Eras

Astrolabio (siglo XIII, Al-Andalus) | © Ilya U. Topper / M’Sur

Una era es un sistema para contabilizar el tiempo transcurrido desde un punto cero determinado, normalmente expresado en años. La más conocida, y utilizada hoy prácticamente en todo el planeta, es la llamada era cristiana, que fija el punto cero en el supuesto nacimiento de Jesucristo en la época romana. Además de ella, en el ámbito mediterráneo se utilizan hoy media docena de otras eras, y decenas más se han empleado en diferentes documentos históricos en los últimos dos milenios.

A menudo, la era se asocia a un calendario concreto: la de la hégira se emplea normalmente junto al calendario lunar islámico, la era cristiana se asocia al calendario gregoriano… Pero se pueden utilizar distintas eras con un mismo calendario, e igualmente hay calendarios distintos que utilizan la misma era.

Era cristiana

Hégira

Era de la Creación

Era de los Mártires

Era de la encarnación

Eras históricas

Era de Sheshonq

Zodiaco

Prácticamente todas las eras se empezaron a usar siglos después del suceso que toman como punto cero. Para determinar el tiempo transcurrido, desde muy temprano la humanidad recurrió a la astronomía, sobre todo fijando los equinoccios de primavera y otoño (momento en el que día y noche tienen la misma duración) y los solsticios de invierno (el día más corto del año) y de verano (la noche más corta del año). El lento movimiento de estos ‘puntos cardinales’ del año a través de los siglos se puede calcular observando qué estrellas están más cerca del sol en el momento del equinoccio o solsticio. Para tal fin se fijaron constelaciones de estrellas a lo largo del trayecto que sol, luna y planetas recorren – visualmente – en el cielo.

Esta ciencia astronómica estaba ya muy avanzada en épocas de la Grecia clásica, pero fue perfeccionada por los científicos de habla árabe y persa en los siglos VIII-XIII d.C. Inventaron el astrolabio, un instrumento que permitía determinar con gran precisión fenómenos astronómicos en cualquier punto de la tierra y, con ello, también determinar distancias geográficas. Este avance tecnológico contribuyó de forma determinante a la expansión marítima de España y Portugal a partir del siglo XV.

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