Hybris y condena
Ilya U. Topper
Ricard González
Ascenso y caída de los Hermanos Musulmanes
Género: Ensayo
Editorial: Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
Páginas: 191
ISBN: 978-84-9064-417-1
Precio: 16 €
Año: 2015
Idioma original: castellano.
Si los dioses intervinieran en política, esto sería una leyenda griega: de cómo un puñado de héroes resiste durante décadas a la oligarquía, con poco más que su fe inquebrantable y con mucha paciencia, para ver por fin el pueblo levantarse y derrocar al tirano. Y como entonces acuden a la acrópolis entre el júbilo, sientan a sus líderes en el trono y piden honor de semidioses. Hasta que el viejo Zeus desde su nube les lanza un puñado de rayos y los manda a todos juntos al averno.
Pero en política, en nuestros días, no intervienen los dioses sino Dios (y Estados Unidos, por supuesto). De manera que Ascenso y caída de los Hermanos Musulmanes no es una leyenda griega sino un análisis de los últimos cuatro años de esa cofradía de barbudos que se fundó hace casi un siglo en Egipto y que durante un breve momento, en 2012, pareció cosechar los frutos de su largo y paciente acecho, gracias al terremoto de Tahrir.
Insistamos en este punto: Los Hermanos no hicieron la revolución de Tahrir en enero de 2011. Esperaron a que la ola creciera y luego la surfearon durante unos meses. Este matrimonio de conveniencia entre revolucionarios laicos y teócratas – que también se dio en Marruecos, en Túnez y desde luego en Siria– fue consecuencia inevitable de la represión política que durante décadas se ha ejercido en toda África del Norte, de fachada contra el islamismo, en realidad a favor de él.
El autor no se limita a apuntar sucesos: observa atentamente el barómetro de la opinión pública
La última parte de la interpretación es mía; no está en el libro. Porque Ricard González no interpreta apenas: se limita a narrar los hechos, como es preceptivo en un reportaje clásico. Y este libro es un único largo reportaje, que cubre los cuatro años entre Tahrir y ayer mismo. Va por orden cronológico pero arranca en serio tras dos capítulos que resumen la historia de los Hermanos desde su fundación en 1982 hasta 2011, cuando la revolución egipcia les brinda una escalera al poder. Describe la escalada que culmina con la victoria electoral de Mohamed Morsi en junio de 2012, el desequilibrio en la cima y el desplome.
Con ustedes, un libro necesario. Una herramienta fundamental para todo periodista o analista que quiere tener claro qué ocurrió durante estos cuatro años. Y sobre todo, por qué ocurrió. González no se limita a apuntar una hilera de sucesos sino que observa atentamente el barómetro de la opinión pública, aquel sentimiento popular que permitió al general Abdelfatah Sisi calificar de “revolución” su golpe de Estado de julio de 2013, sin hacer más que medio ridículo: la otra mitad de Egipto acogió entusiasta la definición.
Un éxito del estamento militar que sólo era posible por la deriva autoritaria de los Hermanos, con Morsi a la cabeza, que en el libro se refleja a través de numerosos testimonios: de altos cargos, de analistas, de voces de calle. Sin olvidar las ocasionales fotografías (del autor, suponemos), que más de una vez recogen en forma de graffiti la temperatura ambiental.
No, no es un libro para leer en la playa. Puede parecer una advertencia ociosa, pero existen (por raro que suene) algunos libros de investigación periodística de gran calidad que se pueden leer con la misma tensión con la que se lee una novela. No, el truco de cómo se consigue tampoco lo sé. Y no se trata de poner más en escena al periodista, y mucho menos de convertirlo en protagonista, como hoy parece haberse convertido en nefasta moda en tantos magazines de papel cuché y algunos de píxeles brillantes. Por todos los dioses de Egipto, ¡no!
Es un alivio ver que Ricard González no haya caído en este hábito. Todo lo contrario: raramente deja caer alguna pista (“dice X sentado en su oficina, fumando un puro”) que las entrevistas las ha hecho él. Quizás algún lector hasta tarde en darse cuenta de que aquí se aplica la vieja y sólida regla periodística (que a veces dan ganas de pegársela en el portátil a más de un reportero y editor): Si no digo de quién es, es mío. En versión larga: Si no se aclara de qué publicación he copiado estas declaraciones, entonces fui yo quien hizo la entrevista. Y sí, es evidente que Ricard González ha hecho muchas.
Aún así, uno desearía que el reportero se hubiera atrevido a darle un poco más de color a todo, un poco más de polvo de barrio, de fango de Nilo, de cerveza egipcia. Al fin y al cabo, él está ahí y nosotros estamos lejos, y necesitamos sus ojos, sus oídos, su nariz. Se puede hacer, creemos, sin caer en el postalismo que hoy día borbotea de tantos blogs. O eso nos gustaría pensar. Ante la duda, desde luego, siempre es preferible la austeridad.
La mesura no ha blindado al autor contra el choque sísmico de los dos Egiptos: tuvo que huir
Quizás, en conjunto, no sea más que un libro correcto. Pero ante las selvas de patrañas que rodean toda mención de un Objeto Barbudo No Identificado, tener un libro simplemente correcto sobre el papel de los Hermanos Musulmanes en estos últimos cuatro años de Egipto, es mucho de agradecer. Aunque se limite estrictamente a Egipto, y estrictamente a la cofradía como organización política.
La corrección extrema, la mesura de tono y la abstención de un juicio de valor genérico –más allá de la general escasa simpatía personal que tendrá por los barbudos cualquiera que no sea de su cuerda, cualquier demócrata que distinga entre democracia y dictadura de la mayoría– no le han blindado a Ricard González contra el choque sísmico que enfrenta los dos Egiptos, el teocrático y el golpista, el barbudo y el uniformado, Morsi y Sisi. El periodista tuvo que abandonar en junio pasado Egipto, país donde trabajaba como corresponsal del diario El País y donde llevaba viviendo más de tres años. Así se lo aconsejó la embajada española ante aparentes indicios de una próxima detención.
¿Por qué? ¿Porque dijo que el golpe de Sisi en 2013 fue un golpe? Quizás no lo sabremos nunca porque oficialmente, el Gobierno egipcio ha negado que haya nada contra él. Desde luego, yo tampoco me fiaría. Así que parece que de momento, no habrá segunda entrega. O quizás sí: el partido Ennahda de Túnez, donde trabaja Ricard ahora, es hermanísimo de los egipcios. Eso dicen. Queda mucho por contar.
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