Crítica

El virus filosofal

Ilya U. Topper
Ilya U. Topper
· 7 minutos

Slavoj Zizek
Pandemia

Género: Ensayo
Editorial: Anagrama
Páginas: 80
ISBN: 978-84-3391-641-9
Precio: 9,90 €
Año: 2020
Idioma original: inglés
Título original: Pandemic!
Traducción: Damià Alou

La primera vez que leí a Slavoj Zizek me quedé prendado por la ligereza con la reparte mandobles dialécticos desarmando asentados conceptos. Recuerdo unas líneas sobre amor y sexo que me hicieron pensar mucho. Más tarde, cuando lo entrevisté por teléfono, ya me di cuenta de que el filósofo no siempre se informaba antes de opinar. Aun así, su ensayo sobre Islam y modernidad contenía 33 páginas muy acertadas (entre otras 35 que debería haberse ahorrado).

Es así que uno abre Pandemia con una mezcla de esperanza y cautela, aparte de, por supuesto, admiración por la celeridad de proceso pensamiento – teclado – imprenta – distribución. El original inglés apareció en abril. La curva de muertos estaba en plena ascendencia.

Era, pues, un momento de mucha esperanza. Todo el mundo, una vez confrontado con la realidad de la pandemia, entendido que no era un vulgar brote de gripe, asumido que nos estaba cayendo algo muy gordo, entró en una especie de euforia. Miento. Todo el mundo no. Solo aquellos que se dedicaron a opinar y comentar en las redes sociales y las columnas de la prensa. Quienes sufrieron en silencio las consecuencias de la pandemia no quedarán registrado en la Historia.

Quedará el júbilo de quienes saludaron el virus como una panacea mundial: nos liberará de la contaminación, nos va a hacer más ecológicos, más solidarios, más socialistas (¡esa salud pública!), quizás incluso menos machistas (los hombres ¿aprenderán a fregar durante el confinamiento?) y, por qué no, vegetarianos (eso de comer murciélagos es una crueldad). En una palabra: todo lo que la humanidad no ha conseguido en un siglo, donde han fracasado Greenpeace, las feministas y los sindicatos, nos lo va a resolver en un par de meses el virus.

Lo que usted acaba de leer tras “panacea mundial” es un copiapega de una columna que escribí el 3 de mayo pasado. Aún no conocía el libro de Zizek. Y no creo que mis colegas, aquellos que en las redes sociales expresaban todas esas esperanzas, lo conocieran ya. Más bien parece que el virus, aparte de afectar las vías respiratorias, también tenía un efecto neuronal multiplicador del optimismo. Y Zizek, optimista inveterado, se contagió con ganas.

¡Si hasta Donald Trump quiere nacionalizar el servicio de salud de Estados Unidos!

Sí, está todo en el libro: la convicción de que la humanidad tomará nota de que el capitalismo salvaje es insostenible, que es fundamental un organismo público, llamado Estado, que un sistema de salud pública nacional, qué digo, ¡mejor internacional! será imprescindible si queremos continuar con nuestras sociedades de bienestar. A la vista está que un nuevo sistema político que Zizek llama comunismo (no se refiere al estalinismo de la Unión Soviética, por supuesto, sino a una sociedad basada en las ideales de un reparto justo) está a la vuelta de la esquina, ahora sí, porque hemos visto que no queda más remedio: ¡si hasta Donald Trump ha insinuado que quiere nacionalizar el servicio de salud de Estados Unidos! Si esto no es un milagro, que venga el virus y lo vea.

Sí, todo lo que usted lleva leyendo dos meses en su muro de Facebook. Justo.

Por supuesto, aquí está bien expresado, con citas de Lacan y Hegel, comparaciones de Tolstói y Dostoyevski, refutaciones de Giorgio Agamben, escenas de Hitchcock y, por supuesto, que por eso amamos a Slavoj Zizek, un puñado de chistes. Se lee bien. Y trae ejemplos reconfortantes de la vida real. Las bandas más violentas de Rio de Janeiro han dejado de matarse entre ellas para poder atender a los contagiados. El virus salva vidas.

Zizek parece haber encontrado la piedra filosofal del comunismo: un virus. Si usted es optimista, probablemente verá confirmadas todas sus esperanzas.

A no ser que lleguemos un poco tarde. Estamos volviendo lentamente a la normalidad —no, no la nueva ¿ha visto usted algo nuevo en su centro de salud local que no fuese un cartel sobre la obligatoriedad de la mascarilla?— y esa revolución mundial que iba a arrinconar el capitalismo salvaje no la estoy viendo en ninguna parte.

El que nos venga a la mente la peste negra demuestra el enorme inciso que significa El Virus

Quizás el virus solo salve vidas mientras sea virulento, y todos volveremos a matarnos como antes en cuanto remita. ¿Es la esperanza de la humanidad, pues, seguir muriendo como moscas para poder salvarse? Lo siento, señores: no va a ocurrir. Si algo enseña la biología es que toda especie se adapta a las circunstancias; o bien se extingue directamente o bien desarrolla inmunidad. Visto la inmensa cantidad de gente que ha pasado la Covid-19 sin siquiera darse cuenta de ello, más bien creo que va a ser lo segundo.

Aquel primer libro de Zizek que leí se llamaba Acontecimiento, y no cabe duda de que el filósofo eslovenio ha visto por fin algo que encaja en sus teorías. Pero ha caído en su viejo error de descartar la necesidad de documentarse antes de opinar. Antes de aseverar, al igual que el resto de los colegas en las redes sociales, que El Virus es el acontecimiento del siglo. Qué digo del siglo: el capitalismo lleva varios siglos en marcha ¿qué otra cosa hubo en el Renacimiento? y el capitalismo salvaje al menos desde mediados del siglo XIX, si usted no quiere contar las plantaciones con esclavos del Nuevo Mundo, ni los latifundios romanos.

Sí: una referencia a Bocaccio y la peste negra la encontramos en libro de Zizek. Precisamente el que nos venga a la mente la peste demuestra el enorme inciso que significa El Virus: nos retrotrae a la Edad Media, subraya el filósofo. La peste es una referencia en nuestra memoria histórica.

No es referencia en nuestra memoria histórica la Gripe Española, aquella de 1918-1920. Los 40 millones de muertos que causó en el mundo nunca han podido competir en importancia histórica con los 20 millones de la Primera Guerra Mundial. ¿Y qué me dice usted de la gripe asiática de 1957-1958 y su millón de muertos? ¿Ha usted oído hablar de ella? No se deje engañar por el nombre: se estiman 33.000 muertos en Reino Unido. ¿Y de la gripe de Hongkong en 1968 y su millón de muertos? ¿Ha usted oído hablar de ella? No se deje engañar por el nombre: se estiman 100.000 muertos en Estados Unidos, 40.000 en Alemania.

Ambas gripes hoy están olvidadas. No modificaron un ápice el curso de la humanidad. No dejaron rastro alguno en la evolución social y política de Europa. Se contentan con tener entre diez y veinte líneas en la Wikipedia y no han merecido ni una nota a pie de página en Pandemia. El libro de Slavoj Zizek es la perfecta refutación del libro de Slavoj Zizek.

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