kemalismo


Banderas con el retrato de Atatürk en Taksim, Estambul (Jun 2013) |   ©  I. U. Topper
Banderas con el retrato de Atatürk en Taksim, Estambul (Jun 2013) | © I. U. Topper

El kemalismo es la ideología oficial de Turquía, definido como tal en la Constitución. Se basa en la visión política del fundador de la república, Mustafa Kemal Atatürk (1881-1938).

El kemalismo proclama la necesidad de un Estado fuerte y laico. Sus bases ideológicas se conocen como «las seis flechas»; éstas definen una ideología republicana, popular, nacionalista, laica, estatal y revolucionaria.

Esta visión política nace en el momento de derrumbarse el Imperio Otomano, un Estado compuesto por innombrables colectivos étnicos y religiosos, cuya legitimación estribaba en la figura del sultán como soberano y como cabeza espiritual de la fe mayoritaria, la islámica, aunque las demás comunidades religiosas juzgaban sus asuntos internos según las leyes eclesiásticas o las que correspondiesen a su fe o costumbre.

Al declarar abolido el Imperio en 1923 y fundar la Turquía moderna, Atatürk emprendió una reforma radical de todo el aparato estatal. El lugar de una monarquía fue ocupado por la República, en lugar de ubicar la soberanía en una dinastía con medio milenio de antigüedad, se define el pueblo como soberano.

El rompecabezas de etnias se intenta homogeneizar mediante el nacionalismo que proclama una sola identidad, la turca, como fundamento único del Estado, expulsando a otras o negando su existencia e instaurando un único idioma nacional, el turco.

El laicismo es uno de los rasgos más destacados del kemalismo: Atatürk abolió el sistema de ‘millet’, comunidades dirigidas por sus imames, rabinos, obispos o cargos similares, y sometió a todos los ciudadanos a la misma ley, sin referencias religiosas.

El estatismo, quinto fundamento, le reserva a la función pública un enorme rol en la gestión de los recursos del país, su reparto, desarrollo y planificación; no niega la iniciativa privada como hace el comunismo, pero mantiene bajo control del Estado no sólo los servicios públicos sino también muchos sectores económicos e industriales.

El revolucionarismo propugna romper con el pasado y trabajar por una sociedad nueva y moderna, implantando la visión kemalista sin cuidado por tradiciones o costumbres anteriores.

Historia

Al no existir otros símbolos (dinásticos o religiosos) que representen el Estado, el kemalismo eleva la identidad del pueblo a símbolo de la nación. Este concepto,  muy en boga durante el siglo XIX y principios del XX, exigía un pueblo cohesionado por una expresión cultural lo más semejante posible y un supuesto pasado compartido. Para ello, los dirigentes tuvieron que crear el concepto del «pueblo turco», como unidad étnica procedente de Asia Central e inmigrada en Anatolia alrededor del año 1.000.

Además, Ankara negoció con Atenas, bajo el auspicio de Gran Bretaña y otras potencias, un «intercambio de población» por el que aproximadamente unos 1,5 millones de griegos fueron expulsados de Anatolia, y reemplazados por más de 350.000 musulmanes turcoparlantes de Grecia, así como otros contingentes de los Balcanes, considerados «turcos», en función de su idioma. De esta manera, Atatürk forjó un Estado que se considera una «nación turca». Para mantener esta idea, se negó la existencia de la lengua kurda con tal vehemencia que hasta la primera década del siglo XXI se pronunciaban condenas por hablar en un acto oficial «un idioma que no existe».

Mujer

Aunque no figura explícitamente entre las seis ‘flechas’, la igualdad entre mujeres y hombres está implícitamente contenida en el ideario republicano y laico del kemalismo. Lo confirma la actitud de Atatürk, quien rompió con la costumbre otomana del ‘haremlik’ – la separación de hombres y mujeres en numerosos aspectos de la vida social – y respaldó la carrera de su hija adoptiva como piloto de combate.

Hasta hoy, una importante parte de las mujeres turcas reivindican la figura de Atatürk por «liberar a las mujeres» de las tradiciones anatolias y se declaran kemalistas, como opción necesaria para defender la igualdad y libertad de la mujer en el espacio público, frente a las corrientes religiosas modernas.

Legado

El kemalismo es hasta hoy la ideología oficial de Turquía, la efigie de Atatürk preside todos los edificios públicos y la ley prohíbe cualquier menoscabo a su figura. El partido que fundó Atatürk en 1923, el CHP, se sigue definiendo como kemalista y utiliza como emblema las seis flechas, aunque está adherido a la Internacional Socialista.

Con la victoria electoral del partido islamista AKP en 2002, se fueron desmantelando muchos de los conceptos kemalistas: aparte de impulsar un proceso de privatización y reducir el peso de Estado en la economía, el nacionalismo turco fue suavizado enormemente, se integró el kurdo en la TV pública y tímidamente en el sistema de la enseñanza, se volvía a ensalzar la época otomana como un ejemplo a seguir y sobre todo se fue socavando el laicismo, destinando cada vez más recursos públicos a la difusión de la religión e impulsando leyes inspirados por un ideario religioso. Finalmente, en lugar de reivindicar la nación turca, los políticos del AKP subrayan la pertenencia a la ‘umma’, es decir la comunidad mundial islámica.

Aunque únicamente en Turquía existen partidos que se definen como kemalistas, la ideología tuvo una gran influencia en los países musulmanes vecinos, como opción para una renovación a fondo de la sociedad desde un planteamiento laico. El partido Baaz, del que se nutrieron el nasserismo y el panarabismo, retoman una importante parte del ideario kemalista, como su laicismo y su invocación de una unidad «étnica» nacional frente a otros conceptos unificadores.