Riza Altun
«De no ser por Occidente, el AKP jamás habría llegado al poder»
Karlos Zurutuza
Montes Qandil (Kurdistán iraquí) | Noviembre 2016
Riza Altun (Kayseri, 1956) es hijo de una familia de desplazados kurdos a Anatolia central, por lo que no sorprende que prefiera el turco al kurdo para la entrevista. Su biografía, no obstante, está escrita con los renglones de alguien que ha dedicado su vida a luchar contra la asimilación.
Junto a Abdullah Öcalan, Altun fue uno de aquellos estudiantes de izquierda quienes, en 1974, sentaron las bases de lo que se convertiría en el mayor movimiento kurdo, el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda que desde los años ochenta combate en el sureste de Anatolia y que tiene su retaguardia en los montes Qandil, en el Kurdistán iraquí. Es miembro ejecutivo de la Unión de las Comunidades de Kurdistán (KCK), el movimiento político en el que se inscribe el PKK.
«Tras la desintegración del status quo, los kurdos se han presentado como una alternativa fiable»
Tras ser arrestado en 1980, Altun pasó 13 años en las cárceles turcas, y volvería a pisar la prisión en 2007, esta vez en Francia donde, dice, compartió celda con un preso vasco. Hablamos con el en un lugar sin especificar bajo el cielo de Qandil porque las casas hace tiempo que dejaron de ser seguras. La pregunta a la que intenta responder el cofundador del PKK: ¿Juegan los kurdos un papel clave en la remodelación del Medio Oriente o están simplemente atrapados en el fuego cruzado? ¿Y hasta qué punto, la guerra contra el Gobierno turco, que el PKK retomó en julio de 2015, tras una tregua de más de dos años que parecía definitiva, ha debilitado al Partido Democrático de los Pueblos (HDP), el tercer partido del Parlamento turco, izquierdista y prokurdo?
¿Cómo están gestionando los kurdos un escenario tan complejo como lo es hoy Oriente Medio?
Los kurdos se encuentran en la primera fila de la agenda política. En Iraq disfrutan de un estatuto federal y en Siria de un autogobierno democrático en sus cantones. En Irán estamos siendo testigos de una gran cantidad de avances democráticos y los cambios son también visibles en Turquía, donde bajo el liderazgo del PKK han demostrado ser una fuerza política legítima. Tras la desintegración del status quo en Oriente Medio y la lucha contra el terrorismo islámico, los kurdos se han presentado como una alternativa fiable. En el lado negativo, nos enfrentamos a las amenazas que alimentan el apoyo que reciben los regímenes regionales de las potencias extranjeras. Algunos países árabes, y especialmente Irán y Turquía, luchan contra nuestros logros. Asimismo, el que Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea no revelen su agenda política hacia los kurdos también constituye una amenaza importante.
¿Puede explicar esto último?
Rusia sigue una política que protege a los regímenes locales y Estados Unidos busca su propio interés en la región a través de la OTAN. Ambas potencias internacionales mantienen una relación táctica con los kurdos, pero conservan sus vínculos con los regímenes. El que Estados Unidos permita que Turquía invada Siria y el apoyo ruso a Damasco prueban que estos poderes siguen una política de interacción con los Estados regionales.
Durante el último año gran cantidad de localidades kurdas han sido destruidas. ¿No se habría podido evitar si el PKK no hubiera roto el alto el fuego con el asesinato de dos policías en Ceylanpinar, en julio de 2015?
«La presencia del AKP y Erdogan en el poder constituyen un nuevo paradigma en Turquía»
Aquellos dos policías fueron asesinados por personas que actuaron por su cuenta, sin informarnos. Sea como fuere, el escenario actual no puede ser explicado sólo por ese ataque. Incluso recientemente un funcionario del AKP [el partido gubernamental de Turquía] declaró que fueron asesinados por gülenistas. El atentado se ha utilizado como una justificación para la lucha contra los kurdos y también para la lucha contra el movimiento gülenista. La presencia del AKP y Erdogan en el poder constituyen un nuevo paradigma dentro de Turquía. Quieren fundar una nueva Turquía que esté liderado por Recep Tayyip Erdogan, y cuyo partido fundador será el AKP.
¿Qué será “nuevo” en esta Turquía?
Rompe con la primera república, fundada por Mustafa Kemal Atatürk. La sustitución del régimen kemalista-nacionalista por otro liderado por islamistas moderados forma parte de un plan internacional para Turquía y la región. De no ser por Occidente y Estados Unidos, el AKP jamás habría llegado al poder. Todo esto ha de entenderse en el marco general de la reestructuración del Oriente Medio. Volviendo a los dos policías, le puedo asegurar que varios agentes de seguridad turcos fueron asesinados antes que ellos, pero no fue denunciado ni por el Estado ni por sus medios de comunicación.
Pero ustedes cavaron trincheras y levantaron puestos de control con personas armadas en varias zonas kurdas de Turquía. ¿No llevaron la guerra a las ciudades?
Somos un movimiento de liberación con 40 años de historia. Luchamos por la democratización en Turquía y la solución de la cuestión kurda y no reconocemos la legitimidad de un régimen que se niega a aceptar estos términos. Dicho esto, no es justo culpar al YDG-H [movimiento juvenil kurdo inspirado por el PKK] de la destrucción de nuestras ciudades. La comunidad tiene derecho a defenderse de la agresión del AKP; no fue un plan trazado por el PKK sino una medida adoptada por el pueblo que recibió el apoyo tanto del YDG-H como del PKK.
Al comparar las elecciones de junio y de noviembre de 2015 se ve una caída en los resultados de las fuerzas políticas prokurdas en Turquía. ¿Se toman las decisiones en Qandil sin tener en cuenta su impacto en la arena política turca?
«Hay exmiembros del PKK en las filas del TAK, pero no tenemos ningún vínculo orgánico con ellos»
El HDP consiguió el 13% de los votos en las elecciones de junio, lo que impidió que el AKP obtuviera la mayoría para formar un Gobierno. Después del vacío de poder que siguió al proceso electoral sólo había dos alternativas. resolver la cuestión kurda por vías democráticas o establecer un régimen fascista que buscaría eliminar toda oposición. Desde el 7 de junio hasta el 1 de noviembre, el HDP no pudo llevar a cabo una campaña electoral; las oficinas fueron quemadas o allanadas y se prohibió toda manifestación política. Se detuvo a miembros del HDP, se prohibieron pancartas y carteles y se vetó a los representantes políticos kurdos en la televisión. La situación se vio agravada por una cadena de atentados indiscriminados en Suruç, Ankara, Diyarbakir … Esa atmósfera de terror que obstaculizó el avance del HDP y las fuerzas democráticas en las elecciones de noviembre.
Hablando de atentados indiscriminados, los cometidos por los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK) han causado varias bajas civiles recientemente. ¿Cuál es su relación con ellos?
Es de sobra conocido que hay exmiembros del PKK en sus filas, pero quiero subrayar que no tenemos ningún vínculo orgánico con ellos. El TAK nos acusa de pasividad mientras se presenta como un grupo comprometido con la acción radical. No tenemos relación con ellos, pero tampoco los hemos combatido.
¿No demuestra el intento de golpe de Estado del pasado julio que el Estado se enfrenta a amenazas que ponen en peligro su propia existencia?
«Resulta difícil pensar que Erdogan no fuera consciente del golpe de julio»
Hay muchos puntos oscuros todavía sin esclarecer. Admitimos que hubo un golpe orquestado por gülenistas y kemalistas. Occidente y Estados Unidos también tuvieron una participación en el golpe, aunque no demasiado fuerte. Sin embargo, todo se desarrolló bajo los ojos de Erdogan. Resulta difícil pensar que no fuera consciente de lo que estaba ocurriendo. El AKP lo usó como una justificación para desarrollar su propio golpe y eliminar así a toda la oposición contra Erdogan. Finalmente, éste consiguió lo que buscaba. Cientos de miles de personas fueron purgadas, desde abogados hasta profesores; ONGs, sindicatos… Se deshizo de todo aquel que consideraba hostil. Los coalcaldes kurdos fueron arrestados y reemplazados por administradores designados a dedo y lograron silenciar a los medios de comunicación democráticos.
Erdogan dijo la semana pasada que Turquía no permitiría que Sinyar, (una franja montañosa en el noroeste de Iraq) se convirtiera en otro Qandil. ¿Es ese su objetivo?
Sinyar es un lugar de Kurdistán donde la gente sufrió un intento de genocidio [por parte del Daesh] por lo que sentimos la obligación de evitar que sean masacrados. En los últimos dos años hemos sido capaces de defender a los kurdos en muchos lugares como Rojava, Kirkuk, Sinyar, Mahmur… pero hoy el AKP considera al PKK y la lucha de los kurdos como el principal obstáculo para cumplir los sueños de un Gobierno de un solo hombre. Hoy manejamos información que apunta a que Turquía planea operaciones militares en Sinyar y Qandil en breve.
Ustedes ha denunciado la relación táctica entre Erdogan y el presidente del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, pero en el terreno colaboran con los peshmerga, la fuerza de Barzani. ¿No es una contradicción?
«Queremos que Barzani se alinee con los kurdos, y no con Turquía»
Nos enfrentamos a tensiones profundas e intensas a causa de las políticas de Barzani. Su relación estratégica con Ankara va a provocar amenazas muy graves pero queremos evitar una lucha interna entre los kurdos ya que atravesamos un momento histórico de grandes avances para los kurdos. Si sumamos fuerzas venceremos, pero los lazos de Barzani con Ankara son un obstáculo para la unidad kurda. Queremos que Barzani se alinee con los kurdos, y no con Turquía.
¿Qué significa la victoria de Trump para los kurdos? ¿Y para Oriente Medio?
El relevo en Washington puede traer algunas cambios tácticos pero no necesariamente estratégicos. Lo que hará Trump es una incógnita pero sí sabemos lo que hizo Obama desplegando su política imperialista. Nunca trató de hacer cumplir la democracia ni nada que pudiera ser beneficioso para los pueblos de la región. Han creado tensiones entre los diferentes actores para garantizar sus intereses a través del caos y la inestabilidad.
¿Por ejemplo?
Permítame explicárselo con un ejemplo elocuente: Washington está ayudando a las YPG [milicas kurdas de Siria] desde el aire en su lucha contra Dáesh, mientras ofrece cobertura a Turquía para invadir Yarábulus, en el norte de Siria, lo que representa una amenaza para los kurdos en su lucha contra los yihadistas. Se trate de América o Rusia, es imposible que un poder hegemónico sea democrático. No entiendo la política interna americana, pero sí sé que su política exterior ha resultado fatal para la gente, y que no tiene nada que ver con la democracia.
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[Primero publicado en Gara ]
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