Opinión

Toma, Salvini

Saverio Lodato
Saverio Lodato
· 6 minutos

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Palermo | Agosto 2019

Parece que el otro día, en el Senado, mientras Giuseppe Conte hablaba, Matteo Salvini no se sacó ningún selfie, decepcionando por primera vez a sus seguidores. Y haría falta decir que, al fin y al cabo, se necesitaban las fuerzas de un solo primer ministro con buen sentido para amarrar el genio de la lámpara soberano populista que amenazaba con destrucciones y desastres. En el Senado –todo el mundo lo ha visto– , a medida que el primer ministro hablaba, el genio se deshinchaba y se empequeñecía, hasta volver a su rencoroso subsuelo que lo había evocado.

El primer ministro, siempre por su cuenta, le daba en la cabeza, presentándole una cuenta bien alta, sin perdonarle ni un fallo, poniéndolo en línea a nivel institucional, constitucional, político, étnico, religioso, bajo en perfil de la buena educación, e incluso a nivel de cariño.

El genio al que dio a luz la lámpara soberano populista no sabía donde sentarse, si llorar o reír, si abrir la boca o mantenerla cerrada, si mover la cabeza o bajarla, si apretar las manos o comerse las uñas, si fomentar o placar los ánimos de sus pretorianos; parloteaba, balbuceaba, perdía el hilo del discurso, hacía como si estuviera contestando al móvil, hacía dibujitos para ‘relajarse’, dando en la tele la impresión que no sabía ya donde meterse, como si dijera a sí mismo; “¿Qué hago yo aquí?”.

Al fin de cuentas, podemos afirmar que Matteo Salvini no era tan fascista como mucho decían. Y es gracias a Giuseppe Conte, solo por él, si a partir de hoy Matteo Salvini ya no será un espantapájaros ni siquiera para los niños en la calle.

Y aquí, ahora, el discurso se hace más serio. Y más complicado.

Hay que reconocer mérito al partido 5 Estrellas: al menos halló un punto de encuentro anti-Salvini

La inmensa mayoría de los parlamentarios, incluido los de la Liga, no quieren repetir elecciones, porque a estas alturas, hasta los sondeos podrían ser mantas demasiado cortas para defender su apego a la silla. Y hasta aquí estamos, se entiende. Todos quieren que la legislatura no estire la pata antes de tiempo. Y justamente aquí, hace apenas unos días, hacíamos referencia a la “política de los abandonados”.

En la víspera del encuentro en el Senado, hay que reconocer mérito al partido 5 Estrellas que por lo menos halló un punto de encuentro anti-Salvini. Grillo y Casaleggio habían impuesto la línea de supervivencia que los senadores habrían respetado en el hemiciclo. Digamos línea de supervivencia, porque estamos hablando de un partido que era el primer partido italiano pero que hoy sabe que ya no lo sería.

El Partido Demócrata (PD) estaba dividido y así se ha quedado.

Una prueba es que, mientras el cirujano Conte estaba operando a corazón abierto, Matteo Renzi y Nicola Zingaretti, presidente del PD, se daban empujones para entrar en el quirófano.

Por cierto: ahora parece que la línea Zingaretti esté prevaleciendo en la casa del PD. Y esta es una buena noticia ya que una enésima revuelta del PD interrumpiría antes de empezar el parto ya muy complicado de un gobierno (dentro de poco se sabrá de qué tipo). Si podemos permitirnos una humilde sugerencia a los dirigentes del PD, los invitaríamos a no aventurarse demasiado en el terreno de la “ilegitimidad electoral” de este gobierno amarillo-verde que se acaba de descomponer.

Que eviten las apariciones televisivas. Que aprendan de Conte a hablar con hechos concretos, no con el auxilio de los teclados. Que mantengan un perfil bajo acerca de las declaraciones públicas. Que se presenten de puntillas a los italianos. Que demuestren a quienes los estén mirando que, si entran en un gobierno, saben muy bien, ellos en primer lugar, que es un milagro.

Giuseppe Conte no les gusta a quienes buscan un nuevo gobierno, ni siquiera al 5 Estrellas

Y que sorprendan –esto sí– con efectos especiales, grandes propuestas, grandes programas, grandes compromisos, grandes nombres; nombres, nos atreveríamos a decir, de altísimo perfil. Pronto veremos si han aprendido la lección.

Dicho todo esto, Giuseppe Conte no les gusta a aquellos que se están empeñando en hacer un nuevo gobierno, ni siquiera, por lo que parece, al 5 Estrellas. Es un hecho. Y es una lástima.

Ya veremos si el jefe del Estado, Sergio Mattarella, tendrá en cuenta sus quejas o le dará otra posibilidad al primer ministro que, por su cuenta, echó al subsuelo al genio de la lámpara soberano populista. El profesor Luciano Canfora, haciendo referencia al discurso de Conte, ha afirmado que hacía años que no se escuchaba en el Senado un discurso de tan alto nivel y estilo.

Modestamente, añadimos.

En cambio, otros comentaristas de la prensa importante ven a Conte como humo en los ojos.
¿Por qué? Se entiende: porque siempre ha sido uno de los del 5 Estrellas. Durante catorce meses se habían burlado de él definiéndolo como un Don Nadie y ahora él solito – y lo decimos bromeando – ha derrotado el fascismo, sin necesidad de recurrir a proclamaciones ni a firmar grandes llamamientos.

Conte remueve las aguas de algunos charcos en los que otros siguen chapoteando con gusto

Le debemos a Conte la destitución del ministro Armando Siri [de la Liga, acusado de corrupción] y el haber vuelto a llevar al primer plano el caso Moscopoli, que había desaparecido de las primeras páginas. No es poco. Conte, con su sencilla presencia, remueve las aguas de algunos charcos en los que otros siguen chapoteando con gusto.

Un sentimiento común, déjenos decirlo, que parece resumido por Emma Bonino cuando le echa en cara a Conte sus “tardíos arrepentimientos” respecto al gobierno. Ya.

¿Es mejor Bonino que, junto con Marco Pannella, apoyaron todos los gobiernos de Berlusconi que se crearon, sin ni siquiera una palabra de “arrepentimiento”? Debería arrepentirse ella, en lugar de buscarle las cosquillas a Conte. Hay un momento para todo.

Y tal vez el PD, si quiere cambiar de marcha, debería empezar a renunciar a algunos compañeros de trabajo, como la propia Bonino, que nunca han favorecido la imagen del partido ante los italianos.

Nicola Zingaretti tendrá mucho trabajo que hacer.

Los italianos disfrutarán del espectáculo.

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© Saverio Lodato | Publicado en Antimafiaduemila | 21 Agosto 2019 | Traducción del italiano: Carolina Pisanti

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