El comunismo ya no vive aquí
Saverio Lodato
Leemos un artículo de tono alarmante, y con razón, que anuncia la próxima clausura, excepto algún golpe de efecto, de “Il Manifesto”, diario histórico de la izquierda italiana, que se autodenomina, quizás con cierto tono de orgullo de otrora, “diario comunista”. Buscamos por la red otros artículos sobre el asunto, pero no los encontramos, como si se hubiera difundido una plácida somnolencia entre aquel pueblo de almas nobles que en otros tiempos se habrían alzado llamando a la revuelta, a la crítica y la movilización general ante la planteada clausura de un periódico militante.
La desaparición de un periódico, independientemente de lo que piensen sus redactores e independientemente de lo que piensen sus lectores, representa un auténtico mazazo al pluralismo de la información.
Apresurémonos a añadir que cosas comunistas, por el mundo, han quedado más bien pocas: China y Cuba, Vietnam y Laos, el Kerala indio y Corea del Norte son los últimos testimonios, al menos nominales, de épocas pretéritas que, no obstante, no nos desagradan, dado que no podríamos soportar que el mundo entero estuviera representado por el rostro obtuso del tío Sam. Aun teniendo en cuenta todo esto, no logramos comprender por qué el recorte de presupuestos a la industria editorial va a golpear precisamente a Il Manifesto, (cuya clausura se teme), con la falaz explicación de que ese diario tiene pocos lectores.
¡Cuántos diarios italianos deberían ser condenados a guillotina si el criterio fuese el número de lectores!
Si el lector supiera cuántos diarios italianos deberían ser condenados a la guillotina suponiendo que ése fuera el criterio (el del número de lectores) y, en cambio, no lo son porque, como a sus señorías les resultan útiles, aparecen en los programas de televisión, en los resúmenes de prensa de la mañana y de la noche, dado que ofrecen pases a personajes que se dedican al periodismo igual que podrían estar, sin inmutarse lo más mínimo, en muchas de esas empresas pobladas por espías mercenarios a sueldo de las que está infectada Italia.
Y habría muchos otros rotativos que clausurar por escasez de lectores, antes de hacer que las campanas toquen a muerto por Il Manifesto, el último “diario comunista”.
En cuanto a nosotros, nos conformaríamos con que se prohibiera por ley a expresidiarios demostrados fundar periódicos al límite (y en ocasiones mucho más allá) del código penal. Y que las nobles almas de la izquierda se dieran cuenta de que hay quien, como empiece a cerrar periódicos, puede cogerle el gusto y no parar.
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© Saverio Lodato | Publicado en Antimafiaduemila | 23 Diciembre 2020 | Traducción del italiano: Rocío Moriones Alonso
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