Opinión

Europa, Voltaire, la mafia

Saverio Lodato
Saverio Lodato
· 5 minutos

opinion
Palermo | Octubre 2019

Yo no comparto tu elección de traficar con heroína, cocaína, drogas de cualquier tipo, armas, seres humanos; no comparto tu elección de adueñarte ilegalmente del dinero público que no es tuyo; de reprimir los derechos de los demás, violando, en una sola palabra, los principios elementares de la democracia y de la convivencia civil; de pertenecer a una o a más organizaciones secretas,ya sean Mafia, ‘Ndrangheta, Camorra, Sacra Corona Unita o la Masonería, para perseguir, cueste lo que cueste, el objetivo de enriquecerte de manera ilícita.

Yo no comparto tu elección de empuñar armas para deshacerte de los obstáculos que encuentres en tu camino, en el caso de que personas de buena voluntad, y tal vez algún aislado, muy aislado, representante del Estado, se interpongan en el desarrollo de tus proyectos criminales.

Y por supuesto, por todo lo que he dicho hasta aquí, no comparto tu elección de sacar dinamita, reventar edificios y carreteras, destripar a jueces importantes como hiciste con Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, y decenas de hombres con uniforme, carabineros y policías, políticos a contracorriente, periodistas, empresarios y curas culpables de interponerse en tu camino. No opino igual que tú. ¿Pero quién soy yo para juzgarte?

Nunca me atrevería a juzgarte por tratar con políticos, instituciones o carabineros a son de bombas

Tampoco comparto tu elección, faltaría más, de manipular los procesos, matar a testigos y colaboradores, corromper funcionarios del Estado, falsificar pruebas con la complicidad de quien debería estar en el otro bando. Y todo esto con la esperanza de irte de rositas, de darle la vuelta a las sentencias que no te gustan y de volver a ser libre para vivir como un pajarito en el bosque.

Nunca me atrevería a juzgarte por haber tratado con políticos, instituciones o carabineros a son de bombas. Es lo que siempre has hecho y que, impertérrito, sigues haciendo. Y podría seguir, para que entiendas que yo no comparto para nada tus ideas, menos aún que tus elecciones.
Pero hay algo que has de saber y quiero que lo sepas.

Lucharé hasta el final para que tu tengas pleno derecho a vivir tu vida, sin renunciar al peso de tus ideas, de tus elecciones (lo repito: no las comparto); lucharé hasta el final para que no te castiguen con “condenas de anulación”, como ahora definen la condena de cadena perpetua.

Lucharé hasta el final para que tú puedas disfrutar, como todos los demás presos de este mundo, y desde siempre, del “derecho al trabajo”, dentro y fuera de la cárcel; de “vacaciones premio” para salir a ver a tu mujer, tus hijos, tus nietos, porque al corazón no se manda; de verdaderas medidas alternativas a la cárcel. ¿Recuerdas cuando enviaron a Silvio Berlusconi a contar chistes en los asilos? Sería esa la idea, también para ti. Sabes lo que estoy pensando.

Que aún no es suficiente para ti, porque temes que el Estado quiera algo a cambio. Pues quiero tranquilizarte del todo.

Nadie te pedirá que reniegues de tus ideas y tus elecciones criminales que han plasmado tu existencia

No tengas miedo.

Nadie te pedirá que te arrepientas y colabores con la justicia.

Nadie te pedirá que dejes tu organización secreta a la que perteneces. Quizás se podrá ver si, en los días pares, o en los impares, se te podría reconocer también el derecho de hacer una visita a tu club de pertenencia para volver a ver a tus viejos amigos.

Nadie te pedirá que reniegues de tus ideas y tus elecciones criminales que han plasmado hasta aquí toda tu existencia.

Estamos en el tercer milenio, por si no te has enterado. Es el garantismo, colega. Vivimos en la Europa de los derechos y de las oportunidades.

El martes se reunirá la Gran Sala del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. El tema central del debate será tu derecho de mafioso de tener, hasta el final, tus ideas y hacer, con total tranquilidad, tus elecciones (ideas y elecciones que no comparto, te lo repito) sin tener que pagar –a saber por qué– ningún suplemento.

Llama inmediatamente a tus abogados e invítalos a apelar: hay buenas posibilidades de que pronto para ti se abran las puertas de la cárcel.

Desde el más allá de la inmortalidad, hombres como Giovanni Falcone y Paolo Borsellino van y vienen. Solo mi Voltaire, nuestro Voltaire –el de todos los garantistas (y somos muchos)– es inmortal.
·

© Saverio Lodato | Publicado en Antimafiaduemila | 6 Octubre 2019 | Traducción del italiano: Carolina Pisanti

¿Te ha gustado esta columna?

Puedes ayudarnos a seguir trabajando

Donación únicaQuiero ser socia
manos