Entrevista

John Turturro

«La música napolitana es internacional»

María José Ramírez
María José Ramírez
· 8 minutos
John Turturro (Venecia, 2010) |  © María José Ramírez / M'Sur
John Turturro (Venecia, 2010) | © María José Ramírez / M’Sur

Venecia | Septiembre 2010

Que John Turturro (Brooklyn, 1957) tiene debilidad por Italia no es nada nuevo. El año pasado, el director neoyorquino anunció varios nuevos proyectos relacionados con la cultura italiana, y Passione, que se presenta estos días en el marco de la 67 edición del Festival de cine de Venecia —esta vez fuera de concurso—, es fruto de ese afán por indagar en sus raíces.

Si el año pasado, Turturro presentó en el Festival de cine de Venecia su particular declaración de amor a Sicilia con el filme Prove per una tragedia siciliana (Pruebas para una tragedia siciliana), ahora el actor y director estadounidense se acerca al mundo de la canción napolitana con un documental que propone al espectador un viaje por la riqueza musical de una de las ciudades más asombrosas de Italia.

Turturro, de padre italiano emigrado a Estados Unidos, ha declarado que “cuando envejeces un poco, es bueno hacer un poco de balance de tu vida y establecer lazos de unión con tu otro país de origen”.

La pasión de Turturro por la tierra de sus antepasados le ha llevado a emprender un viaje cinematográfico y musical por Nápoles. Sus canciones y cantantes, sus músicos y sus poetas, sus personajes legendarios son los protagonistas de este documental que atraviesa una de las ciudades más hermosas y controvertidas del mundo. En la misma línea en que Wenders exploró la música cubana en Buena vista social club, Passione parte de las canciones del siglo XIII y llega hasta las más conocidas como O sole mio o Volare.

«Las personas que viven en estos barrios necesitan de la música porque no tienen nada»

En definitiva, un documental que habla no sólo de melodías sino también de las historias que encierran esas melodías. Las voces del pasado abren paso a las de los nuevos intérpretes, capaces de continuar con una tradición tan arraigada como esplendente, transformándola en algo nuevo y al mismo tiempo sabiendo conservar su esencia.

Turturro, que ha confesado que en su casa durante los últimos años sólo se ha escuchado música napolitana, asegura que esta ciudad “es uno de los sitios más musicales del mundo”. “La música napolitana es internacional —apunta el director—, no sólo forma parte del pasado, sino que es bastante actual, y en ella se siente la influencia de otras músicas del norte de África, de España, de Francia… por eso mi documental no es nostálgico, no está hecho para recordar sino para recuperar una música que está viva”, declara.

Nápoles en estado puro

Para grabar Passione John Turturro no ha dudado en adentrarse en los barrios más pobres de la ciudad italiana, ya que sólo así sería capaz de mostrar su verdadera realidad. “Nápoles es duro para grabar allí”, explica el director, “ya que hay unos códigos que respetar si quieres hacer las cosas bien”. Y él los ha respetado, aunque se haya encontrado con escenas un tanto peculiares. El director ha recordado que cuando se disponía a grabar a un grupo de mujeres que jugaban a la lotería en la calle, estas se atrevieron a pedirle dinero por su aparición en pantalla.

Se trataba de realizar una captura lo más realista posible sobre la esencia de la capital de la región de la Campania. “Las personas que viven en estos barrios necesitan de la música porque no tienen nada, y la música es una parte fundamental en sus vidas; por eso este es un trabajo muy especial, porque no habla de mi relación con la música napolitana sino de Nápoles y de su gente, de sus músicos”, agrega Turturro, famoso en todo el mundo gracias a su interpretación en cintas como Barton Fink, El gran Lebowsky, Haz lo que debas o Oh, Brother!.

El rapero Raiz, que ha participado en el rodaje del documental, cuenta cómo mientras grababan en una calle estrecha pasó una moto a una velocidad excesiva, tirando parte del mobiliario que habían dispuesto para el rodaje. “En medio de esta escena, aparece John gritando ¡Oh!, pero no le salió con el acento de un neoyorquino sino como el de un auténtico napolitano; y claro, el chico de la moto se volvió a pedir explicaciones… Non è niente, fratello (No es nada, hermano), tuvimos que decirle nosotros para que dejara a John en paz y se marchara”, relata Raiz.

Muchos son los artistas que aparecen en este documental. Desde la gran Mina, hasta la experimentación del mencionado Raiz, pasando por el grupo Almamegretta, los cantantes Massimo Ranieri, Lina Sastri y Peppe Barra, o el saxofonista James Senese, entre otros. “Nos hubiera gustado incluir a muchos más, pero entonces esto habría durado muchísimo más”, dice el director. Turturro lamenta haber dejado fuera a muchos cantantes napolitanos, como es el caso de Roberto Murolo, pero asegura que “su espíritu está en este documental, como el de tantos otros que tampoco he incluido”.

“Hoy más que nunca tenemos que estar alerta, tenemos que hacer que nuestras raíces estén protegidas y se difundan”

Ante la ausencia de algunas voces, el actor y cantante Peppe Barra afirma que “este proyecto está hecho por el amor que Turturro siente hacia la canción napolitana, y si Murolo no está no importa, porque cuando yo canto lo hago con la voz de Murolo, y cuando Raiz canta lo hace también con la voz de Murolo, porque todos tenemos en la sangre el ritmo de Nápoles”.

Comunicar emociones

Temas como O sole mio o Funiculì, funiculà siempre serán recordados dentro y fuera de Italia. Sin embargo, la canción napolitana se renueva cada día y nuevas voces deben continuar con la tradición. Es obvio que para adaptarse a los nuevos tiempos los jóvenes intérpretes se ven obligados a renovar y actualizar los antiguos clichés musicales de la ciudad.

La cantante portuguesa Misia, invitada especial del filme, manifiesta que no hay que pensar en la música napolitana como algo inmóvil. “Tendemos a ver esta música como el fado o el tango, por ejemplo, que son estilos considerados inmóviles, y no es así; porque la tradición napolitana debe cambiar poco a poco, sería raro si ocurriera lo contrario, es la naturaleza de la música”, comenta.

Tras las modificaciones o actualizaciones de los ritmos lo que sí reconoce Misia que permanece siempre es “la voluntad en el momento de comunicar emociones”. “Esas emociones tan especiales son lo que queda inmóvil en la canción napolitana”, dice, “lo que no ha cambiado desde sus orígenes y nunca cambiará porque es un estilo propio”.

Un estilo que representan todos y cada uno de los músicos que forman parte de este documental, lleno de vida, de letras con sentimiento. Peppe Barra es uno de los pocos artistas napolitanos clásicos que no se ha marchado de su ciudad. “Pocos hemos quedado”, se lamenta. “Pero hoy más que nunca tenemos que estar alerta, tenemos que hacer que nuestras raíces estén protegidas y se difundan”, continúa. Para Barra, el hilo musical que John Turturro ha creado con este trabajo no sólo protege la identidad del sur, sino también la del norte. “Los del norte no lo saben pero también les protege a ellos”, bromea.

Peppe Barra trabaja desde 1967 en la Nuova compagnia di cante popolare [Nueva compañía de cante popular], una asociación encargada de recuperar la tradición musical napolitana, cuya labor ha dado como fruto algunos espectáculos musicales como La canzone di Zeza, La Gatta Cenerentola o La Perla Reale presentes en festivales de Tokio, Londres, Berlín o Buenos Aires.

Barra mantiene un gran afán por mantener la seña de identidad de la música de su ciudad y ante la imagen negativa que en muchas ocasiones se ha creado sobre Nápoles en el extranjero, el cantante reivindica que “ya es hora de darnos a conocer no por las cosas desagradables que siempre se dicen de Nápoles, sino por el resto de cosas hermosas que tenemos, porque vivimos un momento de oscuridad, pero la luz está ahí y vamos caminando hacia ella”.

Italianismo militante

Hijo de un artista pullés y un ama de casa siciliana, hay para John Turturro un antes y un después tras su trabajo en filme El Siciliano (1983) de Michael Cimino, que —según recuerda— espoleó su nostalgia. Y en los últimos años su italianismo militante no ha hecho sino reforzarse.

Así, en 2008 produjo el documental en Beyond Wiseguys: Italian Americans & the Movies, al año siguiente dirigió la cinta Prove per una tragedia siciliana, y a primeros de este 2010 estrenó la obra de teatro Fiabe italiane (Fábulas italianas), sobre leyendas populares recogidas por Italo Calvino, Giambattista Basile y Giuseppe Pitré.

Ahora, tras el estreno de Passione, sigue trabajando en la adaptación al cine de la obra off-Broadway Souls of Naples (Questi fantasmi), original de Eduardo de Filippo.