Opinión

La lista. A un paso de la utopía

manutrillo
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· 20 minutos

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[Cuarta entrega de la reflexión tras  Vamos a morir todos , Lo imposible  y  La lista]

 

En el 2016 me invitaron a Palestina con una cohorte de poetas españoles. No me pregunten qué hacía en ese viaje, porque ni yo sabría contestar. El hecho es que en aquel asfixiante, surrealista y enrarecido país, viajando con una furgoneta de su Ministerio de Cultura que maniobraba brusca y velozmente, escoltado por dos coches que iban cortando las calles para aligerar nuestra marcha, uno podía imaginarse a vista de GoogleEarth y se sentía cómo una cucaracha antes de recibir un zapatillazo, ¡joder! ¡que sólo éramos un grupo de poetas! Uno era consciente de hasta qué punto puede el ser humano someter a otro: hasta el infinito y más allá.

Aquellos palestinos a los que conocí —artistas, poetas y políticos— hablaban de una vida inimaginable para cualquiera de nosotros, incluso para los que viven en nuestros barrios más pobres. Lo más sorprendente es que las conversaciones siempre eran positivas, llenas de esperanza, de vida, de humanidad: aquellas personas tan jodidamente jodidas se sentían libres y así te lo decían textualmente, porque uno, que no se guarda una pregunta, trataba de acorralarles en su supuesta “libertad”. Quería saber si aquello era una fachada o una patología mental, y no era así: el refugio de aquella libertad eran sus cabezas, sus mentes, sus pensamientos.

Llevamos dos meses de confinamiento, de encierro, de no libertad, y nuestra cabeza poco a poco ha ido escudriñando en nuestro yo, hemos podido enfrentarnos a todo lo que nos gusta y disgusta de nosotros mismos. Y vamos previsualizando cómo será la vuelta. ¿Cómo la imaginan? ¿Imaginan una vuelta de tuerca? Eso sería un grave problema, más aún después de casi una década de austeridad.

Hay algo que enseñamos en casa a nuestros hijos desde que son muy pequeños: Un problema es una solución y si no tiene solución, no es un problema sino una putada.

De esta manera, a veces vienen con un juguete roto, de esos de plástico, que ni con cinta americana se pueden arreglar:

—Papi, tengo un problema.
—No hijo no, eso no es un problema…
—¡Vaya putada!

Usted, ¿está en un problema o en una putada? Si ha perdido a un familiar querido es evidente, esa perdida es irreparable, pero aún así, ¿está dispuesto a confundir un problema con una putada?

Todo el mundo anda con la dualidad optimismo-negativismo porque, desgraciadamente, por muy creativos que nos creamos en redes sociales, nuestro sistema educativo no nos ha dado las herramientas para enfrentarnos a lo nuevo, y es tal la incompetencia que asumimos meros problemas como putadas inabarcables.

El siguiente texto es una propuesta para enfrentarnos a ese problema, ese futuro que viene en el caso —¡OJO! Y SOLO EN EL CASO— de que los políticos, el poder, el capital, decida hacer las cosas con el embudo en la misma dirección. La dirección de la Banca, aquella que como en el Monopoly ha ganado claramente el juego y está en el momento de repartir el dinero para empezar una nueva partida… una partida más pública y sostenible, más adaptada a nuestras posibilidades humanas y planetarias. Es lo que esperamos, ¿no?

Según nos dicen, vamos a viajar al futuro, o ya estamos en el futuro: nos van a geolocalizar a todos

Nadie nos va a ayudar, olvídese, ni Sánchez, ni Casado, ni su Comunidad Autónoma, ni la OMS, ni siquiera su jefa, su familia, ni su pareja. Está absolutamente solo; de esto tendremos que salir individualmente. Pero, ¿no era solidaridad y comunidad lo que se necesitaba? La solidaridad —que más bien es caridad lo que se ve hoy en día— y la comunidad son dos conceptos que hace tiempo se nos han robado en nuestra propias narices, ahora los llaman ONGs y redes sociales; quizás sea por fin el momento de actuar con responsabilidad individual ante nuestra vida, que será al final, la que compartamos todos.

Pongámonos en el peor escenario… obviando las incógnitas que aún tenemos con el virus.

Según nos dicen, vamos a viajar al futuro, o más bien, ya estamos en el futuro, es decir, nos van a geolocalizar a todos, e incluso algunos hablan de las bondades de unas pulseras que además mandarán datos fisiológicos; por ahora será el móvil. No solo controlarán nuestros movimientos, sino las interacciones de unos con otros. Ahora encontraremos sesudos artículos que nos hablen de la inconstitucionalidad de la medida, que evidentemente lo es, pero no quisiera liarme con eso; además lo justificarán fácil e impepinablemente por el bien de nuestros mayores y la confianza del mercado. Ok, aceptemos pulserita como kit de compañía (o aplicación de móvil rastreadora); de hecho, muchos ya la teníamos, la única diferencia es que le regalábamos la información a una empresa privada.

Según nos dicen también, el dinero va a correr a espuertas, pero eso nos va a costar un ojo de la cara y el otro también. Es decir, no existirá ninguna diferencia entre la relación que tiene la UE con España o con Senegal; a nivel mercado aumentaremos deuda externa y seremos aún más dependientes, ¿más? Sí, mucho más, recuerden: hasta el infinito y más allá. Buen momento para pensar en la deuda externa de los países africanos, dicho sea de paso.

Ese dinero está llegando ya, primeramente en forma de los créditos ICO. ¿Ha pedido usted un ICO?

Si aún no ha pedido ese ICO, párese y piense una cosa: ¿Qué tiene usted y qué tiene el banco?

¿En que situación se ha quedado tras pedir ese ICO? ¿Recuerdan la crisis de 2008? Aquella burbuja de crédito que jamás podría ser pagada… Al final caímos todos, hubieses o no pedido una hipoteca. Si aún no ha pedido ese ICO, párese y piense una cosa: ¿Qué tiene usted y qué tiene el banco? Pongamos como ejemplo un bar: mesas, sillas, un local y unos fieles clientes y trabajadores, de todo eso, las dos últimas cosas son las que tienen mayor valor¿verdad? El banco: en teoría tiene dinero, ¿ha pensado alguna vez qué es el dinero? ¿Realmente cree que el banco tiene todo el dinero que dice tener? ¿No sería interesante conservar en propiedad lo poco o mucho que aún tiene (real-tangible)?

En definitiva, asumamos que van a tratar de arreglar un problema de la misma manera que lo crearon, es decir, no solo no lo van a solucionar sino que seguirán tratándonos como a cucarachas. Nada nuevo, nadie al volante…

¿Vaya desastre no? ¿Y qué hacemos? ¿Qué puedo hacer yo?

Problema = Solución: ¿Una huelga?

Ponerse en huelga no lo veo muy efectivo; recuerde los artículos anteriores (Lo imposible): sobra mano de obra, la poca que hay va a tirar precio y nadie será competencia para una máquina. No dudo que los sindicatos no lo intentarán, lo que dudo es que ello revierta en toda la población, recuerde: nadie le va a ayudar.
¿Un Change.org?

¿Realmente creen que pueden hacer algo contra el sistema por medio de una herramienta del mismo sistema? Si en el 15-M se acuñó la palabra de “clickactivismo”, lo del Change.org es directamente un “idiotismo”, disculpe si se siente insultado, yo también reconozco haber firmado alguna vez. Es fundamental que nos riamos de nosotros mismos, de nuestra estupidez.

¿Votar a otro partido político?

Es obvio que alrededor de esta cuestión está toda la cortina de humo desplegada en este momento; yo repito aquello de: “Llevo más de diez años votando lo que no quiero que salga”. Mientras sigan siendo economistas los que asesoren a los partidos, mientras nos sigan hablando del PIB… todo seguirá siendo una reducción al absurdo. Crecimiento ilimitado en un planeta finito. Falta creatividad y valentía, sobre todo lo segundo.

Pero entonces ¿Qué podemos hacer? Si no soy nadie y ellos son tan grandes, si nuestros políticos están a merced de los mercados, lo del Cambio Climático es planetario… ¡¡me siento como si meara en una catarata!!

Inspire, espire, inspire, espire…

Vamos a fijarnos en la grandes victorias sociales que a modo de David contra Goliat derrocaron a colonias e imperios.

¿Para cuándo un monumento en memoria a las víctimas de los desahucios?

¿Desobediencia civil? Podría ser: Gandhi puede ser efectivo en el sistema en el que vivimos, ya que los conflictos como tal no son rentables para nadie, al no ser que sean lejanos y se puedan bombardear ciudades desconocidas o más bien que los medios de comunicación no quieren que conozcamos. El problema está que hace no mucho cambiaron las leyes, ¿recuerdan?: 15-M, los desahucios, Catalunya… se estaban preparando para esto, e incluso el sentarse en el suelo ya puede estar penado, y la verdad no está la cosa ni para que nos multen ni para pasar un minuto más encerrado. Estamos tiesos y desesperados.

¿Que se quemara un anciano a lo bonzo? Eso creo que podría funcionar, ya que los medios de comunicación nos están ocultando toda imagen de la barbarie. ¿No les resulta extraño? Con la de espeluznante escenas que vimos de fosas comunes del yihadismo, ahora no vemos ni un ataúd… ¡Ah! claro, es por el respeto a los muertos, o quizás es que sólo hay escenas horribles en Ecuador, debe ser un Estado fallido, tercermundista… Parece ser que el Palacio de Hielo de Madrid está lleno de cadáveres, bueno, más bien está lleno de números, los mismos números que se ahogan en el Mediterráneo…

La foto de uno de los nuestros quemándose como los monjes budistas en la guerra de Vietnam podría tener suficiente impacto cómo para paralizar el sistema. Pero no, pensándolo bien, han sido muchos los desahuciados que se han suicidado y no ha ocurrido gran cosa. Bueno si, la dación en pago, que no es poco. ¿Para cuándo un monumento en memoria a las víctimas de los desahucios? La foto del niño, Alan, muerto en la playa tampoco cambió nada. Lógico, era sirio y no español. ¿Han pensado alguna vez para quien iba realmente ese mensaje? ¿Para cuándo un monumento europeo en memoria a las víctimas del Mediterráneo?

Desde la última crisis acá los “busy, busy” han proliferado cómo jaramagos

¿Se ha preguntado a qué le tiene miedo?. Normalmente se le tiene miedo a lo nuevo; lo de más vale malo conocido ha hecho mucho daño. Pienso que tenemos también miedo a perder nuestra identidad, o lo que creemos es nuestra identidad: muchos no volveremos a trabajar en lo de antes o incluso, algunos, a trabajar a secas, y eso hace que apostemos por el negativismo, aferrándonos al pasado, cueste lo que cueste. ¿Realmente creen que uno se define por su profesión?. “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Era el medievo y todos éramos almas a salvar… Llegó la Ilustración y frases como: “El trabajo dignifica”, “El trabajo os hará libres”, “El trabajo es un derecho”, “La riqueza la crea el obrero”… nucleaban las raíces productivistas comunes de la izquierda y la derecha. Efectivamente: Marx y Smith se tocan.

En el 95, la primera vez que fui a Nueva York, con 21 años, me volví extrañado de que los amigos que hacía siempre estaban “busy, busy”; era cómo una coletilla: de esta manera mostraban su situación social, era cool. Casi 20 años después observé ese mismo comportamiento en nuestro país, y la verdad, lo veía aún más ridículo, si cabe, que cuando lo oí en N.Y.

Desde la última crisis acá los “busy, busy” han proliferado cómo jaramagos, no sólo eso, ya no es cool, ahora es la norma. Actualmente, lo cool es el “busy, busy” total pro, es decir los ‘workaholics’. El hecho de que nos hayan hecho pensar que somos nuestra profesión es tan perverso como hacernos creer que somos creativos con nuestro instagram. No, no somos creativos, somos consumidores y eso, después de “trabajadores”, es la identidad que nos había otorgado el sistema que ha muerto.

Cuando en la colonización de América había españoles que daban la espalda a la Corona para irse a vivir con los indigenas, estos suponían el mayor peligro para la empresa de las Indias: los llamaban pícaros, maleantes, vagos, gandules, salvajes… ¿Quiénes recibimos estos calificativos en la Europa actual?… Si la idea era meter a los indigenas en la civilización ¿qué cojones hacían unos españoles tirándose a la contemplativa y sostenible vida de esos salvajes?

Cojan papel y lápiz, escriban las 5 cosas que más deseen o hayan deseado durante el confinamiento

Como ven, el engaño viene de lejos y la maquinaria le ha hecho creer que si no trabaja, usted no es NADIE. Lo bueno es que ha pasado un tiempo de confinamiento y se ha dado cuenta que sobre todo y ante todo es: PERSONA. Abuelo, amiga, madre, comadre, padrino, colega, aliada, hijo, vecina, convecino, amante, esposo, hermano, ciudadano, pariente, varón, compinche, cofrade, camarada, humano, criatura, paisana, marido, mortal, semejante, habitante, poblador, oriundo, muchacha, chiquillo, primo, pareja, prójimo, novio, compañera…

Necesitamos algo nuevo o, cómo siempre, reciclar una antigua estrategia, actualizarla. Debemos pensar en qué consiste el sistema desde lo macro, para actuar desde nuestra mente. ¿Cuáles son sus flujos de materia, energía e información? Debe ser sencilla y que tampoco conlleve ningún tipo de riesgo o excesivo compromiso; es obvio que esas dos cosas las hemos ido perdiendo de manera acelerada desde la última crisis: riesgo y compromiso, así que no pidamos peras al olmo. Pensemos en algo que podamos realizar desde nuestra insignificante existencia.

Y si hiciéramos una mezcla, ¿coger el sentimiento de libertad del pueblo palestino y la desobediencia civil?

Nuestra arma serán nuestros pensamientos. Voy a demostrarles cómo funcionará:

Cojan papel y lápiz, escriban las 5 cosas que más deseen o hayan deseado durante el confinamiento. Las tres primeras aparecen rápidas, párese y piense las otras dos, y sobre todo, sea sincero consigo mismo y ordénelas por prioridades, no se sienta mal si necesita tomar una birra en un bar antes que abrazar a su madre, lo de las videoconferencias diarias es lo que tienen. Y por favor, no se pongan a salvar el mundo, ni a tratar de ser mejor persona, esto no es una lista del 1 de enero; de hecho sea todo lo egoísta que pueda: piense únicamente en usted. En navidades, tras la abundancia, uno, que no es laico del todo, se siente culpable y trata siempre de cambiar cosas, como en los libros de autoayuda. Esto no tiene nada que ver, aquí partimos de la austeridad, así que mirémonos el ombligo con satisfacción. Esto consiste en “Más vale lápiz largo que memoria corta”.

¿Ya? Ok, ahora mire la lista y piense cuántas de esas cosas tienen un valor en el mercado, cuántas lo realizan cómo profesional, cuántas son un producto de consumo. La cerveza no vale, eso es un bien básico de cohesión social. ¿Ninguna? Pero…y ¿entonces? ¿Qué es lo que ha pasado?

Son varios los filósofos, religiones y costumbres a lo largo de la historia de la humanidad que nos han puesto el foco en nuestros deseos, las emociones, la voluntad y el control de todo ello, la batalla interna que jugamos día a día con nuestro interior. Cualquiera que haya intentado hacer dieta entenderá a qué me refiero. No se preocupen, esta lista es más efectiva, ya que está confeccionada a sus deseos más primarios. Así que póngala con un imán en su nevera, si la cosa se pone fea, que parece ser se pondrá: recurra a ella.

Acaba de crear el arma de desestabilización financiera más poderosa del planeta.

Al mercado le van a inyectar dinero cómo el que le hace un RCP a una persona por parada cardiorrespiratoria, será rápido e intenso; si el sistema no reacciona y no empieza a andar por si sólo, en poco más de un mes volverá a caer.

Es cómo si el banco te diera dinero con la mano derecha para recogerlo con la izquierda

Si a su vuelta a la “normalidad” se siente “tonto además de apaleado” coja la lista de su nevera y aténgase única y exclusivamente a enriquecer esos 5 puntos que durante dos meses ha estado deseando y no ha podido. En definitiva: rebaje su consumo material a la mínima expresión, aumente su consumo emocional a la máxima. ¿Cómo puedo saber si además de tonto estoy siendo apaleado? No se subestime, el confinamiento lo ha transformado, nunca antes podía ver de manera tan clara la esencia de lo que le rodea. ¿Quiere un ejemplo? ¿Imagina que se planteara ahora mismo el dilema de los coches VTC? ¿Lo ve? Seguimos.

El capitalismo necesita de dos cosas: paz y progreso, es decir: democracia. Lo bueno de una democracia es que uno puede pensar lo que quiere, con el tiempo cada vez menos y de hecho por ahí están cambiando las leyes: la libertad de expresión… Pero lo mejor del mercado, de este rico y diverso mercado de posibilidades, es que uno puede comprar o NO lo que quiera a QUIEN quiera, en eso no hay leyes que pongan ningún control; es curioso ¿no? De hecho, las primeras inyecciones de dinero se están haciendo para que podamos seguir pagando créditos e hipotecas, seguir satisfaciendo al mercado: es cómo si el banco te diera dinero con la mano derecha para recogerlo con la izquierda. De hecho, es exactamente así pero sin el cómo.

Pues bien, si usted aguanta un mes, cumpliendo escrupulosamente con su papel de “ciudadano”, va a trabajar con su pulserita, abre todos los días su pequeño o gran negocio, trata de pagar lo que pueda (o sea nada) de ese crédito que ha pedido, paga sus impuestos (los que pueda), cobra la paga que le van a dar, e incumple su papel de “consumidor”, ateniéndose única y exclusivamente a la lista de su nevera… el mercado no dura ni un mes. Antes, y no se asuste por ello, tratarán de meterle miedo, con discursos cada vez más violentos sobre el PIB, FMI, BCE… y un montón de siglas que como habrá comprobado durante este encierro, en nada influye en su lista. Como ven, una vez más: no hay que ser un pope de la economía, por mucho que quieran hacerle sentir que todo es más complejo y que usted no es nadie.

¿Quien puede obligarle a consumir ahora que conoce lo importante? ¿Qué es para usted lo importante? ¿Recuerdan el primer artículo? (Vamos a morir todos) ¿No sería más lógico obligar nosotros al mercado a ofrecernos lo importante?

Deben estar atentos a los discursos en los medios, lobos en piel de cordero de TODOS los pelajes, a veces son sutiles y parecen ofrecernos justo lo que nos pide ese futuro sostenible… Cuando sienta que no dispone de datos suficientes para abordar discursos complejos haga el siguiente ejercicio: 1) vuelva a la imagen del Monopoly donde uno tiene concentrado todo el dinero, ni de puntillas conseguiría dar una vuelta más al tablero, y 2) piense en quienes le sigue entrando integramente el dinero de su sueldo todos los meses, una vez más, durante esta nueva crisis… Concretemos: redistribución y servicios públicos, no hay más… Hay mucho más y lo sabe. ¿Hace cuánto que no disfrutaba de una primavera tan espectacular? ¿No sería maravilloso vivir en estas ciudades sin humo y tranquilidad?

La mayor desobediencia civil que existe en la actualidad, es ejercer su libertad de no consumir

La globalización ha muerto, en realidad siempre fue el disfraz de la mundialización, animo a que googleen e investiguen la diferencia; deberíamos estar atentos a cómo se llevará a cabo esa glocalización de la que tanto nos hablan, no puede ser un simple cambio de escala, a modo de franquicias de lo anterior en cada país, debe ser un cambio estructural que por fin satisfaga nuestras relaciones sociales y medioambientales. No hay más. La esencia: Servicios Públicos y Medio Ambiente.

¿Si que han dado de sí sus pensamientos en este encierro, no? De repente, ha entendido cuán poderoso puede llegar a ser sólo con la libertad de sus cavilaciones. Lo más potente de esta “lista” es que no necesita que lo demás sigan sus pasos; dejemos el proselitismo a Facebook, más temprano que tarde vendrá la siguiente crisis y usted estará mejor preparado y podrá enseñar su lista como fruto de su adaptación. Poco a poco cada uno tendrá su lista.

La mayor desobediencia civil que existe en la actualidad es ejercer su libertad de no consumir.
¿Serán antisistemas todo aquel que tenga una lista de prioridades vitales en su nevera?

Les dejo cómo ejemplo la mía:
1. Tomar una botella de vino con mi amigo Julio.
2. Hacer un picnic en el parque con los amigos del AMPA.
3. Vivaquear con mis hijos en Siete Lagunas.
4. Hacer el amor más con mi mujer.
5. Llevarle a mi madre a sus nietos.

Una última cosa: Si no era un problema ¿Qué era?… Pues de las putadas, también, quizás, deberíamos aprender, de su dolor y efecto transformador, no todo puede ser valium y alcohol. Las putadas y la manera de reciclarlas configuran nuestra personalidad; esto aún no lo saben nuestros hijos. ¿Los problemas son soluciones y si no son putadas transformadoras? Qué maravillosa es la vida, ¿no? Sobre todo para los que seguimos viviéndola, hasta la última gota.

Feliz desescalada.

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© manutrillo | Especial para M’Sur

 

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