Crítica

De los puentes rotos

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 4 minutos

Dino Pesut

Hijo de papá

Género: Novela
Editorial: Deleste
Año: 2020 (2024 en España)
Páginas: 240
Precio: 20,95 €
ISBN: 978-84-128903-0-3
Idioma original: croata
Título original: Tatin sin
Traducción: Patricia Pizarroso Acedo y Marc Casals Iglesias

Pesut hijos

No descubro nada nuevo si afirmo que una guerra, además de una productiva fábrica de muertos y de ruinas, supone una sacudida tal que obliga a una comunidad a replantearse infinidad de cosas. Y que las posguerras suelen ser periodos en los que todas esas preguntas siguen aflorando e interpelando a los sobrevivientes por un tiempo indefinido. Sin ir más lejos, la guerra de los Balcanes que condujo a la desintegración de Yugoslavia abrió innumerables interrogantes, desde las tan traídas y llevadas cuestiones de identidad y memoria hasta la reconfiguración de los roles sociales. Y la literatura de la región va reflejándolas de un modo más o menos explícito, sin necesidad de brindar respuestas.

La cuestión de la homosexualidad es sin duda una de esas cuestiones, un viejo tabú que ha ido manifestándose en sintonía con los avances globales en materia de respeto a las identidades sexuales. Autores como el esloveno Brane Mozetič o el kosovar Pajtim Statovci se han dado a conocer en España con obras que abordan este tema, y a ellos viene a sumarse ahora, de la mano del recién creado sello Deleste (a quien felicito por su arrojo y deseo una larga y feliz andadura), el croata Dino Pešut.  

Explora el territorio gay sin caer en ningún momento en la afectación ni el petardismo

Se trata de la primera novela de este joven dramaturgo, poeta y narrador, donde cuenta la historia de un escritor igualmente joven, trasunto de sí mismo, que sueña con el éxito literario mientras ha visto cómo sus amigos se desperdigan por Europa. Él también intentó marcharse, pero regresó a su Croacia natal para ganarse la vida modestamente como recepcionista de hotel, atrapado entre el tedio y ese vacío vital del que apenas lo saca un amante adinerado. El revulsivo de esa existencia más bien gris va a ser la noticia de que su padre, con el que nunca ha tenido la mejor relación, está en el hospital.

El trauma de la guerra, como decía al principio, es aquí absolutamente secundario. Ese episodio es irrelevante para la generación a la que pertenece el protagonista, que ha crecido con el nuevo siglo, y a la que la crisis económica de 2008 les ha marcado mucho más que aquel remoto conflicto armado. El dinero y la necesidad de aparentar son ahora las obsesiones recurrentes para sus coetáneos, pero no les van a solucionar sus angustias más profundas.

Estupendamente traducida por Patricia Pizarroso y Marc Casals, ágil e intensa a un tiempo, Hijo de papá explora el territorio gay sin caer en ningún momento en la afectación ni el petardismo, como decíamos en mis tiempos, pero uno acaba pensando que se trata de una suerte de mcguffin, o al menos de elemento subsidiario del asunto central de la novela: la dificultad de padres e hijos para comunicarse, por la sencilla razón de que los puentes entre unos y otros, si han existido alguna vez, ahora están rotos.

Este punto es el que genera una mayor tensión narrativa y da a Hijo de papá una dimensión universal. En estos tiempos en los que la identidad geográfica, racial o religiosa parece una buena coartada para casi todo, Dino Pešut dirige su mirada hacia la familia como caja negra de lo que somos y con qué suelos nos estrellamos, así como la necesidad de establecer con conversar con el pasado o, al menos, firmar con él un pacto de no agresión.

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© Alejandro Luque |