Ablación


Representación de la ablación en un vídeo de la artista turca Şükran Moral |© I. U. T. /M'Sur
Representación de la ablación en un vídeo de la artista turca Şükran Moral |© I. U. T. /M’Sur

La ablación —también llamada excisión o circuncisión femenina— es un tipo de mutilación ritual, en el que una curandera o un médico corta parte de los labios menores o del clítoris de las niñas.

Se trata de una ceremonia que marca el paso a la pubertad, difundida en casi toda África al sur del Sáhara. Se practica por igual entre animistas, musulmanes, cristianos y judíos y, pese a numerosas opiniones que así lo afirman, no tiene relación alguna con el islam ni base en el Corán, ni tampoco en otras escrituras sagradas.

Existen diversos grados de mutilación; normalmente se distinguen tres: la eliminación de la piel que cubre el clítoris y a veces parte de éste (conocida como clitoridectomia), la excisión, entera o parcial, del clítoris y de los labios menores, y la infibulación (o circuncisión faraónica), en la que se cortan no sólo los labios menores, sino que después se cosen para cerrar la vulva de forma que sólo quede un agujero para la orina. Ésta última es la forma más grave y afecta alrededor del 15%-20% de las niñas mutiladas, sobre todo en África oriental.

Alguna vez se distinguen cuatro formas, según se corten o no los labios menores, pero parece ser que las variaciones, exceptuando la infibulación, dependen en parte también del pulso y la agudeza visual de la curandera que realiza la operación. En Egipto, la forma más leve también se conoce como sunna (tradición) ya que supuestamente sería la recomendada por las costumbres musulmanas.

En muchos casos, la mutilación provoca infecciones crónicas, a veces incontinencia de orina y dificultades de parto; normalmente reduce —aunque no necesariamente anula— la capacidad de la mujer de experimentar placer sexual. Aparentemente este efecto no se produce si sólo se corta la piel sobre el clítoris.

Aunque los efectos de la ablación son indudablemente más graves que las de la circuncisión masculina, destacados médicos y juristas subrayan que en ambos casos se trata de una mutilación genital impuesto a un niño o una niña y que desde el punto de vista ético no se deben diferenciar ambas prácticas.

Incidencia

ablacionEs difícil estimar la incidencia de la ablación en los países donde se practica. En África subsahariana, una adolescente no ‘circuncidada’ se considera ‘impura’ y existe una enorme presión social, sobre todo en los pueblos, para que todas las chicas pasen por el rito. Pero no todas las etnias la practican, de ahí que en algunas aldeas, el cien por cien de las niñas sufrirá esta práctica, y en otras,  ninguna. En las ciudades, el rito se omite a veces o se posterga hasta que las jóvenes visiten la aldea de donde es oriunda la familia. El mismo fenómeno se observa entre inmigrantes africanas en España, que sufren este rito durante las vacaciones en sus países, aunque a veces también se hace por curanderas residentes en Europa.

Se estima que hoy, el 97% de las niñas egipcias sufre esta mutilación, a menudo en su forma más leve. Es practicada tanto por musulmanes como por cristianos coptos. En Sudán la experimenta un 89% de las niñas, aunque no se da entre todas las etnias. En Etiopía —donde se practica por igual entre la población cristiana y la islámica (y entre la judía, mientras tuvo presencia en el país)— afecta al 72-73% de las niñas; en la mitad de los casos en forma de clitoridectomia, y muy raramente como infibulación. Existen numerosas tribus que la desconocen, pero es común en las regiones de Amhara, Afar, Addis Abeba y Oromia. En Eritrea, la tradición afecta al 97 de las niñas y en Yibuti al 98; en este país, la infibulación es la forma más común con un 86% de los casos.

Los colectivos de judíos etíopes que hoy viven en Israel han dejado de practicar la ablación desde su traslado a Israel en 1991, de manera que sólo existe entre las mujeres mayores. Entre las tribus de beduinos árabes en el sur de Israel se ha documentado una forma muy superficial del mismo rito, que consiste meramente en una incisión; también esta costumbre se está abandonando en los últimos años y en 2009 se describió como prácticamente extinta.

Las cifras para Mauritania varían entre el 20% y el 27%, aunque algunas fuentes la ponen en el 60 ó 70%. La práctica está documentada sobre todo en las tribus fulbe y soninke, que viven en el extremo sur del país, pero no parece emplearse entre los saharauis que viven en Argelia y que pertenecen a la misma etnia que la población mayoritaria en Mauritania. En el resto del Magreb, esta costumbre es completamente desconocida.

La ablación también existe en Yemen; a falta de estudios detallados se supone una incidencia de alrededor del 20%. Recientemente se ha documentado que en Omán es muy habitual y afecta alrededor del 70% de las mujeres del país. Respecto a Arabia Saudí, se cree que no es habitual aunque puede darse esporádicamente, al igual que en los Emiratos.

Activistas kurdas contra la ablación en Halabya, Kurdistán iraquí (2013) | © I. U. T. /M'Sur
Activistas kurdas contra la ablación en Halabya, Kurdistán iraquí (2013) | © I. U. T. /M’Sur

En 2004, la ONG alemana WADI dio a conocer la existencia de este rito en el Kurdistán iraquí, un descubrimiento que sorprendió a la prensa de Iraq, ya que se tenía el rito por inexistente en el país. A diferencia de las regiones africanas, donde la ablación se combina con un rito social, entre las mujeres kurdas se practica a escondidas y numerosos hombres kurdos desconocen la práctica. El primer sondeo de WADI arrojó una cifra del 60%. Según un estudio local, es muy infrecuente en el norte de la zona y bastante habitual en las zonas de Erbil y Suleimanía, pero sólo entre la población kurda; no se daría en pueblos habitados por familias árabes o arameas. Una campaña de organizaciones locales en radio y prensa y con talleres está reduciendo la incidencia y entre las chicas más jóvenes es ahora menos frecuente que antes.

Según algunos testimonios, la costumbre se conocía también en el Kurdistán turco, pero hoy sólo se conservan referencias a ella entre las ancianas; no consta que se siga practicando. Estudios de 2013 demuestran, en cambio, que la ablación se practica en el Kurdistán iraní de forma bastante habitual. En el resto de Irán es desconocida, salvo una pequeña región del Golfo Pérsico, llamada Hormozgan, alrededor del Estrecho de Ormuz, frente a Omán, donde es muy frecuente.

También en 2013, otro estudio encargado por WADI demostró que la ablación existe también en el centro y sur de Iraq, por gran sorpresa de las propias investigadoras iraquíes, que desconocían su existencia. La pauta aquí, sin embargo, es totalmente distinta a la habitual en todos los demás países: es dos veces más frecuente en las ciudades que en los pueblos, a la mitad de las entrevistadas se la habían practicado después de cumplir los 18 años y en más de la mitad de los casos era por deseo del marido, la familia del marido o por decisión propia. Todos estos detalles hacen sospechar que no se trata de una tradición local sino de un rito reciente introducido como parte de las severas campañas de islamización de la población, tal y como ocurre también en el norte de Iraq desde la toma de poder de la milicia ISIL.

La ablación está prohibida por ley en prácticamente todos los países en los que se practica, pero estas leyes raramente se aplican. Sí han tenido el efecto de modificar el rito: en lugar de ser una costumbre asociado al paso de la niña a la pubertad, se practica cada vez más en bebés, para evitar que se rebelen y crean problemas legales.

Causas

Las causas del rito son oscuras; ninguna de las explicaciones habituales tiene base científica. En África subsahariana, el rito se presenta como una ‘purificación’ de la niña para prepararla para el papel de esposa y madre que, supuestamente, no podría ejercer sin esta mutilación ritual. Otros creen que una mujer que no pasa por el rito será estéril o que la ablación es necesaria por motivos estéticos, ya que una vulva natural sería «fea».

También hay quien señala que una mujer ‘circuncidada’ tiene un impulso sexual menor y por eso guardará más fácilmente la fidelidad conyugal. Es una afirmación tan poco fundamentada que también se puede encontrar la opinión contraria: la eterna falta de satisfacción en una mujer induciría a una mayor promiscuidad.

No se trata, al menos no en su expresión actual, de un rito de subyugación de la mujer por parte del hombre, dado que la ceremonia es siempre un asunto estrictamente femenino por el que los hombres apenas se interesan; muchas veces no tienen siquiera conocimiento del rito ni saben que éste se realiza en su propia familia. Las mujeres suelen ser —extrañamente— las más reticentes en abandonar esta tradición; muchas la practican en sus hijas o nietas incluso contra la voluntad expresa de los padres de éstas.

Lo que dice la religión

La única referencia a la ablación en la tradición teológica islámica es un hadith —frase atribuida al profeta Mahoma— que aconsejaría a una curandera “cortar sólo un poco”; hay quien interpreta esta frase como una sentencia a favor de la ablación. La gran mayoría de los teólogos, no obstante, consideran este hadith poco fiable e inadecuado para derivar de él una norma religiosa. No obstante, los alfaquíes de los países en los que la ablación es un rito ancestral, lo suelen utilizar para demostrar que es una práctica islámica.

La posición de los alfaquíes de la mezquita de Al Azhar en El Cairo —que aspira a ser el centro teológico de referencia del islam— es ambigua y ha oscilado durante el siglo XX entre la indiferencia, la condena y la ferviente reivindicación como obligación religiosa.  Hasta 1995, sus máximos teólogos criticaron los intentos del Parlamento egipcio de prohibir el rito. Esta ambigüedad favorece la práctica de la ablación y contribuye que a veces se asocie, erróneamente, al islam.
En noviembre de 2006, no obstante, una conferencia de teólogos islámicos en Egipto estableció, bajo la batuta del nuevo jeque de Al Azhar, que la práctica no podía considerarse como recomendada por el islam. Tras la muerte de una niña de 12 años en 2007, el gran muftí de Egipto reiteró que la ablación estaba “prohibida”.En 2014, la milicia radical wahabí ISIL en Iraq anunció que la ablación iba a practicarse a las mujeres en los territorios bajo su control, asociando así esta mutilación al «islam» en cuyo nombre dicen actuar.

La Iglesia Copta rechaza oficialmente la mutilación genital femenina, pero entre la población copta se sigue practicando.

También en Israel se rechaza asociar la ablación a la religión judía y se subraya que su práctica entre los judíos de Etiopía no se debía a razones religiosas sino culturales.

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