘bosnio’ y viceversa y se han llegado a pedir traductores en ciertos juicios, aunque más del 90% de las palabras en textos croatas, bosnios y serbios son idénticas y el serbocroata oficial en Yugoslavia admitía todas las variaciones locales como correctas.

Esta tendencia de división es menos pronunciada en Bosnia, pero incipiente en Montenegro. Allí, ciertos sectores políticos promueven la estandarización de un idioma montenegrino propio, aunque dos tercios de la población definen su lengua materna como ‘serbia’.

La cercanía de casi todas las ramas eslavas permite cierta comunicación rudimentaria entre el serbocroata, el eslovenio, el búlgaro e incluso con el ruso.