Iglesia Siriaco-Católica


Iglesia siriaco-católica en Estambul (2013) |  © I. U. T. / M'Sur
Iglesia siriaco-católica en Estambul (2013) | © I. U. T. / M’Sur

La Iglesia siriaco-católica es una congregación católica difundida sobre todo en Siria e Iraq. Nace en 1782 como escisión de la Iglesia Siriaco-Ortodoxa, también conocida como jacobita, una iglesia monofisita y pertenece a las iglesias católicas orientales o uniatas.

El rito de esta iglesia mantiene en gran parte las estructuras habituales de la Iglesia jacobita y se conoce como rito siriaco occidental. El idioma litúrgico es el arameo, que incluso se habla todavía como lengua materna en algunas comunidades de sus fieles, aunque ha sido reemplazado en gran parte por el árabe. Se utiliza la Biblia en arameo, llamada Peshitta.

El Patriarcado se estableció primero en Líbano, se trasladó a Aleppo tras su reconocimiento, en 1829, por el Imperio Otomano y se mudó a Mardin en el sur de Turquía en 1850. Alrededor de 1920, tras las persecuciones de los cristianos durante el derrumbe del imperio, la sede volvió a establecerse Beirut, donde se encuentra aun hoy. Al igual que ocurre en otras Iglesias del Levante, el máximo representante lleva el título de Patriarca de Antioquía, si bien no tiene sede en esta ciudad de Hatay.

iglesia-siriacocatolicaLa Iglesia tiene probablemente unos 90.000 seguidores en todo el Levante: unos 25.000 en Líbano, donde es la quinta fuerza cristiana, unos 6.000 en Siria, 3.000 en Jordania y unos centenares en Israel y Palestina. Antes de la invasión de 2003, la comunidad siriaco-católica de Iraq se cifraba en unos 50.000, repartida en las diócesis de Bagdad y Mosul.

A estas cifras -poco fiables y basadas en estimaciones muy someras- se añaden los emigrantes en Europa y América.

El patriarca es, desde 2009, Ignatius Joseph III Yonan, nacido en 1944 en Hasaka, en el extremo noreste de Siria. Reemplazó a Ignacio Pedro Abdel Ahad, nacido en 1930. Todos los patriarcas de esta Iglesia adoptan el nombre de Ignacio al ser elegidos.

Como es habitual entre las iglesias católicas orientales, los sacerdotes pueden estar casados, aunque hay intentos de suprimir este permiso.