baazismo
El baazismo (o baathismo) es una ideología árabe de componentes socialistas y laicas, fundada en la lucha contra el colonialismo europeo. Fue una de las bases ideológicas para el panarabismo.
Baaz (o Baath) significa Resurrección en árabe. Con este nombre bautizaron su movimiento tres intelectuales sirios de los años cuarenta: el greco-ortodoxo Michel Aflaq, el musulmán Salahedín Bitar —ambos formados en Francia— y el alauí Zaki Arsuzi, decididos a revivir la herencia cultural árabe como base de la lucha contra las potencias coloniales europeas.
En esta visión laica, la unidad del idioma árabe iba a ser el nexo común que permitiría unir los pueblos desde Marruecos hasta Iraq en una sola nación; al no utilizar el islam como bandera común se evitaba estigmatizar a las minorías cristianas y judías árabes.
El partido adquirió influencia en Siria durante los años 50 y apoyó la unificación de Egipto y Siria en 1958 en la República Árabe Unida, teóricamente el primer paso para establecer la nación árabe universal. El experimento fue abortado en 1961 por un golpe de militares sirios, que criticaban la concentración del poder en El Cairo. En 1963, otra asonada llevó al poder el partido Baaz primero en Iraq y al mes siguiente en Siria, pero ambas ramas del partido se enemistaron pronto. El Baaz aspiraba siempre a ser un partido panarabista, pero a pesar de tener oficinas en algunos países árabes, su influencia se limitó casi por completo a Siria e Iraq.
Un golpe del militar Hafiz Asad en 1970 convirtió el Baaz sirio en un eficaz órgano de gobierno, manteniendo una ideología laica e inclinada hacia el socialismo. El partido está sometido al control de un círculo cercano a la familia Asad, que concentra hasta hoy todo el poder en sus manos. El secretario general del partido es desde la muerte de Hafiz Asad en 2000 su hijo Bashar Asad.
Un proceso similar tuvo lugar en Iraq, donde el Baaz sufrió un golpe interno en 1968 que llevó al poder primero al general Ahmed Hassan Bakr y durante la década siguiente a su segundo de a bordo, Sadam Husein. A finales de los años setenta, Sadam convirtió el partido en una herramienta de poder y lo utilizó para ejercer un control cada vez más autoritario sobre el estado. Afiliarse al partido se convirtió en un paso casi obligatorio para acceder a promociones laborales o ventajas materiales. Durante la guerra del Golfo en 1991, el régimen iraquí inició un acercamiento a los líderes religiosos islámicos y renunció a algunos de los principios laicos del Baaz.
Tras la caída de Sadam Hussein en 2003, las autoridades estadounidenses prohibieron el partido Baaz e iniciaron una política de «desbaazificación» para despedir de las instituciones públicas un enorme número de militantes del partido.
Nasserismo
Más proyección internacional tuvo la ideología panarabista proclamada por Gamal Abdel Nasser después de que el movimiento de «oficiales libres» derrocara la monarquía egipcia en 1952. Aunque muy cercano al baazismo en su concepción laica e inclinada hacia el socialismo, Nasser se centró pronto en su propia figura y en el rol de Egipto como cuna del mundo árabe.
El nasserismo fue «exportado» desde El Cairo, en forma de generosa ayuda militar al bando militar republicano de la guerra civil de Yemen entre 1962 y 1967 y en forma de un envío masivo de maestros de escuela egipcios a Argelia tras la independencia de este país. Al morir Nasser en 1970, su legado se fue difuminando y hoy, sólo un minúsculo partido, sin representación parlamentaria, defiende la ideología nasserista en Egipto.
Menos laica y más inclinada hacia una fusión con elementos islámicos era la ideología panarabista del militar Muammar Gaddafi en Libia. Tras la muerte de Nasser, Gaddafi impulsó varios proyectos de crear una unión política árabe y negoció en diferentes ocasiones la unificación de Libia con Egipto y Siria, con Túnez y con Marruecos, aunque ninguno de los tres proyectos salió adelante.
Ahmed Ben Bella, el carismático dirigente de la lucha anticolonialista en Argelia, adoptó la ideología nasserista durante su estancia en El Cairo; tras la independencia impuso un rumbo de arabización forzosa de la población, marginando o reprimiendo la cultura y la lengua bereberes. A partir de los años ochenta, bajo el presidente Chadli Benyedid, la ideología hasta entonces laica del FLN fue complementada con una islamización progresiva del Estado.
El panarabismo nunca arraigó en países como Marruecos, Túnez o Líbano, más inclinados en mantener estrechos vínculos con Europa, ni en Arabia Saudí o los Estados del Golfo, países dirigidos por monarquías defensoras de un orden religioso establecido y opuestos al ideario republicano y laico asociado al panarabismo.